El artista Austin Kleon publica una tabla de consejos que toman la lectura como una especie de fitness mental.
Estos son siete consejos (algunos algo dudosos) para los que se prometen leer más durante este año:
1- Lanza tu móvil al océano (o ponlo en Modo Avión).
Si esa amiga no contesta al teléfono, probablemente lo lanzó en el Mar Rojo para sumergirse en la travesía de En busca del tiempo perdido de Proust. No esperes gran cosa de ella en las próximas semanas: son siete partes. Cuando llegue a El tiempo recobrado, o no te querrá como amigo (la cháchara sobre fútbol o Breaking Bad le parecerá, por así decirlo, una pérdida de tiempo) o necesitará desesperadamente una copa y media farmacia de barrio. El gesto no carece de épica y parece la típica cosa que le pide el Sensei a un karate kid de la lectura (o el Maestro Yoda a su padawan con gafas: arrójalo a ese mar con la mente).
2- Lleva un libro encima en todo momento.
Un consejo que parece ser una verdadera navaja suiza: por un lado, el libro como complemento (los pendientes, el sombrero, la gabardina, la pipa, el libro) y por el otro, la contrarreloj (puedes ganar una página si lees en ese semáforo en rojo).
3- Ten otro libro listo antes de acabar el que estás leyendo. Haz una pila de libros que leerás o cárgalos en el eReader.
¿Verdad que, a lo tonto, comes más en un bufet libre o en una cena de pica-pica que cuando te ponen toda la comida en un plato? La idea de tener la mesilla llena de títulos disparará, según Kleon, tu hambre lectora. Leer es una tarea de Sísifo: nunca acabas de leer. Por muchos manuales de los 100 libros que debes leer antes de mudarte al otro barrio que manejes, en realidad (¡spoiler!) nunca son cien. De hecho, sentimos decir que si te gusta leer cuanto más leas menos pensarás que has leído.
4- Si no estás disfrutando un libro, o aprendiendo mucho de él, abandónalo inmediatamente.
Kleon aquí se permite una concesión. Parece una perogrullada, pero hay quien insiste en acabar los libros que no le gustan en un ejercicio autoflagelador propio de un nazareno lector. Esos libros que agonizan en la cisterna del retrete marcados con un tramo de papel higiénico varado en el mismo capítulo durante eones. Abandonarlos, y estamos ante quizás el consejo más juicioso de Kleon, es lo más parecido a no descartar un plato de comida que sabes que te está sentando mal.
5- Programa una hora de lectura de no ficción al día (la hora del almuerzo o cualquier rato muerto servirán).
Aquí el perscriptor regresa a la disciplina del profesor de fitness severo. Parece decir que aunque estés devorando la novela de tu vida (regalada por el amor de tu vida), deberás detenerte para leer aquel ensayo sobre las Islas Galápagos durante sesenta minutos.
6- Vete a la cama una hora antes y lee ficción (te ayudará a dormir).
La idea de la novela como Valeriana. La lectura para descabezar un sueñecito es antigua y tiene mucho predicamento, aunque a la gente que lee con pasión le parezca más contradictoria que echarse al coleto un termo de un litro de café pasada la medianoche. Si te está gustando, es probable que no te duermas hasta las mil.
7- Publica en algún blog lo que lees y comparte lo que lees en alguna red social (así otros también te recomendarán lecturas).
El autor de esta tabla de ejercicios remata aquí con la visión definitiva de la lectura como ejercicio físico. De los creadores de publica las calorías que has quemado con esa carrerita mañanera llega: demuéstrale al mundo cuántas páginas puedes leer. El consejo entronca con la extraña idea de que el placer llega cuando se ha leído (y por tanto cuando se dice que se ha leído) y no cuando se está leyendo. Es una visión de la lectura que retrotrae a la imagen del adolescente que disfruta más explicando a sus amigotes con qué chica se ha ido a la cama que yaciendo y dándose arrumacos con ella.
Véase además:
Fuente: El País
Estos son siete consejos (algunos algo dudosos) para los que se prometen leer más durante este año:
1- Lanza tu móvil al océano (o ponlo en Modo Avión).
Si esa amiga no contesta al teléfono, probablemente lo lanzó en el Mar Rojo para sumergirse en la travesía de En busca del tiempo perdido de Proust. No esperes gran cosa de ella en las próximas semanas: son siete partes. Cuando llegue a El tiempo recobrado, o no te querrá como amigo (la cháchara sobre fútbol o Breaking Bad le parecerá, por así decirlo, una pérdida de tiempo) o necesitará desesperadamente una copa y media farmacia de barrio. El gesto no carece de épica y parece la típica cosa que le pide el Sensei a un karate kid de la lectura (o el Maestro Yoda a su padawan con gafas: arrójalo a ese mar con la mente).
2- Lleva un libro encima en todo momento.
Un consejo que parece ser una verdadera navaja suiza: por un lado, el libro como complemento (los pendientes, el sombrero, la gabardina, la pipa, el libro) y por el otro, la contrarreloj (puedes ganar una página si lees en ese semáforo en rojo).
3- Ten otro libro listo antes de acabar el que estás leyendo. Haz una pila de libros que leerás o cárgalos en el eReader.
¿Verdad que, a lo tonto, comes más en un bufet libre o en una cena de pica-pica que cuando te ponen toda la comida en un plato? La idea de tener la mesilla llena de títulos disparará, según Kleon, tu hambre lectora. Leer es una tarea de Sísifo: nunca acabas de leer. Por muchos manuales de los 100 libros que debes leer antes de mudarte al otro barrio que manejes, en realidad (¡spoiler!) nunca son cien. De hecho, sentimos decir que si te gusta leer cuanto más leas menos pensarás que has leído.
4- Si no estás disfrutando un libro, o aprendiendo mucho de él, abandónalo inmediatamente.
Kleon aquí se permite una concesión. Parece una perogrullada, pero hay quien insiste en acabar los libros que no le gustan en un ejercicio autoflagelador propio de un nazareno lector. Esos libros que agonizan en la cisterna del retrete marcados con un tramo de papel higiénico varado en el mismo capítulo durante eones. Abandonarlos, y estamos ante quizás el consejo más juicioso de Kleon, es lo más parecido a no descartar un plato de comida que sabes que te está sentando mal.
5- Programa una hora de lectura de no ficción al día (la hora del almuerzo o cualquier rato muerto servirán).
Aquí el perscriptor regresa a la disciplina del profesor de fitness severo. Parece decir que aunque estés devorando la novela de tu vida (regalada por el amor de tu vida), deberás detenerte para leer aquel ensayo sobre las Islas Galápagos durante sesenta minutos.
6- Vete a la cama una hora antes y lee ficción (te ayudará a dormir).
La idea de la novela como Valeriana. La lectura para descabezar un sueñecito es antigua y tiene mucho predicamento, aunque a la gente que lee con pasión le parezca más contradictoria que echarse al coleto un termo de un litro de café pasada la medianoche. Si te está gustando, es probable que no te duermas hasta las mil.
7- Publica en algún blog lo que lees y comparte lo que lees en alguna red social (así otros también te recomendarán lecturas).
El autor de esta tabla de ejercicios remata aquí con la visión definitiva de la lectura como ejercicio físico. De los creadores de publica las calorías que has quemado con esa carrerita mañanera llega: demuéstrale al mundo cuántas páginas puedes leer. El consejo entronca con la extraña idea de que el placer llega cuando se ha leído (y por tanto cuando se dice que se ha leído) y no cuando se está leyendo. Es una visión de la lectura que retrotrae a la imagen del adolescente que disfruta más explicando a sus amigotes con qué chica se ha ido a la cama que yaciendo y dándose arrumacos con ella.
Véase además:
Un post muy interesante ^^
ResponderEliminarBesos!