El escritor, británico nacido en Japón, es autor de novelas como 'Los restos del día'
“En un tiempo en que impera la incertidumbre sobre los valores del mundo, sus líderes y su seguridad”, el escritor británico Kazuo Ishiguro, galardonado este jueves con el Premio Nobel de Literatura 2017, espera que el hecho de que alguien como él reciba este “magnífico honor” contribuya a “alentar, aunque sea de una manera pequeña, las fuerzas de la benevolencia y la paz”.
El autor de Los restos del día (1989) ha recibido este jueves en Londres a un grupo de periodistas, presa aún del asombro. “Estaba sentado en mi cocina, escribiendo unos mails y preparándome para una comida temprana, cuando me llamó mi agente y me dijo que creía que estaban anunciando que me habían dado el Nobel. Pero en estos tiempos de noticias falsas, no me lo creí hasta que llamó la BBC. Qué quieren, soy un tipo chapado a la antigua”, ha reconocido el autor de 62 años. “Nunca me creí un candidato. Pensaba que era algo que le pasaba a los autores viejos, y esto me ha hecho comprender que ya lo soy. Ha sido una sorpresa genuina. De haberlo imaginado, me habría lavado al menos el pelo, y no habría venido directamente de la cocina a hablar con ustedes”.
El Nobel para Ishiguro constituye una sorpresa, en la medida en que su nombre no figuraba en las quinielas. Es el segundo escritor en lengua inglesa consecutivo que consigue el Nobel, después de Bob Dylan el año pasado. Pero el reconocimiento a Ishiguro será sin duda menos controvertido y, también, menos osado, al tratarse de un autor de amplio reconocimiento que cuenta ya con prestigiosos galardones como el Booker.
La Academia sueca llevaba dos años estirando las fronteras de la literatura al premiar a Dylan, un compositor, y a Svetlana Alexiévich, una periodista. Con Ishiguro, regresa al cauce convencional de la mano de un novelista al que, además, la exitosa adaptación al cine de dos de sus novelas (Lo que queda del día y Nunca me abandones, en sus títulos en la pantalla) le ha permitido llegar a un público masivo.
El jurado ha destacado “sus novelas de gran fuerza emocional que han descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo”. Ya desde su primera novela, Pálida luz en las colinas (1982), la prosa de Ishiguro ha explorado los conflictos entre la experiencia y la memoria. Tema que resulta aún más evidente en Los restos del día (1989), su tercera novela, que ganó el premio Booker y en cuya adaptación cinematográfica Anthony Hopkins interpretó al mayordomo que sirve a un aristócrata inglés en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. “En mi carrera he mirado a individuos que sufren enfrentándose a los recuerdos de su pasado, algo aplicable también a las comunidades y a las naciones. Como autor, una de las cosas que me fascinan es determinar cuándo es mejor recordar y cuándo es mejor olvidar”, ha explicado este jueves en Londres.
Nacido el 8 de noviembre de 1954 en Nagasaki (Japón), Kazuo Ishiguro se trasladó a los cinco años con su familia a Surrey, Inglaterra, donde a su padre le ofrecieron un trabajo como oceanógrafo. Su puerta de entrada a la lectura fueron las aventuras del muy británico Sherlock Holmes, que leía de niño en la biblioteca local. Estudió literatura inglesa y filosofía en la universidad de Kent. Después cursó el prestigioso posgrado de escritura creativa de la universidad de East Anglia, donde tuvo de profesores a Malcolm Bradbury y Angela Carter.
Escritor audaz y meticuloso, es autor de siete novelas, que escribe en inglés, todas publicadas en español por Anagrama. La última, El gigante enterrado, explora también, en esta ocasión desde el género fantástico, cómo la memoria se relaciona con el olvido, la historia con el presente y la ficción con la realidad. También ha firmado libros de relatos y guiones de cine y televisión. Admirador de Dylan, su predecesor en la lista de los Nobel, toca la guitarra y ha escrito letras para el cantante de jazz Stacey Kent.
Sara Danius, secretaria de la Academia Sueca, ha recurrido para describir su estilo a Jane Austen, Kafka y Proust. “Son escritores importantes para mí”, ha admitido Ishiguro. “Pero Charlotte Brontë es la novelista victoriana que más me ha influido. Kafka abrió muchas posibilidades para mí. Una parte de Proust la encuentro aburrida y esnob, pero cuando es bueno es absolutamente increíble”.
Junto a Martin Amis, Ian McEwan, Hanif Kureishi, Salman Rushdie o Julian Barnes, Ishiguro pertenece a la generación de novelistas británicos que, en los años 80 del siglo pasado, renovaron la narrativa anglosajona. Su éxito comercial les proporcionó una popularidad que trascendió los estrechos límites del mundo literario, y que Ishiguro ha tratado siempre de rehuir. No por ello ha dejado de pronunciarse, a través de esporádicos artículos en prensa, sobre temas de actualidad como el Brexit, con el que ha sido muy crítico.
“No soy periodista, mi papel no es comentar la actualidad sino dar un paso atrás”, ha advertido. “Pero estamos en tiempos inciertos. Todos tenemos la responsabilidad de ser parte de lo que pasa en el mundo. Una de nuestras tareas es determinar donde empiezan y terminan nuestras responsabilidades públicas. Mucha gente ha perdido la confianza y sufre para encontrar su camino. Confío en que la literatura sirva para ello”.
Fuente: El País
Véase además:
Las tres obras imprescindibles del Nobel de Literatura
Un nobel muy querido por el cine
El escritor Kazuo Ishiguro posa en el patio del "Royal Academy of Arts" en Picadilly, Londres, Reino Unido. |
El autor de Los restos del día (1989) ha recibido este jueves en Londres a un grupo de periodistas, presa aún del asombro. “Estaba sentado en mi cocina, escribiendo unos mails y preparándome para una comida temprana, cuando me llamó mi agente y me dijo que creía que estaban anunciando que me habían dado el Nobel. Pero en estos tiempos de noticias falsas, no me lo creí hasta que llamó la BBC. Qué quieren, soy un tipo chapado a la antigua”, ha reconocido el autor de 62 años. “Nunca me creí un candidato. Pensaba que era algo que le pasaba a los autores viejos, y esto me ha hecho comprender que ya lo soy. Ha sido una sorpresa genuina. De haberlo imaginado, me habría lavado al menos el pelo, y no habría venido directamente de la cocina a hablar con ustedes”.
BREAKING NEWS The 2017 #NobelPrize in Literature is awarded to the English author Kazuo Ishiguro pic.twitter.com/j9kYaeMZH6— The Nobel Prize (@NobelPrize) 5 de octubre de 2017
El Nobel para Ishiguro constituye una sorpresa, en la medida en que su nombre no figuraba en las quinielas. Es el segundo escritor en lengua inglesa consecutivo que consigue el Nobel, después de Bob Dylan el año pasado. Pero el reconocimiento a Ishiguro será sin duda menos controvertido y, también, menos osado, al tratarse de un autor de amplio reconocimiento que cuenta ya con prestigiosos galardones como el Booker.
La Academia sueca llevaba dos años estirando las fronteras de la literatura al premiar a Dylan, un compositor, y a Svetlana Alexiévich, una periodista. Con Ishiguro, regresa al cauce convencional de la mano de un novelista al que, además, la exitosa adaptación al cine de dos de sus novelas (Lo que queda del día y Nunca me abandones, en sus títulos en la pantalla) le ha permitido llegar a un público masivo.
El jurado ha destacado “sus novelas de gran fuerza emocional que han descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo”. Ya desde su primera novela, Pálida luz en las colinas (1982), la prosa de Ishiguro ha explorado los conflictos entre la experiencia y la memoria. Tema que resulta aún más evidente en Los restos del día (1989), su tercera novela, que ganó el premio Booker y en cuya adaptación cinematográfica Anthony Hopkins interpretó al mayordomo que sirve a un aristócrata inglés en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. “En mi carrera he mirado a individuos que sufren enfrentándose a los recuerdos de su pasado, algo aplicable también a las comunidades y a las naciones. Como autor, una de las cosas que me fascinan es determinar cuándo es mejor recordar y cuándo es mejor olvidar”, ha explicado este jueves en Londres.
Nacido el 8 de noviembre de 1954 en Nagasaki (Japón), Kazuo Ishiguro se trasladó a los cinco años con su familia a Surrey, Inglaterra, donde a su padre le ofrecieron un trabajo como oceanógrafo. Su puerta de entrada a la lectura fueron las aventuras del muy británico Sherlock Holmes, que leía de niño en la biblioteca local. Estudió literatura inglesa y filosofía en la universidad de Kent. Después cursó el prestigioso posgrado de escritura creativa de la universidad de East Anglia, donde tuvo de profesores a Malcolm Bradbury y Angela Carter.
Escritor audaz y meticuloso, es autor de siete novelas, que escribe en inglés, todas publicadas en español por Anagrama. La última, El gigante enterrado, explora también, en esta ocasión desde el género fantástico, cómo la memoria se relaciona con el olvido, la historia con el presente y la ficción con la realidad. También ha firmado libros de relatos y guiones de cine y televisión. Admirador de Dylan, su predecesor en la lista de los Nobel, toca la guitarra y ha escrito letras para el cantante de jazz Stacey Kent.
Sara Danius, secretaria de la Academia Sueca, ha recurrido para describir su estilo a Jane Austen, Kafka y Proust. “Son escritores importantes para mí”, ha admitido Ishiguro. “Pero Charlotte Brontë es la novelista victoriana que más me ha influido. Kafka abrió muchas posibilidades para mí. Una parte de Proust la encuentro aburrida y esnob, pero cuando es bueno es absolutamente increíble”.
Junto a Martin Amis, Ian McEwan, Hanif Kureishi, Salman Rushdie o Julian Barnes, Ishiguro pertenece a la generación de novelistas británicos que, en los años 80 del siglo pasado, renovaron la narrativa anglosajona. Su éxito comercial les proporcionó una popularidad que trascendió los estrechos límites del mundo literario, y que Ishiguro ha tratado siempre de rehuir. No por ello ha dejado de pronunciarse, a través de esporádicos artículos en prensa, sobre temas de actualidad como el Brexit, con el que ha sido muy crítico.
“No soy periodista, mi papel no es comentar la actualidad sino dar un paso atrás”, ha advertido. “Pero estamos en tiempos inciertos. Todos tenemos la responsabilidad de ser parte de lo que pasa en el mundo. Una de nuestras tareas es determinar donde empiezan y terminan nuestras responsabilidades públicas. Mucha gente ha perdido la confianza y sufre para encontrar su camino. Confío en que la literatura sirva para ello”.
Fuente: El País
Véase además:
Las tres obras imprescindibles del Nobel de Literatura
Un nobel muy querido por el cine
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