Titulo: El canto del bandoneón
Autor: Hans D. Meyer zu Düttingdorf
Sello: Ediciones B
Fecha publicación: 07/2015
Páginas: 472
ISBN: 978-84-666-5577-4
Idioma: español
Colección: Grandes Novelas
Dos historias en tiempos diferentes: una, que transcurre en el presente, está protagonizada por Christina. Esta periodista berlinesa encuentra una postal que su madre recién muerta tenía escondida detrás de un sillón. Christina, que sabe muy poco del pasado de su madre, se sumerge en la búsqueda del significado de esa foto y por qué está oculta. En ella aparece un grupo de tango, la foto fue sacada en Buenos Aires y le llama la atención el hombre del bandoneón.
En paralelo, el autor nos introduce en la historia de Emma,
una alemana quien conoce a su marido Juan (terrateniente argentino) y se va a
vivir con él a Buenos Aires. Eran los años ’20, y Emma vive una historia de
amor que marcará finalmente la vida de Christina.
¿Qué decir? La novela es una fiesta de clichés. Todo,
absolutamente todo lo que pasa, incluso las épocas que usa el autor para
contextualizar la novela, son completamente predecibles. Nada sorprende en esta historia.
Me da la sensación de que fueron tantas las cosas que
quisieron desarrollar en el libro, que terminaron por hacer algo completamente
aburrido y predecible. Los personajes principales no resultan agradables, y
mucho menos creíbles. Los guiones son tan armados que parece una mala comedia
romántica hollywoodense, de esas que van a pasar por Telefe mal dobladas las
veces que puedan, o que vas a ver a Virginia Lago diciéndote “que linda
película” con voz melosa. Por otra parte, los contextos parecen salidos de una
tarea de historia de chicos de secundaria, donde la forma que se usa para dar a
entender la época es completamente obvia. Simplemente no es una buena novela histórica. Tomaron dos hechos que sensibilicen al mundo, y quizás particularmente
al público de los lugares donde transcurren las historias: los nazis y la
dictadura. El autor repetía una y otra vez las mismas conversaciones entre
personajes distintos, a veces entre los mismos. No es fluida y no resulta
creíble desde ningún puntos de vista.
Por otra parte, pensaba “bueno, la novela es alemana. Quizás
si la pudiera leer en alemán…”. Pero no la puedo leer en alemán y es probable
que nunca pueda hacerlo. Y de eso se tratan las traducciones: que alguien que
no hable ni entienda tu idioma también pueda leerte. Si vas a traducir tu
novela a otra lengua tan distinta, y sobre todo cuando tiene particularidades
en el léxico que la diferencia de su lengua madre, como es el español de Argentina, hay que estar conscientes de que están modificando toda tu obra. Las
conversaciones entre los personajes argentinos varían del tu al vos en la misma página, todo
el tiempo. Nadie habla así acá, o eso espero, si no sería “demencial”.
Pero lo cierto es que quizás le sobre amor. No dudo que el
autor y su pareja (a quien en los agradecimientos denomina coautor) le pusieron
muchísimo amor. Pero con el amor solamente no haces una novela buena, menos una
novela histórica, donde pones a prueba tu habilidad para hacerme creer que esto
puede pasar: de eso se trata el realismo. ¡Si no para algo existen las novelas
fantásticas, por favor!
Lamentablemente, esta vez no disfruto reseñando. Pero quizás
yo no soy el público adecuado: tengamos en cuenta que todo el mundo es un
lector en potencia de esta novela, yo ni siquiera soy una pequeña parte. Pero como
la lectora asidua que me considero, lector/a amigx, no puedo recomendarte esta
novela. No si lo que más te gusta de leer es cerrar el libro con una sonrisa de
satisfacción y ese sabor que te deja saber que tenés algo valioso entre las
manos y en tu memoria.
Sobre el autor:
Véase además:
Estimada lectora, cuando uno produce algo no puede esperar que a todos le guste..le pasa a los arquitectos..a los pintores..a los directores de cine..e incluso a los plomeros. En algo tiene razon, escribimos este libro con mucho amor y poca experiencia literaria, y somos los mas sorprendios del exito que tiene en ya 5 idiomas y 27 paises. Yo soy el coautor que usted nombra..en realidad el autos, ya que el libro lo escribimos juntos con mi pareja alemana, pero por cuestiones legales la editorial no quiso una doble autoria..la opcion era un pseudonimo..o un autor y un coautor...cosas legales que yo no no manejo. En octubre sale nuestra segunda novela y le recomiendo amablemente, no la lea, porque se desilucionara tanto como con la primera, afectuosos saludos de Berlin. Juan Carlos Risso.
ResponderEliminarHola, qué tal? Le comento, Juan Carlos Risso, que publiqué esta reseña hace ya un par de años. Si bien releyéndola noto que fui bastante cruel, por lo que recuerdo del libro sigo pensando más o menos lo mismo. De todas maneras, siendo que fue su primer proyecto, leería con gusto el segundo.
EliminarPor otro parte, si remarcaría algo que escribí en esta reseña y que sigo considerando importante: en la novela recuerdo que muchos personas argentinos ubicados en el presente hablaban muy mal el español de Buenos Aires. Era ruidoso en la lectura, y ciertos personajes que podían llegar a funcionar, o ciertos matices de la historia que podían ser interesante, quedaban opacados por ese ruido. Es simplemente una observación. Saludos, y éxitos!
Acabo de leer el libro en cuestión y como nieto de inmigrantes alemanes a Argentina me resultó interesante por algunos hechos que me resultan familiares. Pero lo cierto es que el autor no investigó con rigor algunos "clichés" que introduce en la novela.
EliminarPrimero y muy destacable, es que asume que los inmigrantes en 1927 (quince años después del hundimiento del Titanic) llegaban y desembarcaban en la Boca. Error: Ya desde 1897 lo barcos transatlánticos llegaban a Dársena Norte, a varios kilómetros de distancia de la Boca. Esto vale también cuando van a ese barrio para realizar trámites de inmigración. Me imagino que al autor le habrán dicho, como a todos los turistas que visitan el barrio, que el mismo se formo junto al puerto por gente que trabajaba en el. Pero eso fue en épocas muy anteriores. De las demás localizaciones no puedo analizarlas, porque no las conozco en detalle.
Cuando el personaje de la periodista Christina encuentra al personaje Raúl, si bien no lo describe mucho, sí que nos quedamos con la sensación de un hombre maduro todavía vigoroso. Pero ese hombre debería andar ya por los 80 años.
Otro tema es el de la "Escritura Sütterlin" (Deutsche Schrift o escritura alemana). El autor parte del supuesto que esta escritura fue introducida en Prusia a partir de 1915 y con ello hace cálculo de la antigüedad de la tarjeta. Pero yo tengo documento de mi abuelos, emitidos en 1904 en Antepomerania (al norte de Berlin), escritos con ese tipo de escritura.
Mi nombre: Carlos Roberto Köster (carlos.koster@gmail.com)
Un gran saludo