Manuscritos de la Colonia, joyas que requieren ser digitalizadas

Obras bolivianas de ese período histórico no fueron suficientemente estudiadas porque están en bibliotecas de órdenes religiosas y requieren digitalización.

Dos volúmenes de Bibliotheca Boliviana Antiqua de Barnadas.

Bolivia tiene un extenso número de manuscritos e impresos coloniales de producción autóctona, pero "faltan manos” para investigarlos, sostiene  Andrés Eichmann, filólogo hispánico y presidente de la Sociedad Boliviana de Estudios Clásicos. El hispanista argentino, que radica en el país hace más de 20 años, asegura  que llama la atención "el desajuste entre la densidad de obras que hay en Bolivia y la escasez de estudios”. 

El brasileño Roberto Hofmeister, que llegó al país para hablar de escolástica en la Colonia, explica que sus investigaciones en Bolivia, y en otros países como Perú, se ven obstaculizadas por la falta de digitalización de piezas que están, sobre todo, en bibliotecas de órdenes religiosas.

Otra dificultad que identificó  es que la mayoría de los textos se hallan total o parcialmente en latín, lengua que no es ampliamente enseñada en Bolivia.

Entre el 24 y el 26 de agosto se desarrolló el X Encuentro Internacional de Estudios Clásicos en Potosí. Más de 20 académicos se reunieron para dar cuenta del legado grecorromano en diversos productos culturales de América Latina desde la Colonia hasta la actualidad. Los artistas y hombres de letras del periodo colonial -según dan cuenta los estudios- utilizaron con "ingenio” las referencias clásicas para enriquecer sus obras. 

Si bien hay valiosos estudios sobre las obras impresas que registran las bibliotecas nacionales como los de Josep Barnadas y Marcela Inch, según indican Eichmann y Hofmeister, los manuscritos son piezas únicas que en muchos casos requieren ser inventariadas, digitalizadas y estudiadas. En Chile y Colombia, explica el mencionado filósofo brasileño y el colombiano Ricardo del Molino, se avanzó  más en el registro de estos textos.

Eichmann aclara que Inch, durante su gestión como directora del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) entre el 2002 y el 2011, adquirió maquinaria para digitalizar los documentos que posee la institución;  Rossana Barragán hizo lo propio, cuando fue directora del Archivo de La Paz entre   2005 y  2011. Dicha labor es valiosa, según explican los académicos, para evitar la manipulación y desgaste de los materiales.


FOTOS: STEFANY DIEZ DE MEDINA. Andrés Eichmann revisa 
un tomo de Bibliotheca Boliviana Antiqua de Josep Barnadas.

Sin embargo, "centenares o hasta millares” de manuscritos -afirma Hofmeister y concuerda Eichmann- se hallan en archivos de órdenes religiosas de difícil acceso por el escaso personal. El académico brasileño cuenta que en el convento franciscano de Cusco no pudieron entrar a la biblioteca el día planeado, porque sólo cinco frailes manejaban el lugar y no estaba el encargado de la llave. Situaciones similares experimentó en Bolivia, Perú y Ecuador.

Andrés Eichmann también recuerda que en 2002, durante otro encuentro de estudios clásicos, visitaron el Monasterio de Santa Teresa en Potosí con los invitados. 

En una de las vitrinas había una caja de madera en la que encontraron 25 piezas de teatro breve. El hallazgo inesperado "cambió completamente el conocimiento de nuestro teatro en los siglos coloniales”, dado  que para ese momento sólo se había estudiado una comedia de Diego de Ocaña.

Andrés Orías, investigador boliviano especialista en historia del arte y de las ideas políticas, cuenta que encontró manuscritos musicales en el Archivo y Biblioteca Arquidiocesano de Sucre, ocultos dentro del empaste de cuero de libros antiguos.

Otras obras, sobre todo impresas, del periodo colonial están en bibliotecas del exterior y atraen a los investigadores foráneos. Orías y Eichmann indican que varios documentos, además de hallarse en las bibliotecas nacionales, se encuentran en la Brown University, la Biblioteca Nacional de España, la Biblioteca Nacional de Lima y el Archivo de Indias en Sevilla.

La argentina Alicia de Colombí-Monguió, que trabaja para la Universidad de Berkeley, es la principal recuperadora de Diego Dávalos y Figueroa, poeta criollo que vivió en La Paz hacia 1600. Eichmann explica que  lo que le llamó mucho la atención de Alicia  "es que los bolivianos no conocieran algo que pudiera competir con lo mejor de la época en otras partes del mundo”. 

Los graduados de la UMSA se ocupan más de las piezas coloniales, sumando sus esfuerzos a los realizados por bolivianos como Hans Van der Berg, Teresa Gisbert y José de Mesa, según el organizador del encuentro de estudios clásicos.

Los académicos consultados concuerdan en que es muy valioso estudiar las piezas coloniales del país, pues son productos culturales que dan cuenta del particular proceso de construcción de la identidad latinoamericana a través de la amalgama de influencias europeas, locales e indígenas.

Los entrevistados  están al tanto de que el discurso de la descolonización provoca que se mire con prejuicios dicha época, pero Eichmann considera que es fundamental estudiarla para "no caer en esencialismos ni en ideas de buenos y malos”. 


 Los  manuscritos
  • Dificultad   Llama la atención de los expertos "el desajuste entre la densidad de obras que hay en Bolivia y la escasez de estudios”.
  • Trabajo     Los manuscritos son piezas únicas que en muchos casos requieren ser inventariadas, digitalizadas y estudiadas.
  • Un óbice    Uno de los  obstáculos que identificó un especialista en torno a la recuperación de los manuscritos es que la mayoría de los textos se hallan total o parcialmente en latín, lengua que no es ampliamente enseñada en Bolivia.  


   Escritores coloniales

Andrés Orías: "Victorian de Villava, fiscal de Charcas, crítico de la mita, defensor de indígenas y autor de un célebre proyecto de reforma del imperio español, en el que daba un lugar igualitario a los territorios americanos. Este jurista ilustrado católico español, que murió en Chuquisaca, dejó un legado poco conocido, salvo por los especialistas”.

Andrés Eichmann: "Diego Mejía y Fernanjil, que vivió en Potosí, traduce Las Heroidas  de Ovidio hacia 1612, y hasta el siglo XX siguió siendo la edición en español que circulaba. Escribe la segunda parte del  Parnaso Antártico, poesía religiosa, y todavía estamos esperando encontrar la tercera parte que sabemos que él escribió, pero no aparece”.


Roberto Hofmeister: "Diego de Avendaño, que era un jesuita, fue rector de muchos colegios en el Virreinato del Perú, incluyendo Charcas. Tiene una obra enciclopédica de seis volúmenes que lleva el nombre de  Thesaurus Indicus, que por su valor fue publicada en Europa entre los años 1668 y 1686 y ofrece ideas de teología escolástica y de la filosofía moral. Sólo los dos primeros volúmenes fueron traducidos al español”.


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