Algunas personas creen que de esta manera se pueden desinfectar del coronavirus. Las bibliotecas tuvieron que salir a explicar que calentar los libros en el microondas no es una buena idea.
Un microondas se puede usar para calentar distintos alimentos: comida ya cocinada, una taza de agua para preparar el té o los restos de la noche anterior. Pero en ningún caso se debe usar para “calentar” libros en un intento de desinfectarlos. Por muy surrealista que pueda sonar, esto es algo que está sucediendo en Florida, donde los responsables de algunas bibliotecas han tenido que pedir que no se metan libros en el microondas.
Según el diario Tampa Bay Times, hay bibliotecarios a los que les han devuelto libros prácticamente chamuscados. Al parecer, algunos usuarios de las bibliotecas temen que estos puedan estar infectados por el coronavirus y por eso los meten en el microondas. “Creo que la gente está muy estresada, y no siempre saben lo que tienen que hacer. Seguramente pensaban que estaban haciendo lo correcto. No era una destrucción intencionada”, explica Cheryl Morales, de la Pinellas Public Library Cooperative.
“Algunas bibliotecas empezaron a darse cuenta de lo que estaba sucediendo cuando recibieron libros que se habían quemado. Cuando les preguntaban a los usuarios, estos decían ‘oh, he metido el libro en el microondas y ha explotado’”, comenta Morales.
Lo que suelen hacer muchas bibliotecas es dejar algunos de los libros que se devuelven en cuarentena durante tres o cuatro días antes de volver a ponerlos a disponibilidad de los usuarios. Hay otras bibliotecas que han tenido que explicar en sus redes sociales que calentar los libros en el microondas no es una buena idea.
“A raíz de los últimos acontecimientos, nos gustaría recordaros que no hay que meter los libros en el microondas en un intento de desinfectarlos. En primer lugar, no es así como funcionan los microondas y en segundo lugar, los libros contienen algunas piezas de metal que podrían incendiarse dentro del microondas”, puede leerse en un post de la Biblioteca Pública de Largo.
Fuente: La Vanguardia y Tampa Bay Times
Un microondas se puede usar para calentar distintos alimentos: comida ya cocinada, una taza de agua para preparar el té o los restos de la noche anterior. Pero en ningún caso se debe usar para “calentar” libros en un intento de desinfectarlos. Por muy surrealista que pueda sonar, esto es algo que está sucediendo en Florida, donde los responsables de algunas bibliotecas han tenido que pedir que no se metan libros en el microondas.
Según el diario Tampa Bay Times, hay bibliotecarios a los que les han devuelto libros prácticamente chamuscados. Al parecer, algunos usuarios de las bibliotecas temen que estos puedan estar infectados por el coronavirus y por eso los meten en el microondas. “Creo que la gente está muy estresada, y no siempre saben lo que tienen que hacer. Seguramente pensaban que estaban haciendo lo correcto. No era una destrucción intencionada”, explica Cheryl Morales, de la Pinellas Public Library Cooperative.
“Algunas bibliotecas empezaron a darse cuenta de lo que estaba sucediendo cuando recibieron libros que se habían quemado. Cuando les preguntaban a los usuarios, estos decían ‘oh, he metido el libro en el microondas y ha explotado’”, comenta Morales.
Aunque parezca mentira, hay gente que mete los libros en el microondas para "desinfectarlos" (Pexels) |
Lo que suelen hacer muchas bibliotecas es dejar algunos de los libros que se devuelven en cuarentena durante tres o cuatro días antes de volver a ponerlos a disponibilidad de los usuarios. Hay otras bibliotecas que han tenido que explicar en sus redes sociales que calentar los libros en el microondas no es una buena idea.
No los pongas en el microondas. [CHRIS URSO | Tampa Bay Times] |
“A raíz de los últimos acontecimientos, nos gustaría recordaros que no hay que meter los libros en el microondas en un intento de desinfectarlos. En primer lugar, no es así como funcionan los microondas y en segundo lugar, los libros contienen algunas piezas de metal que podrían incendiarse dentro del microondas”, puede leerse en un post de la Biblioteca Pública de Largo.
Fuente: La Vanguardia y Tampa Bay Times
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