Condenadas al olvido: bibliotecas destruidas a lo largo de la historia

Ver arder estos lugares que albergan los pensamientos de aquellos que nos precedieron es probablemente uno de los hechos más tristes que se pueden presenciar.


Grabado de 1876 que recrea el incendio de la Biblioteca de Alejandría

Eróstrato, el pastor de Éfeso, quemó el templo de Artemisa para que su nombre fuese recordado eternamente. Provocó el efecto contrario, siendo sometido a la damnatio memoriae, y con las llamas se perdió una de las maravillas del mundo antiguo que ya nunca podremos recuperar. Muchísimos años después, el fuego también acabaría con miles de obras durante la quema de libros en la Alemania nazi, aunque el resultado sería muy parecido: una pérdida irreparable para toda la humanidad. 

Decía Heinrich Heine aquello de que donde se queman libros se acaban quemando seres humanos. Desde Alejandría a Sarajevo, la guerra no suele sacar en general lo mejor de las personas sino más bien al contrario. El caos y la barbarie no se llevan bien con el conocimiento, y ver arder una biblioteca, que alberga los pensamientos y las ideas de millones de personas que nos precedieron es probablemente uno de los hechos más tristes que alguien puede presenciar. Desgraciadamente, se ha repetido demasiado a lo largo del tiempo.


La biblioteca de Alejandría

La que es probablemente la biblioteca más famosa de la historia de la humanidad surgió poco después de la fundación de la ciudad por Alejandro Magno en el 331 a.C. Según Vitruvio era 'la editorial más grande de la Antigüedad' y llegó a albergar, en sus mejores tiempos, hasta 700.000 obras. La idea era compilar todas las obras del ingenio humano, independientemente de la época, la lengua o el país, para así crear una colección inmortal.


Tolomeo I inaugura la Gran Biblioteca de Alejandría.

Sin embargo, el tiempo pudo con ella y se convertiría en pasto de las llamas durante el asedio de Julio César a la ciudad. En aquellos momentos la destrucción fue parcial. La leyenda cuenta que años más tarde Marco Antonio donó un gran número de libros provenientes de la biblioteca de Pérgamo, en compensación. De cualquier manera, fue cayendo en declive debido a los conflictos políticos, la peste Antonina que asoló Egipto y la posterior proclamación del cristianismo. La invasión árabe fue la que dio el golpe final a una biblioteca que había ido perdiendo importancia en los siglos anteriores.


Biblioteca de Asurbanipal

En la ciudad asiria de Nínive (hoy en Irak) se alzaba esta gran biblioteca que fue ampliada por el rey que le da nombre. Albergaba una extensa colección de tablillas hechas de arcilla, cubiertas de una escritura fina por ambos lados, llegándose a reunir unas 22.000 y formando, con ello, la colección más completa que se conoce de escritura cuneiforme. Gramática, magia, religión, ciencias, arte, historia, literatura... eran muchos los temas que se trataban en dichas tabillas.


Una tablilla con parte del contenido de 'La epopeya de Gilgamesh'.

Cuando Nínive fue arrasada en el 612 a.C se destruyó esta magnífica biblioteca, que contenía relatos tan famosos como 'La Epopeya de Gilgamesh' o 'El pobre hombre de Nipur', procedente de 'Las mil y una noches'.


Biblioteca Imperial de Constantinopla

Ubicada en la actual Estambul, entonces capital del Imperio Bizantino, fue la última de las grandes bibliotecas del mundo antiguo, fundada por Constancio II. El emperador estableció un 'scriptorium' para que las grandes obras de la literatura griega pudieran copiarse y así conservarse: muchas de ellas se habían escrito en papiro, y cuando el material comenzó a deteriorarse se cambió al pergamino. El conocimiento que se tiene en la actualidad de la literatura griega clásica se lo debemos a esta biblioteca, que conservó conocimientos durante casi 1.000 años, cuando muchas otras bibliotecas como la de Alejandría ya habían desaparecido.

El conocimiento que se tiene en la actualidad de la literatura griega clásica se lo debemos a esta biblioteca, que conservó conocimientos durante casi 1.000 años 

A lo largo de los siglos, varios incendios destruyeron gran parte de la colección. Entre 1202 y 1204 sufrió grandes daños durante el saqueo de francos y venecianos en la Cuarta Cruzada. Probablemente gran parte de los libros se perdiera durante este periodo y la conquista de Constantinopla en 1453 contribuyó a la destrucción del resto.


Madraza de Granada

"Si en tu espíritu hace asiento el deseo del estudio y de huir de las sombras de la ignorancia, hallarás en ella el hermoso árbol del honor". Fue la única universidad pública de Al-Andalus, y la única que se ha conservado de forma parcial, inaugurada en 1349 por Yusuf I.


Interior de la Madraza en Granada.

Durante la última etapa de la Reconquista, hacia finales de 1499, fue asaltada por las tropas del cardenal Cisneros. Los libros fueron llevados a la plaza de Bib-Rambla y quemados en una hoguera pública.


Biblioteca Nacional de Perú

Aunque en 1943 fue consumida casi en su totalidad debido a un incendio de dudosa procedencia, lo cierto es que la Biblioteca Nacional de Perú ya había sufrido otras tropelías en el pasado. Durante la Guerra de la Independencia americana (entre 1823 y 1824) fue tomada por los españoles, que quemaron y escondieron el material que albergaba la biblioteca para evitar que lo cogieran los peruanos. Más tarde fue usada como cuartel durante el asedio a Lima. En 1881 fue saqueada e incendiada por tropas del ejército chileno.


Biblioteca de Sarajevo

En la noche del 25 al 26 de agosto de 1992, durante el asedio de Sarajevo sucedido en la guerra de Bosnia, miembros del Ejército serbio bombardearon el edificio en el que se encontraba la biblioteca. Citando a Arturo Pérez Reverte, que se hallaba por aquel entonces como corresponsal de guerra en la ciudad: "Jamás, hasta Sarajevo, pude imaginar qué impotencia, qué desolación puede sentir un ser humano ante el espectáculo de la destrucción de la memoria de su raza. Destrucción siempre absurda, infame. Irracional".

La quema de la biblioteca, pensada con el fin de destruir un símbolo identitario en el marco de las guerras yugoslavas, acabó con millones de libros que se encontraban tras sus puertas y otros documentos de gran valor artístico.


Biblioteca de Bagdad

Fue el primer gran incendio de una biblioteca de comienzos del siglo XXI. Durante la invasión de Irak por parte de tropas estadounidenses y británicas se quemaron alrededor de un millón de libros de la Biblioteca Nacional del país. Había sido construida en 1961 y en 2003 dejó de ver la luz, como mucho tiempo antes lo haría su predecesora de Asurbanipal. Irak es, fue y será Babilonia, incluso con los ecos de la guerra rugiendo en sus entrañas. 


Había sido construida en 1961 y en 2003 dejó de ver la luz, como mucho tiempo antes lo haría su predecesora de Asurbanipal 


Sin duda, es desesperanzador pensar en la quema de esta biblioteca como solo el preludio del siglo, a la espera de que se sucedan más en tiempos de guerra y barbarie. Es inevitable, sin embargo, pues el caos parece estar irremediablemente marcado en el ADN del ser humano. La desaparición del saber y la cultura siempre sume en la oscuridad, quién sabe si algún día aprenderemos de los errores pasados.


Fuente: El Confidencial (Por: Ada Nuño)



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