Un extraño manuscrito encontrado en una colección inglesa del siglo XVIII ha resultado ser un manual de exorcismos, escrito en lenguaje cifrado para prevenir su mal uso.
Foto: British Library |
En 1753, el noble inglés Robert Harley, Conde de Oxford y Conde Mortimer, adquirió una colección de más de 600 manuscritos de época medieval y moderna, escritos en varias lenguas europeas y que abarcaban una gran variedad de temáticas, desde obras de clásicos como Tito Livio y Petrarca hasta tratados de alquimia y medicina, pasando por diarios privados y libros de cantos religiosos. Esta copiosa colección fue vendida por su hijo al Museo Británico, que durante más de dos siglos se ha dedicado a la titánica labor de catalogar y describir los documentos, encontrando a veces notables problemas.
Uno de estos documentos, catalogado como Harley MS 2874, ha encerrado un misterio resuelto recientemente, por su contenido aparentemente indescifrable. En el catálogo original es descrito como un breviario, un libro de liturgia que resume las obligaciones públicas del clero a lo largo del año. El problema era que muchas de las palabras no tenían sentido y estaban compuestas principalmente por consonantes, resultando ilegibles. Un misterio que, sin embargo, una vez descifrado tenía mucho sentido para la época.
Robert Harley, Conde de Oxford y Conde Mortimer. Retrato por Godfrey Kneller (1714). Foto: National Portrait Gallery |
DESCIFRANDO EL MISTERIO
El documento empieza con las siguientes palabras: Cpnkxratkp malkgnprum spkrkxxm. Aparentemente no significan nada y tal vez por eso el manuscrito cayó en el olvido, hasta que en 2019 la Biblioteca Británica empezó a revisar el catálogo original para actualizarlo y hacerlo accesible online. Así se topó nuevamente con el críptico contenido del Harley MS 2874, que sin embargo pudieron resolver de una forma más sencilla de la que tal vez esperaban.
Se trata de un sencillo sistema de encriptación en el cual algunas vocales son sustituidas por la consonante sucesiva. Así, el encabezado del manuscrito se puede leer como Coniuratio malignorum spirituum, es decir, “conjuro (o invocación) de los espíritus malignos”; y el contenido resulta claro: se trata de un manual de exorcismo. Investigando más en profundidad, los investigadores han llegado a la conclusión de que se trata de la copia de un manual cuyo original se encuentra en el Vaticano, y que describe los rituales para expulsar a los demonios del cuerpo de las personas poseídas.
De hecho, una vez revelada su identidad, resulta ser un documento conocido: se conservan alrededor de 30 copias sin codificar del Coniuratio malignorum spirituum, realizadas en imprentas de Roma y Venecia entre finales del siglo XV y principios del XVI. El Harley MS 2874 es una copia a mano, probablemente realizada por un monje que decidió codificar su contenido: ninguno de los manuscritos impresos contiene ese lenguaje encriptado.
Página de una edición romana del Coniuratio malignorum spirituum, que representa a un hombre expulsando los demonios del cuerpo de otro mediante un exorcismo. Foto: British Library |
UN MECANISMO DE SEGURIDAD
Pero, ¿qué necesidad había de codificar este contenido que, en teoría, debía servir para el bien y por lo tanto ser accesible a quien tuviese necesidad de usarlo? Según los investigadores, el monje que copió el manuscrito seguramente temió que alguien pudiera usarlo para hacer el mal: las fórmulas que contiene otorgaban supuestamente el poder para dominar a los demonios y, por lo tanto, quien lo copiara creyó que podía ser usado para fines malignos si caía en malas manos.
De hecho no se trata solo del título, sino que todas las fórmulas rituales están encriptadas con el mismo sistema o abreviadas: por ejemplo, Coniuro te diabole (“te invoco, diablo”) aparece como Cpnkxrp tf dibbplf o 9o te diabole.
Inicio del manuscrito Harley MS 2874, con las palabras "Cpnkxratkp malkgnprum spkrkxxm" que forman el título encriptado del documento. Foto: British Library |
Los investigadores creen que el copista fue posiblemente un monje de la abadía de Bury St. Edmunds en Suffolk, a partir de una pista encontrada en el manuscrito: la primera página es “reciclada” y con luz ultravioleta se puede distinguir en la otra cara el texto original, un indulto real de Enrique VI a William Babington, quien fue abad de Bury St. Edmunds entre 1446 y 1453. Según los investigadores, el autor era probablemente un monje de esta abadía que no estaba familiarizado con los manuales de exorcismo, que en aquella época eran escasos en Inglaterra.
Puesto que en textos paganos se encuentran a menudo fórmulas parecidas, es probable que el copista se sintiera intranquilo ante la posibilidad de que alguien pudiera usar su contenido para lanzar maldiciones y por eso decidió codificarlo. Podía preocuparle en particular el uso abundante que se hace del término coniuratio (conjuro o invocación), a menudo hallado en textos sobre artes oscuras. Este “mecanismo de seguridad” impediría también, o al menos eso pensaba él, que alguien leyera en voz alta las fórmulas sin saber de qué se trataba y conjurara a los demonios involuntariamente. Queda claro que, para él, toda precaución era poca.
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