La primera biblioteca en un remoto pueblo del Himalaya

A casi 4.000 metros sobre el nivel del mar, en el árido valle de Spiti, al norte de India, Ruchi Dhona está ofreciendo a los niños una oportunidad única para leer gratis.


Abrir un libro en el Himalaya

“Cuando empecé a trabajar en este proyecto, me dijeron que estaba perdiendo el tiempo, que en Spiti no lee nadie", cuenta la mujer que lleva la primera biblioteca gratuita para niños de Spiti, en un apartado valle del Himalaya. Esta ambiciosa iniciativa, llamada Let's Open a Book, es el sueño de toda su vida. La biblioteca se encuentra a casi 4.000 metros de altura y abrió en verano de este mismo año, como espacio estacional mientras sigue recaudando fondo para uno permanente. En tan solo unos meses,  ha demostrado a los escépticos que se equivocaban. Hasta ahora, un centenar de los habitantes de este aislado pueblo del estado de Himachal Pradesh, en India, ha hecho de la nueva biblioteca un sitio habitual en el que pasar tiempo disfrutando de los libros.

El camino no ha sido en absoluto fácil. Desde 2017, cuando dejó su empleo anterior, Dhona se ha dedicado a diversas labores sociales, y sus viajes a Spiti la pusieron en contacto con la preocupante falta de acceso a la literatura de los niños de la región, incluso en los colegios.


¿POR QUÉ NECESITABA SPITI UNA BIBLIOTECA?

“Al principio, solo buscaba hacer llegar libros infantiles de calidad a las escuelas públicas”, explica. “Pero cuando llegó el covid, el contacto con los centros se interrumpió debido a las cuarentenas y restricciones. Ahí fue cuando decidimos cambiar de rumbo y crear un espacio independiente dedicado a la literatura que abriera todo el año”.

Dhona, lectora ávida desde pequeña, cree que hay muchos motivos por los que la costumbre lectora no es muy abundante en Spiti. Uno de ellos es que la ciudad más cercana al pueblo es Manali, que está a unas cuatro horas en coche. “Si la gente tiene que irse tan lejos a por cosas que necesita, va a volver con lo esencial, y es normal que lo prioricen más que los libros” comenta. “Por no hablar que la mayoría de adultos de estas familias no tuvo acceso a bibliotecas de calidad cuando eran pequeños”. A diferencia de lo que opinan sus críticos, Dhona no cree que la ignorancia sea el motivo por el que en Spiti se lee poco, sino la situación geográfica y la falta de oportunidades.

Crear una biblioteca desde cero no es tarea fácil.

Su interés en trabajar con niños y facilitarles el acceso a la lectura no es por casualidad. Su propia experiencia la ha impulsado a ofrecer a otras personas las oportunidades que tuvo ella. “De pequeña, pensaba que me casaría nada más terminar los estudios”, recuerda. “No esperaba seguir estudiando, ir a una escuela de negocios o conseguir trabajo en una ciudad diferente, y siempre tuve presente una idea firme de que acabaría siendo ama de casa”. Pero el camino que acabó por tomar dista mucho de esta idea de lo que sería su vida. Tras completar sus estudios en literatura en Calcuta, su ciudad natal, se mudó a Delhi a hacer un máster, tras lo cual trabajó en varias consultoras. Tras unos años, cambió de rumbo radicalmente para dedicarse a su verdadera pasión.

“Si tuviera que señalar una única causa de las decisiones que he ido tomando en mi vida, creo que serían los libros con los que me crié”, afirma. “Leía muchas novelas de Nancy Drew, y la idea de una mujer detective me parecía tan diferente. Me ayudó a entender que ser mujer no me impedía hacer cosas, a darme cuenta de que existen posibilidades fuera de lo que la gente espera de ti. Tener todo tipo de libros disponibles durante la infancia puede cambiar muchísimo las cosas”

Los niños leen en el local de la biblioteca.

¿CÓMO SE PUEDE FOMENTAR LA LECTURA EN UN LUGAR COMO SPITI?

Dhona es de las pocas personas que lleva libros a esta población, así que tiene una enorme responsabilidad. Procura ofrecer a los niños la mayor calidad posible, y colabora con autores, ilustradores, editoriales y librerías por todo el país para conseguir libros con los que crear una selección variada para la biblioteca.

Pero también necesita tener en cuenta lo que quiere su público. “Spiti tiene una población principalmente budista, así que asumí que los niños no tendrían mucho interés en mitología hindú porque no tienen referentes", explica. "Pero había muchísima demanda de libros de este tipo, querían libros sobre Krishna y Hánuman, así que me puse a buscarles literatura de estas características”.

No busca crear una selección basada en sus gustos y principios personales. “Hay libros en esa biblioteca que yo no me leería jamás, pero no todo puede ser lo que yo quiera. Intento evitar definir las lecciones que los niños quieran extraer de los libros”, cuenta. “He intentado no elegir libros con moralejas obvias o historias genéricas sobre princesas. Si me piden cuentos de princesas, procuro buscar los que no tengan el típico argumento de príncipe valeroso y damisela en apuros, pero si los niños piden historias de cierto tipo, procuro respetar sus deseos. Así es como se genera el diálogo al final”.


CREAR UNA BIBLIOTECA A CASI 4.000 METROS DE ALTURA

Si la tarea de seleccionar libros para una biblioteca ya es dura, no hablemos de lo que es abrir un centro de este tipo en una población tan pequeña y apartada como esta. “¿Por dónde empiezo?”, ríe Dhona ante la pregunta de cuáles han sido los mayores obstáculos a la hora de montar la biblioteca. El primer desafío fue encontrar un local adecuado. “Spiti cada vez se comercializa más, el turismo se hace notar y cuesta encontrar espacios de calidad a precios asequibles. Hay gente que no quiere ceder espacios porque prefiere un establecimiento más comercial que dé mayores beneficios o porque prefiere no tenerlo lleno de niños”, cuenta.

El primer paso fue un alquiler temporal de dos meses en 2021, donde desarrolló el proyecto piloto antes de buscar algo a largo plazo. La siguiente ubicación fue en Kaza, donde la logística se volvió aún más complicada. La geografía del valle no ayuda con el transporte. “Intenté contratar los servicios de varias empresas de transporte pero ninguna funcionó. Este año he acabado alquilando una furgoneta, la he cargado con unas cincuenta cajas de libros y la he llevado desde Dharamsala hasta Spiti, dos días conduciendo para asegurarme de que todo llegara bien".

Ruchi Dhona en la biblioteca, con varios niños del pueblo.

El dinero para financiar la biblioteca ha salido principalmente de crowdfunding, y de momento ha sido suficiente para montar una biblioteca gratuita de verano, abierta a todo el mundo entre mayo y octubre. La campaña sigue en marcha, con el objetivo de conseguir un espacio definitivo que pueda abrir todo el año. Dhona se pasa la mitad del año en el valle y la otra mitad documentándose y adquiriendo ejemplares nuevos. “Cuando estoy en Spiti, no tengo tiempo para mucho más que atender a la biblioteca. No puedo buscar libros nuevos, no puedo planificar… No tengo los recursos necesarios para ello en un lugar tan apartado. Para cualquier cosa me tengo que desplazar cuatro horas hasta Manali, así que cuando vengo, tengo que asegurarme de tener todo lo que necesito”.

Integrarse en Spiti tampoco fue tarea fácil. “Tuve que hacer un esfuerzo por encajar en la comunidad, además de acostumbrarme a no tener agua caliente o electricidad siempre y a la altura y las consecuencias que puede tener en la salud”, recuerda. Solía viajar entre Spiti y Delhi, pero el contraste entre el ajetreo de la ciudad y el silencio del valle era demasiado. Ahora ha establecido su segunda base en Dharamasala para cuidarse y sentirse mejor.

La biblioteca de verano de Kaza.

¿Qué hace que todo esto merezca la pena?
“Hay veces que miro a los niños mientras leen y me doy cuenta de que lo que está experimentando está siendo muy importante para ellos", cuenta Dhona. “No me importa nada más. Sé que esto está obrando un cambio en ellos, y eso es lo más importante”.

La campaña aún acepta donaciones, y puedes aportar tu granito de arena financiando el proyecto en la plataforma Ketto.

Este artículo se publicó en diciembre de 2022 en Condé Nast Traveller India. Traducido y adaptado por Eva Duncan.

Fuente: Traveler (Por: ARUNDHATI AIL)



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