La biblioteca flotante de Tokio

El espacio libresco diseñado por el arquitecto Kengo Kuma es una nueva coordenada del Tokio de Haruki Murakami, galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras.


FOTO: CORTESÍA DE KKAA

El día de su decimoquinto cumpleaños, el protagonista de la novela de Haruki Murakami Kafka en la orilla se escapó de casa, se marchó a una ciudad desconocida y empezó a vivir en un rincón de una pequeña biblioteca. Parece un gesto excéntrico, pero el muchacho adora las bibliotecas. Por eso conoce la Biblioteca Conmemorativa Kómura, porque primero la vio en una fotografía que le impresionó, “Y decidí que la visitaría en cuanto tuviera ocasión”, explica. Ese mismo impulso es el que se experimenta al ver una imagen de la biblioteca flotante del Kadokawa Culture Museum, diseñada por Kengo Kuma en un pequeño rincón de Higashi-Tokorozawa (a unos 30 kilómetros del centro de Tokio), inspirado por el mundo fabuloso del novelista, premio Princesa de Asturias de las Letras 2023.

El arquitecto Kengo Kuma es lector y amigo del escritor Haruki Murakami, todo un referente el osaqueño en cuanto a la literatura contemporánea. Aquella biblioteca que aparece en Kafka en la orilla “es una biblioteca distinta a cualquiera de las bibliotecas que he conocido”, dice el protagonista. Sólo existe en la imaginación de los lectores, pero esta otra, la del Kadokawa Culture Museum sí existe y ya es una de las nuevas mecas culturales de la ciudad de Tokio, una de esas bibliotecas mundiales que bien valen un viaje y una nueva coordenada que visitar, junto al Café Rokujigen (café extraoficial dedicado al escritor) o los oscuros callejones llenos de bares de Golden Gai, del Tokio de Murakani.

Kadokawa Culture Museum es un complejo multifuncional diseñado por Kengo Kuma, revestido por veinte mil losas de granito blanco y negro de 70 mm de textura rugosa con forma de poliedro irregular. Mientras que el enorme espacio interior fue diseñado como un laberinto futurista en el que se mezcla el arte contemporáneo junto a la cultura popular del anime. En la práctica, el edificio funciona al modo de un gran contenedor que alberga una editorial digital, oficinas, galerías de artes con exposiciones temporales, la biblioteca, el  museo ARAMATA Wunderkammer, que funciona como un gabinete de curiosidades, los espacios de temática de anime y cultura de anime e, incluso, un restaurante vegetariano en el ático del edificio, todo ello organizado “de una manera orgánica e intersectorial”, explica el propio arquitecto.


La biblioteca flotante es el corazón del Kadokawa Culture Museum. Los estantes de libros que se asemejan a la neblina en el cielo se construyeron con madera contrachapada estructural, creando una estructura que parece células en un cerebro, proporcionando una conexión tridimensional entre varios géneros y objetos. 

El teatro-biblioteca está rodeado por estanterías de ocho metros de altura forradas en madera de cedro para albergar alrededor de 20.000 títulos. También sirve como escenario para eventos de mapeo de proyección audiovisual que buscan escenificar el juego y la interacción con los libros. 


“Imaginar. Asociar. Fantasear. Hemos estado haciendo esas cosas desde la infancia, sin importar en qué parte del mundo vivamos. Una gran cantidad de imaginación siempre entra y sale de nosotros”
, dice a modo de presentación Seigow Matsuoka, director del Museo de la Cultura de Kadokawa. El objetivo, explica, es que tanto residentes locales como para los ciudadanos del mundo dispongan de un espacio que permita “establecer una nueva perspectiva sobre el futuro de la humanidad”.

Lo cierto es que como mínimo uno podría pasarse horas y horas en esta biblioteca ingrávida al igual que el protagonista de Kafka en la orilla. “La biblioteca era como mi segunda casa. En realidad, es posible que fuera mi verdadero hogar”, explica el narrador. Efectivamente, muchos viajeros pueden sentirse como en casa en algunas bibliotecas. Esta es una de ellas. Y además invita a pensar en un futuro mejor, lleno de imaginación y creatividad.

Fuente: National Geographic (Por: José Alejandro Adamuz)



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