No hay que ser palestino para sufrir por lo que esta pasando en la Franja de Gaza, basta con ser humano para que nos duela.
Desde este lado, desde la comodidad de nuestros hogares, desconocedores del horror de la guerra, no podemos ni siquiera imaginar por lo que están pasando pero no podemos ser indiferentes al genocidio que se esta perpetrando en este momento.
Desde hace unos días se "viralizó" esta serie de fotos de una niña tratando de rescatar sus libros y cuadernos de los escombros que eran su casa. |
Desde este lado, desde la comodidad de nuestros hogares, desconocedores del horror de la guerra, no podemos ni siquiera imaginar por lo que están pasando pero no podemos ser indiferentes al genocidio que se esta perpetrando en este momento.
Algunas postales mínimas que llegan, que andan dando vuelta por las redes sociales, como la foto de la niña de arriba, buscando sus libros o como la carta que esta a continuación. Atisbos del horror.
Carta escrita desde Gaza por la joven palestina Manal Miqdad, publicada en su su página de Facebook, y traducida aquí de la versión en inglés realizada por Yasmine Haj a partir del texto original en árabe:
La situación es peor de lo que uno pueda imaginarse, esto no tiene nada que ver ni con el valor ni con la capacidad de resistir y recuperarse. La noche pasada fue una de las más violentas desde que empezó la guerra en Gaza. Y esta vez, en contra de mi costumbre, no lloré. Tal vez el continuo estruendo que escuchaba me impidió reaccionar.
Por la mañana, después del último ataque de la fuerza aérea de la ocupación sionista, reuní fuerzas y empecé a recoger mis cosas: el carnet de identidad, los certificados de la escuela y la universidad, regalos, lo que queda de las cartas que envió mi tío desde las cárceles israelíes, el móvil, el portátil…
Me quedé un buen rato mirando mi biblioteca personal. Solo puedo conservar una pequeña parte; no resulta fácil cargar con todos esos libros cuando estás huyendo. Decidí apartar los libros autografiados. Me sentía asfixiada. No quería perder mi biblioteca por segunda vez. Ya la perdí durante la primera guerra.
Por un momento me sentí aplastada. Pero, ¿por qué preocuparme por todas esas pequeñas cosas que quizá no podré salvar, sabiendo que la muerte va a venir más rápidamente hacia mí de lo que pueda ir yo hacia ellas?
Y la muerte siempre se ha dado prisa en llegar, sin ser invitada… Me iré con ella, desprovista de todo, sin mis recuerdos, sin mis papeles, sin mis libros, sin mis seres queridos, sin mis amigos ni mis regalos, sin mis sueños. Me iré con ella, ligera y sola.
PD. A los amigos a los que he prestado libros, no os preocupéis por devolverlos cuando muera, pero, por favor, cuidad de ellos. Y a mi primo, si mi biblioteca sobrevive y no se convierte en un rehén de guerra, es toda tuya.
Manal Miqdad, Gaza
Fuente: Recortes de Oriente medio
Carta escrita desde Gaza por la joven palestina Manal Miqdad, publicada en su su página de Facebook, y traducida aquí de la versión en inglés realizada por Yasmine Haj a partir del texto original en árabe:
Foto: Manal Miqdad (Facebook) |
Por la mañana, después del último ataque de la fuerza aérea de la ocupación sionista, reuní fuerzas y empecé a recoger mis cosas: el carnet de identidad, los certificados de la escuela y la universidad, regalos, lo que queda de las cartas que envió mi tío desde las cárceles israelíes, el móvil, el portátil…
Me quedé un buen rato mirando mi biblioteca personal. Solo puedo conservar una pequeña parte; no resulta fácil cargar con todos esos libros cuando estás huyendo. Decidí apartar los libros autografiados. Me sentía asfixiada. No quería perder mi biblioteca por segunda vez. Ya la perdí durante la primera guerra.
Por un momento me sentí aplastada. Pero, ¿por qué preocuparme por todas esas pequeñas cosas que quizá no podré salvar, sabiendo que la muerte va a venir más rápidamente hacia mí de lo que pueda ir yo hacia ellas?
Y la muerte siempre se ha dado prisa en llegar, sin ser invitada… Me iré con ella, desprovista de todo, sin mis recuerdos, sin mis papeles, sin mis libros, sin mis seres queridos, sin mis amigos ni mis regalos, sin mis sueños. Me iré con ella, ligera y sola.
PD. A los amigos a los que he prestado libros, no os preocupéis por devolverlos cuando muera, pero, por favor, cuidad de ellos. Y a mi primo, si mi biblioteca sobrevive y no se convierte en un rehén de guerra, es toda tuya.
Manal Miqdad, Gaza
Fuente: Recortes de Oriente medio
Semanas después, esta imagen sigue doliendo en el alma... Es el dolor pero es también el optimismo
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