Don José de San Martín, tal vez sea en la infancia nuestro héroe favorito, y digo héroe porque la palabra prócer nunca me convenció del todo, da muy "prócer", como algo inalcanzable, algo que no sabemos muy bien qué es. Héroe es más amigable.
Con los años, por suerte, se lo ha bajado un poco del bronce, se lo ha humanizado. Hoy en día existen cosas geniales como La asombrosa excursión de Zamba al Yapeyú de Paka Paka que te hace imposible no quererlo a Don José.
Otra acercamiento muy recomendable es Revolución: el cruce de los Andes, película del 2010 protagonizada por Rodrigo de la Serna.
Cuando iba a la escuela primaria te contaban que San Martín le había ganado a los realistas en nuestro territorio, después se iba a Chile y de ahí a Perú. Era como Maradona gambetando a los ingleses. (Los argentinos solemos usar el gol de Diego a los ingleses como analogía para todo lo que parece imposible).
En épocas no virtuales recuerdo que me compraban la Revista Anteojito (somos muchos los que nos hicimos lectores gracias a García Ferré) para hacer la tarea sobre "el Libertador" y solía esperar con ansias las figuritas de San Martín. Las pegaba en un cuadernito, los chicos somos así, somos coleccionistas, eso nos diferenciaba de las nenas. Cuando crecés se supone que "evolucionás" y ese afán coleccionista queda en el camino. Se supone.
Hace unos años encontré un libro editado por el Instituto Nacional Sanmartiniano llamado Pinacoteca Virtual Sanmartiniana en la cual su autor Jorge César Estol se encargaba de recopilar todas las imágenes existentes de San Martín. Era de nuevo tener diez años y completar el álbum de figuritas.
Por suerte, en estas épocas virtuales, esa Pinacoteca Virtual esta disponible en línea. (Pueden hacer click aquí para acceder).
Otra cosa que siempre me llamó la atención fue que en plena guerra San Martín acarreaba con él su biblioteca. Y cuando digo biblioteca hablo de más de 500 libros.
Con el tiempo me enteré que por dónde pasaba iba dejando parte de sus libros, iba formando bibliotecas para la comunidad.
Según Pedro Luis Barcia, co-autor de "Las bibliotecas del libertador" quizó donar al Perú sus 700 volúmenes, pero solo le aceptaron la mitad, los restantes fueron distribuidos en bibliotecas de Chile y Mendoza.
En San Martín se sintetizaba esa frase de "la pluma y la espada".
Con los años, ya en la facultad leí la siguiente frase de San Martín:
"La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, no le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta cuanto es creada para conservar el orden , afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares. La patria no es abrigadora de crímenes".
Siempre es bueno recordar que el llamado Padre de la Patria era un ser humano, con fuertes convicciones.
Y que sigue siendo nuestro héroe.
Fuentes consultadas: Instituto Nacional Sanmartiniano e Infobae
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