¿Qué leía Marilyn Monroe?

Durante mucho tiempo Marilyn Monroe fue considerada una “rubia tonta”. Una chica guapa, superficial, caprichosa, cuya máxima aspiración en la vida era tener los rizos bien peinados, tal y como la vimos en algunas películas de los años 50. Ahora se cree que quizás fuese algo más que eso.


Todo blog que se precie debe contener al menos una foto de Marilyn. Es una regla no escrita pero cómo no caer rendido ante esa rubia debilidad. 
Hace un tiempo, la gente de Librópatas (web genial e imprescindible que solemos visitar y recomendamos) elaboro el siguiente posteo sobre algunos de los libros que solía leer la Monroe. Nota aparte y personal: les recomiendo Blonde, la biografía novelada escrita por Joyce Carol Oates.


Una prueba, si somos de los que creemos esa tontería de que la gente a la que le gusta leer es más lista (y reconozcámoslo, a veces lo hacemos) de que Marilyn Monroe también cultivaba su intelecto lo da su amplia colección de libros, unos 400 títulos que incluyen desde literatura popular a obras maestras.


Algunas de las novelas que formaban parte de su biblioteca personal eran ‘En el camino’ de Jack Kerouac, ‘La dama de las camelias’ de Alexandre Dumas, ‘Desde Rusia con amor’ de Ian Fleming, ‘El profeta’ de Jalil Gibran, ‘Hijos y amantes’ de D.H.Lawrence, ‘Adiós a las armas’ de Hemingway, ‘Rojo y negro’ de Stendhal, ‘Crimen y castigo’ de Fyodor Dostoevsky o ‘Dublineses’ de James Joyce.


Por no hablar de los libros de poemas, obras de teatro, arte, filosofía, psicología o ciencia. La mayoría de sus libros fueron subastados después de su muerte.


En una famosa foto de Marilyn Monroe la podemos ver leyendo el ‘Ulises’, de James Joyce. La hizo en 1955 la fotógrafa Eve Arnold, quien después explicaría: “Cuando fui a recogerla le pregunté qué estaba leyendo (trataba de hacerme una idea de lo que hacía en su tiempo libre). Me dijo que tenía un ejemplar de Ulises guardado en el coche, y que llevaba un largo tiempo leyéndolo. Dijo que le encantaba su sonido y que  lo leía en voz alta, para tratar de darle un sentido -pero que le costaba avanzar. No era capaz de leerlo de forma seguida. Cuando nos paramos en un parque a hacer fotos, ella sacó el libro y comenzó a leerlo mientras yo ponía el carrete. Así que, por supuesto, la fotografié”.


Un libro que sí era capaz de leer durante horas y horas era ‘Hojas de hierba’, de Walt Withman, con el que también fue fotografiada en alguna ocasión. Se trataba de uno de sus libros favoritos, y en la biografía hecha por Sam Staggs esté cuenta que “A menudo leía a Withman para relajarse. El ritmo de sus largos versos libres la arrullaba y la estimulaba al mismo tiempo”.


Fuente: Librópatas

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