La revista Brando realizó un "Top five antojadizo" de las cinco novelas de espionaje que no podés dejar de leer. ¿Cuáles son tus títulos preferidos?
Por Daniela Pasik
Las novelas de espionaje existen desde el siglo XIX y El espía, de James Fenimore Cooper, de 1821, podría considerarse una de las pioneras. Algunos de los libros de la saga de Sherlock Holmes cuadran en el género, aunque el personaje creado en 1887 por sir Arthur Conan Doyle haya pasado a la historia como el padre de todos los detectives. Sin embargo, fue el inglés Robert Erskine Childers quien definió el código que regiría este tipo de literatura con El enigma de las arenas, de 1903. Acá, una caprichosa selección de cinco imperdibles para leer en estos días de contra y recontraespionaje.
1. El topo (1974) John le Carré
Esta novela pertenece a la célebre saga del agente George Smiley que el brillante escritor británico tejió a lo largo de treinta años. Primero vienen Llamada para el muerto, de 1961, y Asesinato de calidad, de 1962. En 1974 escribió la apasionante El topo, que además de resumir lo mejor de la serie, es considerada por muchos el Himalaya de la literatura de espionaje. Un topo es el que crea laberintos, encrucijadas y trampas, y esta historia muestra cómo se puede pasar de ser el cazador a terminar siendo cazado. Después, siguen El honorable colegial (1977) y La gente de Smiley (1979). Además, el mítico personaje aparece como secundario en la famosa El espía que surgió del frío (1963), El espejo de los espías (1965) y El peregrino secreto (1990). En tan solo ocho libros, Le Carré explica y plasma uno de los mejores y más informados relatos de la guerra fría.
2. El americano tranquilo (1955) Graham Greene
El destacado periodista británico Thomas Fowler vive las últimas sacudidas de la colonia en la Indochina francesa durante los años cincuenta. Los norteamericanos se preguntan si las tropas rebeldes de Ho Chi Minh son de fiar y mandan a Alden Pyle -bajo la identidad de un médico en misión humanitaria- para evaluar la situación y decidir a quién apoyar, así los soviéticos no se quedan con el mejor partido. Nadie es del todo bueno en esta historia y todos tienen intereses ocultos, incluidos los dos héroes, que rivalizan por el amor de la vietnamita Phuong. Junto con el guión de El tercer hombre (1949) y las novelas Nuestro hombre en La Habana (1958) y El factor humano (1978), esta es la gran obra de espías y periodistas del gran escritor que se inspiró en sus propias experiencias con la inteligencia británica para crear una serie de novelas hermosamente antiimperialistas.
3. Desde Rusia con amor (1957) Ian Fleming
Esta es la quinta de las doce novelas de James Bond escritas por el autor, periodista y comandante retirado del Departmento de Inteligencia Naval británico. La serie del agente 007 incluye, además, nueve cuentos recopilados en dos libros, Solo para tus ojos (1960) y Octopussy (1966). De esta novela se hizo una gran película, la segunda de la saga, con Sean Connery, pero el libro tiene varios pluses. Ante todo, una carga irónica y malvada que Hollywood no terminó de permitir. Acá, la lucha entre los servicios secretos de Gran Bretaña y la SMERSH, la organización gubernamental más temida de Rusia, rozan el ridículo. Fleming, como buen británico, tenía un humor corrosivo que se aprecia en su obra y, sobre todo, en esta, una de las más divertidas de la saga.
4. El inocente (1990) Ian McEwan
Este libro es bastante más moderno y posterior a las dos guerras mundiales, cuando el género de espionaje tuvo su gran auge. Sin embargo, y tal vez por eso, es una gran novela de espías construida en la Alemania de la guerra fría, antes del muro, en 1955, y escrita un año después de la caída del muro. Leonard, un técnico en comunicaciones -un inglesito virgen que es como un nerd actual pero sin computadoras-, trabaja en un proyecto de los servicios de inteligencia británicos y americanos. Lo mandan a Berlín y descubre, casi sin querer, que en realidad el plan es instalar una central telefónica destinada a intervenir las comunicaciones entre el ejército soviético de ocupación y Moscú. Entonces, queda enredado en un laberinto de espías y una extraña historia de amor. Es una novela de espionaje, sí, pero que habla, además, de abrir los ojos y los sentidos a la vida.
5. El agente secreto (1907) Joseph Conrad
Esta novela es, para muchos, el primer clásico del género. Y verdaderamente tiene con qué. La trama se desarrolla en Londres en 1886 y cuenta la aparente vida tranquila de Mr. Verloc, un hombre que tiene una tienda en la que vende tinta y algunas baratijas. Vive en el piso de arriba con su mujer, Winnie, su suegra y un cuñado. Nada raro, salvo por el hecho de que también es espía. Además del thriller de rigor, la historia retrata a los grupos anarquistas antes de las revueltas sociales del siglo XX. De este modo, el novelista de origen polaco, precursor del modernismo, mantiene la temática existencial que atraviesa toda su obra (más allá de los espías), y es algo así como la flaqueza y la inestabilidad moral del ser humano. En este caso, lo lleva adelante en un género hasta entonces casi inexistente como el espionaje. Para terminar, un dato de color: dicen que el Unabomber, Theodore Kaczynski, era fanático de este libro.
Fuente: Revista Brando
Por Daniela Pasik
Las novelas de espionaje existen desde el siglo XIX y El espía, de James Fenimore Cooper, de 1821, podría considerarse una de las pioneras. Algunos de los libros de la saga de Sherlock Holmes cuadran en el género, aunque el personaje creado en 1887 por sir Arthur Conan Doyle haya pasado a la historia como el padre de todos los detectives. Sin embargo, fue el inglés Robert Erskine Childers quien definió el código que regiría este tipo de literatura con El enigma de las arenas, de 1903. Acá, una caprichosa selección de cinco imperdibles para leer en estos días de contra y recontraespionaje.
1. El topo (1974) John le Carré
Esta novela pertenece a la célebre saga del agente George Smiley que el brillante escritor británico tejió a lo largo de treinta años. Primero vienen Llamada para el muerto, de 1961, y Asesinato de calidad, de 1962. En 1974 escribió la apasionante El topo, que además de resumir lo mejor de la serie, es considerada por muchos el Himalaya de la literatura de espionaje. Un topo es el que crea laberintos, encrucijadas y trampas, y esta historia muestra cómo se puede pasar de ser el cazador a terminar siendo cazado. Después, siguen El honorable colegial (1977) y La gente de Smiley (1979). Además, el mítico personaje aparece como secundario en la famosa El espía que surgió del frío (1963), El espejo de los espías (1965) y El peregrino secreto (1990). En tan solo ocho libros, Le Carré explica y plasma uno de los mejores y más informados relatos de la guerra fría.
2. El americano tranquilo (1955) Graham Greene
El destacado periodista británico Thomas Fowler vive las últimas sacudidas de la colonia en la Indochina francesa durante los años cincuenta. Los norteamericanos se preguntan si las tropas rebeldes de Ho Chi Minh son de fiar y mandan a Alden Pyle -bajo la identidad de un médico en misión humanitaria- para evaluar la situación y decidir a quién apoyar, así los soviéticos no se quedan con el mejor partido. Nadie es del todo bueno en esta historia y todos tienen intereses ocultos, incluidos los dos héroes, que rivalizan por el amor de la vietnamita Phuong. Junto con el guión de El tercer hombre (1949) y las novelas Nuestro hombre en La Habana (1958) y El factor humano (1978), esta es la gran obra de espías y periodistas del gran escritor que se inspiró en sus propias experiencias con la inteligencia británica para crear una serie de novelas hermosamente antiimperialistas.
3. Desde Rusia con amor (1957) Ian Fleming
Esta es la quinta de las doce novelas de James Bond escritas por el autor, periodista y comandante retirado del Departmento de Inteligencia Naval británico. La serie del agente 007 incluye, además, nueve cuentos recopilados en dos libros, Solo para tus ojos (1960) y Octopussy (1966). De esta novela se hizo una gran película, la segunda de la saga, con Sean Connery, pero el libro tiene varios pluses. Ante todo, una carga irónica y malvada que Hollywood no terminó de permitir. Acá, la lucha entre los servicios secretos de Gran Bretaña y la SMERSH, la organización gubernamental más temida de Rusia, rozan el ridículo. Fleming, como buen británico, tenía un humor corrosivo que se aprecia en su obra y, sobre todo, en esta, una de las más divertidas de la saga.
4. El inocente (1990) Ian McEwan
Este libro es bastante más moderno y posterior a las dos guerras mundiales, cuando el género de espionaje tuvo su gran auge. Sin embargo, y tal vez por eso, es una gran novela de espías construida en la Alemania de la guerra fría, antes del muro, en 1955, y escrita un año después de la caída del muro. Leonard, un técnico en comunicaciones -un inglesito virgen que es como un nerd actual pero sin computadoras-, trabaja en un proyecto de los servicios de inteligencia británicos y americanos. Lo mandan a Berlín y descubre, casi sin querer, que en realidad el plan es instalar una central telefónica destinada a intervenir las comunicaciones entre el ejército soviético de ocupación y Moscú. Entonces, queda enredado en un laberinto de espías y una extraña historia de amor. Es una novela de espionaje, sí, pero que habla, además, de abrir los ojos y los sentidos a la vida.
5. El agente secreto (1907) Joseph Conrad
Esta novela es, para muchos, el primer clásico del género. Y verdaderamente tiene con qué. La trama se desarrolla en Londres en 1886 y cuenta la aparente vida tranquila de Mr. Verloc, un hombre que tiene una tienda en la que vende tinta y algunas baratijas. Vive en el piso de arriba con su mujer, Winnie, su suegra y un cuñado. Nada raro, salvo por el hecho de que también es espía. Además del thriller de rigor, la historia retrata a los grupos anarquistas antes de las revueltas sociales del siglo XX. De este modo, el novelista de origen polaco, precursor del modernismo, mantiene la temática existencial que atraviesa toda su obra (más allá de los espías), y es algo así como la flaqueza y la inestabilidad moral del ser humano. En este caso, lo lleva adelante en un género hasta entonces casi inexistente como el espionaje. Para terminar, un dato de color: dicen que el Unabomber, Theodore Kaczynski, era fanático de este libro.
Fuente: Revista Brando
Muy buenos todos, muchas gracias.
ResponderEliminarEl topo es excelente!! Atrapante, imposible dejar de leerlo.
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