Cuentos de amor al estilo nipón


En el mes de marzo, Penguin Random House nos presentó la antología "Cuentos de amor", editada por Carlos Rubio: una colección de once cuentos que atraviesan la carrera literaria de Junichiro Tanizaki, presentándonos también otras caras (muchas inconfesables) del amor al estilo japonés.

Por Morena Fournier


Título: Cuentos de amor
Autor: Junichiro Tanizaki
Sello: Alfaguara
Precio: $249
Fecha de publicación: 03/2016
Idioma: español
Formato, páginas: Rústica, 320
ISBN: 9789877380729
Temática: ficción moderna
Colección: literatura
Edad recomendada: adultos







Junichiro Tanizaki fue un hombre que planteó otras caras del amor. Será que cuando unx lee el título “Cuentos de amor” piensa en el amor clásico, en las historias rosas, que si bien puede ser de interés para muchas personas, también tiene una carga negativa. Lo que automáticamente quita esa carga rosa y mal vista es el nombre de quien los ha escrito. Y es que Tanizaki fue censurado y criticado por exponer eso que se oculta, que se niega, que se rechaza. El autor, nacido en 1886, rompió (y rompe) con ese amor clásico: habla de fetiches, de gustos ocultos, amores retorcidos y oscuros.

Junichiro  pasó por diferentes etapas en su obra: se habla de una etapa occidental y una oriental, como quien experimenta con lo ajeno pero vuelve a su origen. Esto, claro, viene acompañado de una evolución en su propia vida, y hasta algunas cosas son autobiográficas.

Debo decir que, a mi parecer, más que las historias en sí mismas, que ya resultan impactantes, lo que descoloca es cuándo fueron escritas. Uno de los primeros cuentos fue “Tatuaje”: es fantástico y perverso. Y es que la oscuridad que ronda a un personaje sadomasoquista físico y espiritual resulta interesante, pero más lo es que haya sido escrito en 1910, por un autor nacido y criado en una cultura como es la oriental, que aunque milenaria no por eso deja de ser prejuiciosa y censuradora.

Por otro lado, el autor carga con una fuerte calidad estética. Es muy fácil visualizar estos cuentos cargados de colores, de paisajes, de personalidades más bien silenciosas. Si bien algunos cuentos están narrados por los protagonistas, prácticamente no hay diálogos. Más de uno es la constante visión del personaje, que piensa y narra, cuenta y comparte su visión de su vida. También es importante detenerse en la imagen que Tanizaki da constantemente de las mujeres, personajes en su mayoría peligrosamente bellos y caprichosos, pocas veces buenas, casi siempre con un control constante de la situación. Cumplen una función fundamental, ya que si no son el conflicto, contribuyen en este, sean geishas o esposas, adolescentes, adultas, ricas o pobres. Y acá, una relación que no se puede pasar por alto con esta edición puntual: la imagen de tapa, de Ikenaga Yasunari, representa una mujer recostada. Es sensual y angelical a la vez, algo repetido en los cuentos de Tanizaki. La obra de un autor combina perfectamente con la del otro.

Arte de tapa: Ikenaga Yasunari

Previo a este libro leí Playback, última novela publicada de Raymon Chandler (1958). Este autor nació en 1888, dos años más tarde que Junichiro Tanizaki. Chandler, occidental, quien vivió en Inglaterra y Estados Unidos, es un reconocidísimo autor de novelas negras: prácticamente hizo al género. Y en estos policiales oscuros y vuelteros, siempre hay alguna escena de sexo entre el detective (Philip Marlowe) y alguna(s) femme fatale. Entonces me resultó imposible no comparar: el amor de Chandler es clásico, momentáneo, son dos cuerpos en una cama. En cambio, lo de Tanizaki es mucho más profundo, más real, original. Dos autores de la misma época, aunque de dos culturas tan diferentes (claro está) crearon dos mundos contrarios en torno al amor. Está bien que Tanizaki prácticamente se especializó en el tema, pero no me deja de llamar la atención estas visiones tan distintas de lo mismo, o quizás estas formas tan diferentes de exponerlo. No creo que el amor para Chandler haya sido algo tan clásico, sus novelas tienen probablemente otra intención, pero nunca deja de estar el condimento “sexo/amor”. Desde el otro lado del mundo, Tanizaki expone su propia visión del asunto, rodeado por una esfera de realidad-intimidad, mal vista y censurada.

Esta edición puntual se trata de una selección de cuentos que atraviesan la vida del autor, sus dos épocas ya nombradas. La edición es de Carlos Rubio y la introducción desarrollada nos habla mucho del autor, de su vida, de sus historias y su contexto. Tengamos en cuenta que todo es un análisis de un otro, puesto que Tanizaki murió hace mucho (1965). Pero vale la pena para poner la mente en el sendero correcto, el que nos hace caminar sin perder los detalles de las historias y la narración. Esta introducción, que si bien es excelente no recomiendo leer toda, hace falta para ponerte en ambiente (como quien prefiere leer con las cortinas corridas para aprovechar la luz natural) pero puede tender un poco al spoiler.

En este texto ya nombrado, se explica cuáles fueron los parámetros elegidos para la selección: “En primer lugar, variedad e interés para el lector moderno; en segundo lugar, representatividad en el tratamiento del gran tema del amor dentro del conjunto en la obra de este autor; en tercer lugar, la inclusión de algunas historias inéditas en español o inéditas desde el original japonés”. Resalto esto último puesto que no es un detalle menor: es más, casi que convierte al libro en una joya.


Para ir cerrando, una apreciación personal (bah, otra). Será que el amor rosa desborda, o que a veces lo perverso por íntimo se vuelve más real, pero que un autor se(nos) haya dado el gusto de exponer que el placer no siempre es simple y estructurado, da más placer al momento de ser leído.


Sobre el autor

Junichiro Tanizaki (1886-1965), un bon vivant de las letras niponas acosado toda la vida por la censura, es - junto a Kawabara y a Mishima - uno de los tres grandes escritores japoneses del siglo XX. Hizo su debut literario en 1910 como seguidor del movimiento romántico de su país. Casado tres veces y mecido por la atracción que experimentó hacia Occidente hasta finales de la década de 1920, y luego hacia la cultura tradicional japonesa de Kioto-Osaka, Tanizaki legó al mundo una imponente producción de treinta volúmenes de novelas, relatos, dramas y ensayos. Destacan en ella, además de los relatos que aquí se reúnen, el breviario de estética japonesa El elogio de la sobra (1933); la monumental adaptación del clásico Genji monogatari (1939); y las novelas El amor de un loco, conocida en Occidente como Naomi (1923), La historia de un ciego (1931), Las hermanas Makioka (1942-1948), La madre del capitán Shigemoto (1950), y La llave (1956). Tanizaki sobresale por la osadía de los temas, su estilo exquisito y la insistencia en explorar los deseos más inconfesables del ser humano. En 1949 le fue otorgada la Orden del Mérito Cultural del gobierno de Japón, y en 1946 fue elegido miembro de la Academia de las Artes y las Letras de Estados Unidos, el primer japonés en recibir este honor.

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