En cada ciudad liberada, José de San Martín fundaba una biblioteca y en su primer testamento de 1818 decidió destinar sus libros para la futura Biblioteca de Mendoza. Creó la biblioteca de Santiago de Chile, donando para ello los 10.000 pesos que el cabildo de Santiago le había entregado como premio por la victoria de Chacabuco.
Desde hacía algunas décadas, Buenos Aires había dejado de ser aquel poblado tranquilo y poco transitado que lo había caracterizado. En los primeros años del siglo XIX, los intentos invasores británicos y las novedades que llegaban desde España, ligados a una realidad social y económica que se dinamizaba, habían comenzado a trastocar aquella tranquilidad. Bien entrado 1810, los días de guerra ya estaban en marcha y ello intranquilizaba a algunas de las más importantes figuras de la elite criolla.
Ante la evidencia de la excesiva concentración de jóvenes en las tareas de la guerra, la Junta de Gobierno creó entonces la Biblioteca Pública de Buenos Aires, por decreto del 13 de septiembre de 1810. Estaba relacionada esta iniciativa con otras impulsadas por Mariano Moreno, como la creación de un órgano de publicidad de la Junta –La Gazeta de Buenos Aires- y la traducción y edición de El Contrato Social, de Jacques Rousseau.
La idea, en verdad, no había nacido de la nada. Ya hacia fines del siglo XVIII, el obispo de la diócesis de Buenos Aires, Azamor y Ramírez, había pensado en ello, y en función de este objetivo, al fallecer, donó su biblioteca a la curia eclesiástica. Fueron justamente estos fondos unos de los primeros en llenar las estanterías de la nueva biblioteca pública. Asimismo, se expropiaron los libros de varios canónigos realistas, mientras otros patriotas donaron los suyos, como Manuel Belgrano.
Todos estos nuevos fondos se iban archivando en el local elegido para instaurar la biblioteca, en las actuales calles Moreno y Perú, en la conocida “Manzana de las Luces”, hasta que finalmente se inauguró la nueva institución cultural de la Buenos Aires revolucionaria, el 16 de marzo de 1812.
En esta ocasión, recordamos las palabras de José de San Martín cuando decidió destinar los 10.000 pesos que el Cabildo de Santiago de Chile le había entregado por la victoria de Chacabuco para la creación de una biblioteca en esa ciudad.
Fuente: Felipe Pigna, Los Mitos de la Historia Argentina 2, Buenos Aires, Planeta, 2005, pág. 49.
Más tarde, por el decreto del 14 de septiembre de 1822 que fijaba la fecha de los actos de inauguración de la Biblioteca Nacional de Lima, San Martín señalaba:
Fuente: Biblioteca de Mayo, Tomo XVII, segunda parte, Buenos Aires, Senado de la Nación, 1963.
Fuente: El Historiador
Desde hacía algunas décadas, Buenos Aires había dejado de ser aquel poblado tranquilo y poco transitado que lo había caracterizado. En los primeros años del siglo XIX, los intentos invasores británicos y las novedades que llegaban desde España, ligados a una realidad social y económica que se dinamizaba, habían comenzado a trastocar aquella tranquilidad. Bien entrado 1810, los días de guerra ya estaban en marcha y ello intranquilizaba a algunas de las más importantes figuras de la elite criolla.
Ante la evidencia de la excesiva concentración de jóvenes en las tareas de la guerra, la Junta de Gobierno creó entonces la Biblioteca Pública de Buenos Aires, por decreto del 13 de septiembre de 1810. Estaba relacionada esta iniciativa con otras impulsadas por Mariano Moreno, como la creación de un órgano de publicidad de la Junta –La Gazeta de Buenos Aires- y la traducción y edición de El Contrato Social, de Jacques Rousseau.
La idea, en verdad, no había nacido de la nada. Ya hacia fines del siglo XVIII, el obispo de la diócesis de Buenos Aires, Azamor y Ramírez, había pensado en ello, y en función de este objetivo, al fallecer, donó su biblioteca a la curia eclesiástica. Fueron justamente estos fondos unos de los primeros en llenar las estanterías de la nueva biblioteca pública. Asimismo, se expropiaron los libros de varios canónigos realistas, mientras otros patriotas donaron los suyos, como Manuel Belgrano.
Todos estos nuevos fondos se iban archivando en el local elegido para instaurar la biblioteca, en las actuales calles Moreno y Perú, en la conocida “Manzana de las Luces”, hasta que finalmente se inauguró la nueva institución cultural de la Buenos Aires revolucionaria, el 16 de marzo de 1812.
En esta ocasión, recordamos las palabras de José de San Martín cuando decidió destinar los 10.000 pesos que el Cabildo de Santiago de Chile le había entregado por la victoria de Chacabuco para la creación de una biblioteca en esa ciudad.
Fuente: Felipe Pigna, Los Mitos de la Historia Argentina 2, Buenos Aires, Planeta, 2005, pág. 49.
"Las bibliotecas, destinadas a la educación universal, son más poderosas que nuestros ejércitos para sostener la independencia."
José de San Martín
Más tarde, por el decreto del 14 de septiembre de 1822 que fijaba la fecha de los actos de inauguración de la Biblioteca Nacional de Lima, San Martín señalaba:
Fuente: Biblioteca de Mayo, Tomo XVII, segunda parte, Buenos Aires, Senado de la Nación, 1963.
"Los días de estreno de los establecimientos de ilustración son tan luctuosos para los tiranos como plausibles a los amantes de la libertad. Ellos establecen en el mundo literario las épocas de los progresos del espíritu, a los que se debe en la mayor parte la conservación de los derechos de los pueblos. La Biblioteca Nacional es una de las obras emprendidas que prometen más ventajas a la causa americana. Todo hombre que desee saber, puede instruirse gratuitamente en cuanto ramo y materia le convenga."
Fuente: El Historiador
"Los días de estreno de los establecimientos de ilustración son tan luctuosos para los tiranos como plausibles a los amantes de la libertad. Ellos establecen en el mundo literario las épocas de los progresos del espíritu, a los que se debe en la mayor parte la conservación ideandando.es/que-fue-el-imperio-napoleonico/
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