Hoy inauguramos una nueva sección en Soy Bibliotecario, "Cuentos de lectores", donde podrán demostrar sus habilidades como escritores. Nos envían sus cuentos, los leemos y los publicamos...
El pibe estaba ansioso, era su debut, con todo lo que eso significa. Las sensaciones se desparramaban por todo su cuerpo; alegría, felicidad, curiosidad, miedo...
Que miedo tenía, las manos le transpiraban, sentía un inesperado e incómodo revuelo en su estómago, los tics se multiplicaban, no se podía quedar quieto, sus manos iban y venían por su pelo, acomodándolo y desacomodándolo con una velocidad increíble, y para colmo, se había despertado esa mañana con una maldita alergia, le picaba la nariz, le picaba la garganta, le picaba la pera, le picaba todo.
Estaba sentado esperando su turno, ya tenía 17 años, y ya era hora, ya no se podía esperar más. Cuando más intentaba tranquilizarse, más nervioso se ponía. Sus amigos lo habían aconsejado, le habían dicho que se relajara y que afronte la situación con naturalidad, que los nervios podían jugar en su contra y que todo podía terminar en un fracaso absoluto.
Fracaso, esa palabra le daba vueltas en su cabeza, no lo podía permitir, se trataba de calmar pensando que la primera vez no es siempre la mejor, inclusive puede llegar a ser la peor. En un momento llegó a pensar en escapar, en correr desenfrenadamente huyendo de esa situación. Pero era paradójico, el momento que él más esperó, se convertía en una tortura, casi en una maldición.
Los minutos pasaban y el momento se acercaba, de un instante a otro sería su turno. Miraba a su alrededor y se encontraba con rostros que denotaban diferentes situaciones. Estaba un veterano, al cual no se le movía un musculo, inclusive se le adivinaba una mueca de aburrimiento, la experiencia pensó, esa que a él le faltaba por ser un absoluto principiante en esas lides. Se encontró también con un personaje que estaba exultante, seguro, ganador, hablando hasta por los codos, pero ¿porque entonces estaba sentado a su lado esperando su turno igual que él?
Y sin que se diera cuenta el momento llegó, el hombre que maneja todo el tema lo señaló y con un ademán de su cabeza le dio el ok para que entrara. Se paró de su asiento, se acomodó por enésima vez el pelo, respiró hondo y se mandó, que sea lo que Dios quiera pensó.
En la platea un hincha codeó al de al lado ¿Y ese quién es?, de las inferiores le respondió, era hora que pongan a los pibes.
AUTOR DEL CUENTO: JOSE PABLO
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SU PRIMERA VEZ
Que miedo tenía, las manos le transpiraban, sentía un inesperado e incómodo revuelo en su estómago, los tics se multiplicaban, no se podía quedar quieto, sus manos iban y venían por su pelo, acomodándolo y desacomodándolo con una velocidad increíble, y para colmo, se había despertado esa mañana con una maldita alergia, le picaba la nariz, le picaba la garganta, le picaba la pera, le picaba todo.
Estaba sentado esperando su turno, ya tenía 17 años, y ya era hora, ya no se podía esperar más. Cuando más intentaba tranquilizarse, más nervioso se ponía. Sus amigos lo habían aconsejado, le habían dicho que se relajara y que afronte la situación con naturalidad, que los nervios podían jugar en su contra y que todo podía terminar en un fracaso absoluto.
Fracaso, esa palabra le daba vueltas en su cabeza, no lo podía permitir, se trataba de calmar pensando que la primera vez no es siempre la mejor, inclusive puede llegar a ser la peor. En un momento llegó a pensar en escapar, en correr desenfrenadamente huyendo de esa situación. Pero era paradójico, el momento que él más esperó, se convertía en una tortura, casi en una maldición.
Los minutos pasaban y el momento se acercaba, de un instante a otro sería su turno. Miraba a su alrededor y se encontraba con rostros que denotaban diferentes situaciones. Estaba un veterano, al cual no se le movía un musculo, inclusive se le adivinaba una mueca de aburrimiento, la experiencia pensó, esa que a él le faltaba por ser un absoluto principiante en esas lides. Se encontró también con un personaje que estaba exultante, seguro, ganador, hablando hasta por los codos, pero ¿porque entonces estaba sentado a su lado esperando su turno igual que él?
Y sin que se diera cuenta el momento llegó, el hombre que maneja todo el tema lo señaló y con un ademán de su cabeza le dio el ok para que entrara. Se paró de su asiento, se acomodó por enésima vez el pelo, respiró hondo y se mandó, que sea lo que Dios quiera pensó.
En la platea un hincha codeó al de al lado ¿Y ese quién es?, de las inferiores le respondió, era hora que pongan a los pibes.
AUTOR DEL CUENTO: JOSE PABLO
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