Reyna Grande: "La emigración es el tema que guía todo lo que escribo"

La galardonada escritora mexicana habló con Soy Bibliotecario sobre su experiencia de cruzar la frontera mexicana cuando era una niña, su dura infancia y su lucha para lograr sus sueños a pesar de las adversidades. En su libro, "La distancia entre nosotros" cuenta su emotiva historia. 


Por: Rodrigo Lastreto


Reyna Grande: "A través de mis libros, ayudo a los lectores a entender la vida de los emigrantes y fomentar la compasión, comprensión, y respeto hacía ellos".

Reyna nació en Iguala (México). Cuando tenía dos años su padre se fue a los Estados Unidos en busca de trabajo. Solo le quedó de él una fotografía que guardaba como el más preciados de sus tesoros. Su madre siguió a su padre al país del norte dos años más tarde, dejando a Reyna y a sus dos hermanos mayores en México viviendo con su abuela paterna. En 1985, cuando Reyna tenía nueve años y medio, su padre los vino a buscar y entraron a los Estados Unidos como emigrantes indocumentados. No sabía una palabra de inglés, pero nada de esto la detuvo para convertirse en la primera persona de su familia en graduarse de la universidad y cumplir su sueño de ser escritora.


El libro "La distancia entre nosotros", que VRYA (el sello juvenil de V&R Editoras) trae a la Argentina es una historia fuerte, emotiva y testimonial, que al mismo tiempo: nos muestra cómo es la experiencia de ser emigrante y retrata a la perfección los desafíos y dificultades que Reyna y sus hermanos tuvieron que enfrentar para asimilar una nueva cultura, un nuevo idioma y una vida familiar más allá de la frontera... en El Otro lado.

La infancia en México, junto a su abuela no fue fácil. El poco dinero que sus padres le envían desde los Estados Unidos nunca iba destinado a ellos. La pobreza acechaba, tenían hambre, andar descalzo era algo habitual y el miedo estaba presente en cada momento, ya que pensaban que sus padres nunca volverían a buscarlos y se olvidarían de ellos. Su hermana Mago (cuatro años más grande que ella) fue su mamá sustituta, y su hermano Carlos (tres años mayor) el otro sostén de su vida.

La vida de sus padres en Estados Unidos tampoco fue color de rosa. Los problemas de pareja no tardaron en aparecer y terminaron separados. El sueño de la familia de Reyna se desmoronaba día a día.

Siete años después que su papá los había abandonado, regresó a Iguala junto a su nueva pareja para llevarse a sus hijos hacia el país del norte. Llegar a los Estados Unidos sería peligroso y más para una niña de 9 años. Cruzar la frontera, soportar el calor agobiante, evitar que la "Migra" (policía fronteriza) los atrapara era todo un desafío. Luego de dos intentos fallidos, al tercero lo lograron y llegaron a la ciudad de Los Ángeles para comenzar su nueva vida...

- En la introducción del libro te planteas tres preguntas para lograr tus sueños ¿A dónde quieres ir? ¿Quién quieres ser? ¿Qué quieres lograr? ¿Ya conseguiste responderte estos tres interrogantes o que te falta para cumplir tus sueños?

- La respuesta es sí y no. Todas las metas que me propuse cuando era joven ya las logré. Me siento satisfecha como mujer, madre, y escritora. Tengo todo lo que me propuse tener: una buena carrera, un hogar, una buena vida. Pero hace dos años tuve que analizar mi vida otra vez, porque al alcanzar todos los sueños que tenía de joven, tuve que crear nuevas metas y visualizar un nuevo futuro. Cuando cumplí los cuarenta tuve que hacerme esas tres preguntas una vez más.  

Empecé una nueva etapa de mi vida y los sueños que tengo ahora ya no son los de mi juventud, sino los de mi vida de adulta. 

Quiero irme a vivir fuera de los Estados Unidos. Tal vez de regreso a Mexico o a España porque deseo nuevas experiencias. Quiero ser más activa en la lucha por los emigrantes y escribir más libros sobre el tema porque mi lealdad siempre va a ser hacia los emigrantes. Quiero ayudar a la nueva generación de escritores (especialmente Latinos) a lograr sus sueños y luchar para que por fin haya más diversidad en el mundo de la literatura. También quiero lograr abrir un centro de niños en mi ciudad en México, donde pueda darle servicios a los niños que viven ahí, como libros gratis, comida, tutorías después de escuela y acceso a computadoras. 

- Cuando comenzaste la escuela en México estabas muy feliz. No solo porque ibas a estar unas horas lejos de tu abuela sino porque ibas a tener tus propios libros como tus hermanos. ¿Cómo nació tu amor por los libros? 

- No sé por que me gustaban tanto los cuentos, tal vez porque ellos me ayudaban a escapar de mi vida por un momento. Me hacían olvidar mi dolor. Pero también los cuentos me ayudaban a entender el mundo. 

Los primeros libros que leí fueron los de literatura que nos daban en la escuela. Mi cuento favorito era El Pinito, un cuento alemán de un pinito que desea tener hojas grandes, hojas de vidrio u hojas de oro, pero al final descubre que debe de amarse tal y cómo es. 

- En tu primer concurso de escritura, tu maestra, la Srta. Anderson rechazó tu trabajo. Ese día, te prometiste que algún día escribirías un libro del que tu padre se sentiría orgulloso ¿Pudiste lograrlo?

No lo sé. Cuando publiqué mi primer libro mi padre no lo leyó. Tampoco leyó el segundo. “La distancia entre nosotros” fue el tercero pero él ya había muerto para entonces. Quiero pensar que sí estaba orgulloso de mí solo que a él siempre se le hizo difìcil expresar su orgullo. 

- En este blog amamos las bibliotecas, ¿qué recuerdos tienes de la biblioteca de Arroyo Seco que visitabas en tu adolescencia?

Esa biblioteca me salvó la vida. Me dio acceso a todos los libros que quería leer. En mi casa no había libros, y sin ellos creo que me hubiera deprimido mucho. Quisiera que haya más bibliotecas, especialmente en áreas donde los niños no tienen dinero para comprar libros. 

- Una anécdota que relatas en el libro me resultó muy divertida. Cuando comenzaste a usar gafas tu hermana Mago decía que parecías una bibliotecaria...

Pues creo que en aquella época, todas las bibliotecarias que conocíamos tenían gafas y eran mayores de edad, entonces mi hermana quería hacerme burla porque ahora yo tenía que usar gafas también, aunque aún era una niña.  

- Por todo lo que tuviste que pasar a lo largo de tu vida, ser escritora fue un gran logro... ¿Cómo fueron esos inicios con tu profesión, qué es lo que más recuerdas?

Recuerdo que fue muy difícil perseguir esa carrera de escritora. Cuando estaba en la universidad estudiando escritura creativa, mis maestros -gringos todos- criticaban mucho mi trabajo y me hacían dudar de mi misma. Pensé que tal vez no tenía nada de talento y debería dejar de escribir. 

Después, cuando terminé mi primera novela, tuve la suerte de encontrar un agente literario pero cuando mandamos el manuscrito a un editor, su respuesta fue: “ Me gusta cómo escribes, pero no creo que a nadie le importe leer un libro sobre una emigrante mexicana buscando a su padre”. 

Esa frase: “a nadie le va importer” me dolió muchísimo.

Por suerte, seguimos buscando editor (se lo mandamos a 27 editores), y por fin, uno de ellos me dijo que sí. Fue una editora afro-americana que se enamoró de mi novela. 

Reyna (es la más chiquita) junto a sus dos hermanos y su madre. Antes de que ella se fuera a Estados Unidos. (Foto: Facebook de Reyna Grande)

Una verdadera Reina

Cuando uno nace, su nombre es una marca que lo guiará a lo largo de toda su vida. Si hay algo que marcó a esta escritora fue un nombre fuerte y con personalidad: "Reyna Grande".

Desde chica debió luchar contra ese destino... Cuando ingresó a la secundaria de Burbank (ya en Estados Unidos), la profesora de Educación Física se detuvo en su nombre y le preguntó:

- ¿Reyna Grande? ¿Ese es tu verdadero nombre?

Reyna trató de ignorar las risas de sus compañeros mientras pensaba: "Sí, sí, soy una reina grande, a pesar de medir solo un metro cincuenta ¿Qué tiene?".

La profesora sonrió y le dijo: "Eres muy joven para que te llamen de esa forma, ¿no lo crees? ¿Te importa si te llamo Pincesa?

- ¡Sí!, aceptó ella emocionada... "Era demasiado joven para llamarme Reyna Grande. Quizás, algún día, crecería para poder llamarme de esa forma. Por ahora, ¡era feliz siendo una Princesa!"

Y vaya si creció y, luego de tantas puertas que se le cerraron, pudo llegar a lograr, quizás, mucho más de lo que alguna vez soñó...

En mayo 2015, 30 años después de haber cruzado la frontera, Reyna volvió a ese lugar "Quería ver a la frontera con los ojos de una adulta". 

Una mano amiga

Una de las personas más importantes en la vida de Reyna, fue la Dra. Diana Savas, quien fue su profesora en una clase de inglés obligatoria en la Universidad de Pasadena. La Dra. Savas era una mujer de cabello corto y oscuro, de ojos color café bien encuadrados detrás de sus gafas, de ascendencia griega y estadounidense pero que para felicidad de Reyna, hablaba un excelente español.

Ella fue la primera en creer que Reyna sería una gran escritora. Un día le encargó a sus alumnos un ensayo sobre los grupos sociales a los que pertenecía cada uno de ellos. Reyna no tenía idea a qué grupo pertenecía entonces, decidió escribir sobre su familia que era el único lugar al que creía pertenecer.

Cuando la Dra. Savas leyó el trabajo la llamó a su oficina y le dijo: "Escribiste un ensayo autobigráfico. Necesito que lo rehagas, pero, desde ya, te comento que eres una muy buena escritora. Eres muy talentosa".

La alegría de Reyna era incomparable. Era el comienzo de algo hermoso. Un sueño en el que todavía está viviendo.

- Como la mencionas en el libro, Diana Savas es tu heroína... ¿Cómo es tu relación actual con ella?

Tengo muy buena relación con ella. Diana llena el papel que mi madre no pudo llenar; con ella tengo más en común que con mi propia madre. Todavía me sigue apoyando en todo. 

- Ser escritora te abrió muchas puertas, ¿qué es lo que más te gusta de tu profesión?

¡Tantas cosas! Estoy tan agradecida de tener esta carrera. Primero, me encanta el horario. Puedo escribir a la hora que quiera, y si quiero en la cama y en mis pijamas, o me voy a un café a escribir, o en la noche cuando todos están dormidos, me voy a mi oficina y me paso toda lo noche escribiendo. 

Me gusta que puedo mantenerme a mi y mi familia haciendo lo que más amo en el mundo. Es un trabajo, pero más que nada es una pasión.  

Es una bendición poder crear puentes entre nosotros con palabras. A través de mis libros, ayudo a los lectores a entender la vida de los emigrantes y fomentar la compasión, comprensión, y respeto hacía ellos. 
  
Más que nada me gusta que puedo motivar a los jóvenes a seguir persiguiendo sus sueños. Gracias a mis libros, tengo la oportunidad de visitar muchas escuelas y universidades y platicar con los jóvenes y motivarlos.   

- La historia de que tu cordón umbilical está enterrado en Iguala, hace que nunca hayas cortado la relación con ellos. Sé que todas las navidades llevas regalos para todos los niños de tu viejo vecindario. ¿Cómo es tu compromiso social con tus compatriotas?

El tema de la emigración es el tema que guía todo lo que escribo. Mis novelas, mis autobiografías, mis ensayos, tratan sobre la emigración. Para mí es una meta de toda la vida , la de seguir alzando la voz por la comunidad inmigrante, especialmente los indocumentados. 

Mi identidad está muy atada en mi pasado; yo sé de dónde vengo, sé que fui indocumentada.  Sé que siempre me van a juzgar por el color de mi piel, mi nombre mexicano, mi acento. Pero también sé que soy binacional, bicultural, bilingüe: soy el doble de lo que fui antes.


FICHA DEL LIBRO:

Título original: The distance between us
Título en español: La distancia entre nosotros
Autora: Reyna Grande
Traducción: Julián Alejo Sosa
Editorial: VRYA
Año: 2017
Formato: 14 x 19 cm
Cantidad de páginas: 368
ISBN: 978-987-747-344-5
Colección: Ficción para jóvenes
Público: Para ambos sexos a partir de los 12 años
Género: Novela realista/testimonial

SOBRE LA AUTORA:

Reyna Grande cursó sus estudios en el Pasadena City College y más tarde en la Universidad de California, Santa Cruz, donde se licenció en escritura creativa. Posteriormente, obtuvo su máster en escritura creativa por Antioch University. Ha recibido el American Book Award, el premio literario Aztlán, y más recientemente, el galardón Luis Leal.

Es miembro del prestigioso Macondo Writers Workshop, que fue fundado por la conocida autora Sandra Cisneros y cuya sede se encuentra en el centro de artes culturales de San Antonio, Texas.

Ha impartido cursos de escritura creativa en el programa de extensión de escritores, de la Universidad de California, Los Ángeles, en VONA (Voces de las artes de nuestra nación) y en el Congreso de Escritores Latinos, entre otros.

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