Miriam y Walter tienen un carro decorado con el cual recorren las habitaciones y les ofrecen a los pacientes y familiares leer un libro y así poder pasar un rato ameno.
En un sector del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), de la ciudad de Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina), se encuentra una biblioteca que no sólo es un lugar cultural donde se va a leer libros si no que se acerca a los pacientes internados y les hace pasar un grato momento entre tantos aparatos, cables y dolores.
Este espacio es comandado por el psicólogo Walter Sanchez y la asistente social Miriam Oviedo quienes hace ochos años comenzaron a construirlo de acuerdo a las necesidades y deseos de los pacientes a partir de un llamado de la jefa de Servicio Social del nosocomio, Gabriela Re.
“Trabajamos en el Hospital en un proyecto que tiene una biblioteca desde 2009. El objetivo principal es trabajar en conjunto con el servicio social y en especial en ese momento fue con adolescentes que tenían HIV por transmisión de los padres. Vino como un pedido de servicio social y se transformó en una biblioteca”, comentó Walter a El Marplatense.
Al comienzo trabajaban según lo que los chicos querían hacer y empezaron pintando murales, pintura sobre tela, tenían una guitarra y con el paso del tiempo empezaron a tener algunos libros que luego, gracias a donaciones, lograron tener 2 mil ejemplares y hoy tienen alrededor de cuatro mil.
“En un momento dijimos por qué no lo hacemos con otros pacientes que también pasan por la misma situación. Conseguimos entonces un carro con ruedas, lo decoramos, lo llevamos a recorrer los pisos con biblioteca y así nace la biblioteca ambulante”, sostuvo Miriam.
Pero esta actividad no es algo tomado “a la ligera” si no que tiene fundamentos más profundos: “La idea está basada en la psiconeuropsicología que trata de que si vos mejoras el estado de ánimo las defensas se mantienen altas y si ponés tu cabeza y mente en cosas más creativas también”, explicó el psicológo.
Por su parte, Miriam señaló que no usan guardapolvo sino que están “de civiles” para que la llegada al paciente sea otra. “Vamos con el carro por las habitaciones, yo entro primero a la de mujeres y Walter a la de hombres y les consultamos si quieren leer un libro”, indicó.
También, la biblioteca funciona como “lugar de respiro” para los familiares que tienen pacientes internados y eligen ir un rato allí a leer un libro.
Como la biblioteca no está constituida formalmente, ya que aguardan por la autorización de la dirección del hospital, la cual aseguran que estará en poco tiempo, desde la Dirección del Sistema Municipal de Bibliotecas Públicas, manifestaron que no pueden asignarles recursos ni darles una donación de libros aunque están siempre a disposición y los ayudan consiguiendo materiales para las actividades.
“La biblioteca en términos formales no existe porque estamos esperando la respuesta del hospital sobre la firma de un acta de cooperación que permita formalmente crear la biblioteca. Eso nos impone que no puedo darle ningún recurso del estado de manera formal. Entonces estamos tratando de regularizar la situación legal de la biblioteca”, apuntó la directora del Sistema Municipal de Bibliotecas Públicas, María Paz de León.
“Por el boca a boca conseguimos donaciones de libros. Inclusive la gente que vos le prestás libros dentro del hospital por ahí vuelve y nos trae libros o revistas que tenían en la casa. Algunos se pierde y a los seis meses aparece y los devuelven y traen diez libros más”, aseguró Walter.
Sobre el cuidado y la desinfección de los libros el psicólogo sostuvo que a veces pasan por un proceso especial y otras no. “Si van a salas inmunológicas sí. Habíamos conseguido un horno microondas donde los poníamos unos segundos ahí y después iban a una bolsa de papel madera y así los prestábamos, desinfectados”, comentó.
“Fue tratar de transformar el hospital en un lugar donde se va a buscar salud y no como un depósito de enfermos”, manifestó Walter.
Miriam explicó que ellos les enseñan a los pacientes, sobre todo a los jóvenes con HIV, que se tienen que “empoderar de la enfermedad de manera positiva”.
Fuente: El marplatense
En un sector del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), de la ciudad de Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina), se encuentra una biblioteca que no sólo es un lugar cultural donde se va a leer libros si no que se acerca a los pacientes internados y les hace pasar un grato momento entre tantos aparatos, cables y dolores.
Este espacio es comandado por el psicólogo Walter Sanchez y la asistente social Miriam Oviedo quienes hace ochos años comenzaron a construirlo de acuerdo a las necesidades y deseos de los pacientes a partir de un llamado de la jefa de Servicio Social del nosocomio, Gabriela Re.
“Trabajamos en el Hospital en un proyecto que tiene una biblioteca desde 2009. El objetivo principal es trabajar en conjunto con el servicio social y en especial en ese momento fue con adolescentes que tenían HIV por transmisión de los padres. Vino como un pedido de servicio social y se transformó en una biblioteca”, comentó Walter a El Marplatense.
Al comienzo trabajaban según lo que los chicos querían hacer y empezaron pintando murales, pintura sobre tela, tenían una guitarra y con el paso del tiempo empezaron a tener algunos libros que luego, gracias a donaciones, lograron tener 2 mil ejemplares y hoy tienen alrededor de cuatro mil.
“En un momento dijimos por qué no lo hacemos con otros pacientes que también pasan por la misma situación. Conseguimos entonces un carro con ruedas, lo decoramos, lo llevamos a recorrer los pisos con biblioteca y así nace la biblioteca ambulante”, sostuvo Miriam.
Pero esta actividad no es algo tomado “a la ligera” si no que tiene fundamentos más profundos: “La idea está basada en la psiconeuropsicología que trata de que si vos mejoras el estado de ánimo las defensas se mantienen altas y si ponés tu cabeza y mente en cosas más creativas también”, explicó el psicológo.
Por su parte, Miriam señaló que no usan guardapolvo sino que están “de civiles” para que la llegada al paciente sea otra. “Vamos con el carro por las habitaciones, yo entro primero a la de mujeres y Walter a la de hombres y les consultamos si quieren leer un libro”, indicó.
También, la biblioteca funciona como “lugar de respiro” para los familiares que tienen pacientes internados y eligen ir un rato allí a leer un libro.
Como la biblioteca no está constituida formalmente, ya que aguardan por la autorización de la dirección del hospital, la cual aseguran que estará en poco tiempo, desde la Dirección del Sistema Municipal de Bibliotecas Públicas, manifestaron que no pueden asignarles recursos ni darles una donación de libros aunque están siempre a disposición y los ayudan consiguiendo materiales para las actividades.
“La biblioteca en términos formales no existe porque estamos esperando la respuesta del hospital sobre la firma de un acta de cooperación que permita formalmente crear la biblioteca. Eso nos impone que no puedo darle ningún recurso del estado de manera formal. Entonces estamos tratando de regularizar la situación legal de la biblioteca”, apuntó la directora del Sistema Municipal de Bibliotecas Públicas, María Paz de León.
“Por el boca a boca conseguimos donaciones de libros. Inclusive la gente que vos le prestás libros dentro del hospital por ahí vuelve y nos trae libros o revistas que tenían en la casa. Algunos se pierde y a los seis meses aparece y los devuelven y traen diez libros más”, aseguró Walter.
Sobre el cuidado y la desinfección de los libros el psicólogo sostuvo que a veces pasan por un proceso especial y otras no. “Si van a salas inmunológicas sí. Habíamos conseguido un horno microondas donde los poníamos unos segundos ahí y después iban a una bolsa de papel madera y así los prestábamos, desinfectados”, comentó.
“Fue tratar de transformar el hospital en un lugar donde se va a buscar salud y no como un depósito de enfermos”, manifestó Walter.
Miriam explicó que ellos les enseñan a los pacientes, sobre todo a los jóvenes con HIV, que se tienen que “empoderar de la enfermedad de manera positiva”.
Fuente: El marplatense
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