¿Escuchar un audiolibro cuenta como leer?

El auge del audiolibro ya está entre nosotros y con él, la eterna duda: ¿te has leído ese libro si lo has hecho en formato audiolibro?



“Los audiolibros no se leen, se escuchan. Por lo tanto no has leído un libro, has escuchado una historia”, le respondieron hace unos días a Juanito Libritos, profesor, ‘booktuber’ y recién aficionado a los audiolibros. Esa es una de las posiciones posibles en el último gran debate que atraviesa el mundo editorial: ¿oír un audiolibro cuenta como leer un libro?

Para empezar, ¿qué es leer? En su primera acepción, la RAE recoge “Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados”. Sin embargo, también lo define como “Entender o interpretar un texto de determinado modo”, lo que arroparía el formato audiolibro, como señala el profesor. Fundéu va un poco más allá y señala la existencia de una palabra específica para quien consume audiolibros: no habría que identificarlo como “lector”, sino como “audiolector” o “lector de audiolibros”.



Poco a poco, los audiolibros empiezan a inundar la industria de la literatura. Estados Unidos tiene el mayor mercado del mundo, con más de 2,5 millones de dólares en ventas en 2017. En España, este formato también está asomando la cabeza, con editoriales como Penguin Random House, Planeta o Nórdica que ya cuentan en sus catálogos con títulos en forma de audiolibro. Storytel, en su año y medio de vida en España, dispone de unos tres mil audiolibros en su colección y el aterrizaje de Audible, el nuevo servicio de audiolibros del gigante Amazon es inminente y amenaza, por su enorme poder, con abrir definitivamente la veda del audiolibro en España.

¿Cuáles son las diferencias?

Para el profesor, la experiencia literaria es muy similar al leer un libro y al escucharlo. “Tus sentidos se anulan y surge una historia en tu cabeza. El acceso a la historia es el mismo, solo hay un cambio de tu propia voz por la de otro narrador”, explica a El Confidencial. No solo ofrece una experiencia similar, asegura, sino que puede mejorarla. “Podría considerarse que tiene un plus: las grandiosas habilidades de enormes profesionales del doblaje que usan todas sus herramientas para contarte un cuento. Esa capacidad que ellos pueden tener para modular la voz, para hacer una pausa en el momento preciso, puede incluso mejorar la experiencia auditiva respecto a la lectura tradicional”. De hecho, insiste en esto: no, los audiolibros no están narrados por una voz robótica tipo Loquendo o Siri.

Álex Gibelalde, country manager de Storytel en España, coincide en esto y remite a un estudio recogido por DosDoce y realizado por los doctores Art Markman y Bob Duke, de la Universidad de Texas. Según este estudio, los resultados de leer y oír, aun siendo distintos, no son ninguno mejor o peor que el otro, aunque existen algunas diferencias a la hora de interiorizar la historia: cuando alguien oye audiolibros, como no puede volver atrás para una relectura, es probable que haga un mejor esfuerzo para tratar de extraer la esencia de lo que la voz quiso decir en la locución.

Algo que también destacan como diferencia principal entre audiolibros y la lectura convencional es la respuesta emocional que pueden provocar los primeros, casualmente ejemplificado con una experiencia personal del profesor: “La primera vez que he llorado en mi vida con un libro ha sido con la locución de ‘El corredor de fondo’ de la recientemente fallecida activista lesbiana Patricia Nell Warren.”



Para el escritor de novela negra César Pérez Gellida, considerado bestseller en el campo de la novela negra, son “dos formas de consumo distintas con sus pros y sus contras”. Pérez, que ha publicado volúmenes como ‘Todo lo mejor’ (2018) o 'Memento Mori' (2013), también ha escrito una audioserie original para Storytel, ‘Kodiak’. Se considera un lector "multiconsumo", ya sea en formato físico, kindle o audiolibro, pero no era usuario de Storytel hasta que se publicó 'Kodiak'. El autor asegura que la forma de narrar puede afectar a la forma de interiorizar la historia. “Que solamente haya una voz narrativa, tanto para la voz omnisciente como para todos los personajes, a mí me saca un poco de la historia. En cambio, si son distintos actores, con distintos registros, hace muchísimo porque tu atención no decae”.

Para el escritor y columnista Alberto Olmos, tampoco es lo mismo leer un libro que escucharlo. “Si fuera lo mismo, también lo sería conducir un Fórmula 1 y jugar en la consola a un juego en el que conduces un Fórmula 1”, compara. Señala también algunas dificultades posibles a la hora de reproducir en voz alta algunos recursos de la prosa. “¿Cómo leen Los santos inocentes, de Delibes, que no usa signos de puntuación? ¿Cómo leen las fotos o dibujos que incluyen algunas novelas?”

¿Lector o audiolector?

Juanito Libritos tiene claro que consumir un audiolibro cuenta como lectura. “Todos nos hemos leído ‘Los tres cerditos’. Puede que nunca hayas leído tú específicamente la historia original pero por supuesto que todos lo hemos leído”, compara. “Nos lo han contado en casa mil veces, con elementos narrativos -aspavientos, soplos, distintas voces- que han alterado el cuento de una vez para otra, que lo han hecho más asequibles para nuestro entendimiento y que han usado herramientas de la tradición oral para atraparnos durante la narración.”

Consciente de las críticas hacia esta explicación, el profesor se adelanta. “Algunas de las puristas que usaron como argumento cosas del estilo “si le leo a mi bebé ‘La crítica de la razón pura’ entonces ya podrá decir que ha leído a Kant a los dos años” solo tratan de reducir hasta el ridículo una evidencia. Un niño de dos años no entiende lo que dice Kant, pero sí entiende lo que les pasa a los tres cerditos”.

Si bien coincide con Gibelalde, que asegura que un consumidor de audiolibros debe considerarse lector, no lo hace con Pérez Gellida. “No se puede considerar lectura porque activas otra parte del cerebro. La lectura requiere una capacidad de concentración distinta y la experiencia de escuchar una historia no tiene nada que ver, en cuanto a que precisa cierta atención pero no te ocupa el intelecto al completo”, dice por teléfono a este diario.

Mientras que Fundéu proponía “audiolector” para referirse a quien consume audiolibros, las opiniones dentro del sector son variadas. Para el country manager de Storytel, “son lectores porque lo que se consume son libros”. Para Pérez, sin embargo, no existe la actividad de lectura como tal, sino de escuchar. “Podría ser un audiooyente”, ríe pensando alguna definición. “No sé si habría que buscarle un término específico, pero lectura como tal no existe”.

Olmos coincide en la necesidad de buscar una nueva palabra. “El anuncio de la plataforma de audiolibros que he visto en la tele te dice: ¡ya puedes leer en cualquier sitio! Hombre, es como si me das una revista porno y me dices que ya puedo follar en cualquier sitio. La lectura no se define por el hecho de asistir a una historia, ni siquiera a un discurso, sino por el aislamiento que eliges para ti.”

Un papel complementario

El vídeo mató a la estrella de la radio pero el audiolibro no pretende acabar con el papel. “No queremos canibalizar nuestros libros en físico”, insiste Gibelalde. “Era un miedo que tenían las editoriales. Los primeros meses costaba porque no conocían el formato y ahora ya están viendo que el audiolibro es un complemento, a ellos no les afecta a sus ventas de papel o ebook. Editoriales como Penguin han hecho una apuesta total”. De hecho, el CEO de Penguin Random House, Markis Dohle, aseguró en el II Fórum Edita de Barcelona el verano pasado que de aquí "a cinco o siete años habrá más audiolibros que libros electrónicos".

Para Pérez, el futuro de la industria editorial no va a depender de la lectura de los audiolibros pero sí insiste en que es una forma de consumo que suma mucho más de lo que resta. También señala como positivo la apertura a un nuevo tipo de público que descubra la literatura a través de esta nueva forma de consumo narrativo. A finales de 2018, Storytel cumplía un año en España y lo hacía con un dato revelador: “El 50% de las personas que han escuchado audiolibros no habían leído un solo libro en papel en el último año”.

Como muestra del avance de los audiolibros se postula también Audible, el servicio de audiolibros de Amazon que prepara su aterrizaje en España mientras genera cerca de 3.000 millones de dólares de ingresos al año en Estados Unidos.

El futuro próximo de los audiolibros puede destacar por su papel complementario, como resume Gibelalde. “Te permite seguir leyendo en esos momentos donde no puedes concentrarte en la lectura en papel o en pantalla. Nuestros usuarios nos utilizan mientras están en el coche, mientras hacen deporte…” Para muchas personas, los audiolibros ya se han adaptado con facilidad a su vida. “Cuando preguntamos, la mayoría de lectores no recuerda si ha leído o escuchado un libro, se acuerda de la historia”.

Fuente: El Confidencial

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El profesor que enseña historia de España a sus alumnos por WhatsApp

Hay un mantra en el mundo de la docencia, que viene del refranero español, y que dice que cada maestrillo tiene su librillo. Da igual la asignatura que sea, no hay dos profesores que enseñen igual. Eso sí, es posible qu e a día de hoy haya que flexibilizar un poco el refrán porque ya hay quien en vez de tener sus técnicas apuntadas en un cuaderno tiene un 'smartphone' desde el cual enseña a sus alumnos. Incluso son capaces de contar lo que ocurrió en la Alta Edad Media en la Península Ibérica a chicos de 2º de la ESO usando grupos de WhatsApp.

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