Greta Thunberg tenía solo 15 años cuando se paró frente al parlamento sueco con un pequeño cartel de cartón que decía: “Huelga escolar por el clima”. Hoy es un símbolo de la lucha contra el cambio climático. El 1° de agosto sale su libro "Cambiemos el mundo", de editorial Lumen, donde se publican los discursos de la joven activista sueca.
"SOY GRETA THUNBERG, TENGO QUINCE AÑOS Y HABLO EN NOMBRE DE LA JUSTICIA CLIMÁTICA. ESTE ES UN GRITO DE SOCORRO."
El 20 de agosto de 2018, la joven sueca Greta Thunberg, que contaba solo con 15 años de edad, se postró ante el parlamento sueco con un pequeño cartel de cartón que decía: “Huelga escolar por el clima”. La adolescente había decidido faltar a las clases para exigir al gobierno de su país que redujera las emisiones de dióxido de carbono y cumpliera con el Acuerdo de París - un convenio firmado por 195 países en 2015 y cuyo objetivo era frenar el calentamiento global y el cambio climático- si no queríamos asistir a un cataclismo medioambiental y a la desaparición de millones de especies. Thunberg había marcado ese día en su agenda ya que el 9 de septiembre se iban a celebrar las elecciones generales en Suecia. El primer día estaba ella sola, con su chubasquero amarillo, su gorro de lana y sus trenzas, una imagen que poco tiempo después daría la vuelta al mundo.
A Thunberg le habían impactado las noticias sobre el cambio climático que escuchó por primera vez a los ocho años de edad y que le llevaron a dejar de hablar, comer y a perder hasta diez kilos de peso. Pero la adolescente estaba enfadada por lo que había ocurrido en Suecia aquel verano: una ola de calor había originado cerca de 50 incendios forestales que arrasaron con 20.000 hectáreas. Para la adolescente fue la gota que colmó el vaso. Poco después de aquello fue diagnosticada con el Síndrome de Asperger, un trastorno que se incluye dentro de espectro autista y que afecta a la interacción social. Esta fue una de las razones, como explicaría más tarde en varios discursos, que le llevaron a emprender la lucha en solitario y no en asociación con colectivos medio ambientales.
Ante el parlamento sueco colgó varias fotos en Facebook e Instagram de su huelga. Pronto su lucha se hizo viral. Acudieron activistas medioambientales y los medios de comunicación. Enseguida la secundaron también otros estudiantes en su huelga. La adolescente llamó la atención desde el principio por su aspecto tímido, su sonrisa que nunca llega a serlo del todo, su vestimenta. Y sus frases cortas, pero contundentes.
En septiembre ya estaba al frente de la Marcha por el clima en Estocolmo, y en octubre ya daba charlas en Bruselas y Helsinki; después llegaron Londres, donde ofreció un discurso ante el parlamento británico también en octubre; en noviembre ofreció una charla TED sobre sus protestas, en diciembre no se detuvo ante el secretario general de la ONU António Guterres durante la Cumbre del Clima celebrada en Katowice (Polonia). Y en enero tampoco ante los poderes económicos reunidos en la ciudad suiza de Davos. En febrero pudieron escucharla en el Consejo Económico y Social de la Unión Europea.
Desde las primeras semanas de su huelga su capacidad de movilización fue en aumento. Además de las charlas ofrecidas en distintas ciudades europeas, para diciembre ya hacían huelga por el clima más de 20.000 estudiantes de países como Australia, Austria, Bélgica, Canadá, los Países Bajos, Alemania, Finlandia, Dinamarca, Japón, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos. A partir del 15 de marzo se pusieron en marcha los viernes en huelga por el clima por parte de los estudiantes, que dio lugar al movimiento Juventud por el clima. Llegó a poner a 1,5 millones de estudiantes en la calle. También participaron los jóvenes españoles.
En este libro se incluyen los discursos que ha ofrecido ante los diversos organismos en los que ha sido requerida su presencia. En ellos, además de los múltiples datos sobre el daño que se le está haciendo al planeta, muestra cómo sus frases son las que han contagiado su lucha al resto del mundo, ya que son un acicate contra los políticos: “No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que siento todos los días y luego quiero que actúes".
“Algunas personas, algunas empresas, saben exactamente qué valores intransferibles han sacrificado para continuar produciendo cantidades inimaginables de dinero. Y creo que muchos de ustedes pertenecen a ese grupo”, les dijo a los empresarios en Davos. Su tesis es que con un aumento de la temperatura del planeta de 2 grados hay poco tiempo para actuar, y mucho menos para los niños que, como ella, puede que sí lleguen a ver el próximo siglo. En el libro también se incluye el post que escribió en febrero de 2019 en Facebook en el que desmontaba los rumores sobre si había algún tipo de campaña u organismo detrás de su figura.
Greta Thunberg es una joven activista climática sueca. En agosto de 2018 inició una huelga por el clima todos los viernes que se ha convertido en un fenómeno global al haberse expandido desde Estocolmo al resto del mundo. Se ha reunido con mandatarios europeos y ha dado discursos, escritos por ella misma, en, entre otros foros, las Naciones Unidas y ante los máximos dirigentes de la Unión Europea en Bruselas. Greta ha sido nombrada por Time una de las jóvenes más influyentes del mundo y es candidata al Premio Nobel de la Paz. Junto a sus padres y su hermana Beata, es autora del libro Nuestra casa está ardiendo. Historia de una familia y de un planeta en crisis, de próxima publicación en Lumen.
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El 20 de agosto de 2018, la joven sueca Greta Thunberg, que contaba solo con 15 años de edad, se postró ante el parlamento sueco con un pequeño cartel de cartón que decía: “Huelga escolar por el clima”. La adolescente había decidido faltar a las clases para exigir al gobierno de su país que redujera las emisiones de dióxido de carbono y cumpliera con el Acuerdo de París - un convenio firmado por 195 países en 2015 y cuyo objetivo era frenar el calentamiento global y el cambio climático- si no queríamos asistir a un cataclismo medioambiental y a la desaparición de millones de especies. Thunberg había marcado ese día en su agenda ya que el 9 de septiembre se iban a celebrar las elecciones generales en Suecia. El primer día estaba ella sola, con su chubasquero amarillo, su gorro de lana y sus trenzas, una imagen que poco tiempo después daría la vuelta al mundo.
“Nuestra casa está ardiendo. Estoy aquí para decirles que nuestra casa está ardiendo. En menos de doce años ya no podremos corregir nuestros errores."
A Thunberg le habían impactado las noticias sobre el cambio climático que escuchó por primera vez a los ocho años de edad y que le llevaron a dejar de hablar, comer y a perder hasta diez kilos de peso. Pero la adolescente estaba enfadada por lo que había ocurrido en Suecia aquel verano: una ola de calor había originado cerca de 50 incendios forestales que arrasaron con 20.000 hectáreas. Para la adolescente fue la gota que colmó el vaso. Poco después de aquello fue diagnosticada con el Síndrome de Asperger, un trastorno que se incluye dentro de espectro autista y que afecta a la interacción social. Esta fue una de las razones, como explicaría más tarde en varios discursos, que le llevaron a emprender la lucha en solitario y no en asociación con colectivos medio ambientales.
"Apoyo firmemente que los estudiantes salgan a las calles en busca de protección climática y luchen por ella. Creo que es una muy buena iniciativa. Los objetivos de protección del clima solo son alcanzables si hay apoyo en la sociedad”
Angela Merkel
Ante el parlamento sueco colgó varias fotos en Facebook e Instagram de su huelga. Pronto su lucha se hizo viral. Acudieron activistas medioambientales y los medios de comunicación. Enseguida la secundaron también otros estudiantes en su huelga. La adolescente llamó la atención desde el principio por su aspecto tímido, su sonrisa que nunca llega a serlo del todo, su vestimenta. Y sus frases cortas, pero contundentes.
"Greta habla para ella, para su generación, pero también para sus hijos y, más allá de los seres humanos, para la Tierra entera, en su preciosa y frágil belleza. Escuchémosla. Tal vez todavía estemos a tiempo."
J. M. G. Le Clézio, Premio Nobel de Literatura
Desde las primeras semanas de su huelga su capacidad de movilización fue en aumento. Además de las charlas ofrecidas en distintas ciudades europeas, para diciembre ya hacían huelga por el clima más de 20.000 estudiantes de países como Australia, Austria, Bélgica, Canadá, los Países Bajos, Alemania, Finlandia, Dinamarca, Japón, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos. A partir del 15 de marzo se pusieron en marcha los viernes en huelga por el clima por parte de los estudiantes, que dio lugar al movimiento Juventud por el clima. Llegó a poner a 1,5 millones de estudiantes en la calle. También participaron los jóvenes españoles.
“Algunas personas, algunas empresas, saben exactamente qué valores intransferibles han sacrificado para continuar produciendo cantidades inimaginables de dinero. Y creo que muchos de ustedes pertenecen a ese grupo”, les dijo a los empresarios en Davos. Su tesis es que con un aumento de la temperatura del planeta de 2 grados hay poco tiempo para actuar, y mucho menos para los niños que, como ella, puede que sí lleguen a ver el próximo siglo. En el libro también se incluye el post que escribió en febrero de 2019 en Facebook en el que desmontaba los rumores sobre si había algún tipo de campaña u organismo detrás de su figura.
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