La Fundación Malala publicó un informe en el que proyecta que las niñas pobres en edad escolar podrían quedar fuera del sistema educativo a raíz del cierre de escuelas por la crisis sanitaria por coronavirus.
Las consecuencias educativas de la COVID-19 llegarán más allá del período de cierre de escuelas afectando desproporcionadamente a las niñas marginadas. Esta es una de las conclusiones de un informe publicado por la Fundación Malala, de Malala Yousafzai premio Nobel de la Paz en 2014 por defender el derecho a la educación de las niñas de Pakistán.
La investigación toma como referencia la epidemia de Ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea, ocurrida entre 2014 y 2015, cuando más de 10 mil escuelas fueron cerradas durante ocho meses para contener los contagios. La medida educativa impactó en al menos 5 millones niñas, niños y adolescentes.
En 2015 cuando las escuelas fueron reabiertas los estudiantes habían perdido 33 semanas de educación. En el caso de las niñas, la educación estaba detrás de las de los niños desde mucho antes.
El informe cita que en Sierra Leona, los hombres estudian en promedio 4 años, mientras que las niñas apenas 1.8. Es por ello que estiman que con seis meses de pérdida de clases como resultado de la COVID-19, las niñas de países de ingresos bajos y medios bajos, podrían perder el 50% del total de sus años de educación.
A raíz de esa experiencia la Fundación estimó las consecuencias a corto y largo plazo del cierre de escuelas en 188 países. Unicef —el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia— calcula que 154 millones de niños, niñas y adolescentes a nivel mundial se encuentran temporalmente fuera de las escuelas.
Incluso cuando las escuelas vuelvan a abrir, las oportunidades de las niñas dependen de otro tipo de demandas. Por ejemplo, un estudio encontró que durante el brote de Ébola en Liberia, muchas niñas se convirtieron en el principal sostén de las familias, comprometiendo su escolaridad. El informe de la Fundación Malala señala que además, ante la muerte de padres y madres de familia, fueron las niñas las que asumieron la mayor parte de la responsabilidad doméstica y quedaron expuestas a mayores riesgos de explotación sexual. Al mismo tiempo también se duplicaron los embarazos en adolescentes.
Guatemala es el tercer país de Latinoamérica con mayor tasa de fecundidad en adolescentes. En 2019, 5 mil 061 niñas entre los 10 y 14 años dieron a luz, según datos del Observatorio de Salud Reproductiva -OSAR-.
— Durante la crisis, las familias más pobres necesitaban que los niños contribuyeran económicamente para compensar los gastos adicionales. Sierra Leona registró un aumento del 19% en el número de niñas de 12 a 17 años que participan en actividades generadoras de ingresos. Una vez que se reabrieron las escuelas, los niños que encontraron trabajo rara vez fueron alentados a regresar a la escuela—, destaca el informe.
Con base en esa experiencia, la Fundación Malala estima que alrededor de 10 millones de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria serán afectadas por la crisis derivada de la COVID-19.
Ideas para mitigar el impacto educativo del coronavirus
La falta de acceso a educación no es un tema nuevo para millones de niñas alrededor de todo el mundo. En los países en vías de desarrollo la desigualdad económica y las normas de género evitan que 129 millones de niñas en todo el mundo reciban educación.
En Guatemala, el censo escolar 2017-2018 realizado por el Ministerio de Educación, estima que son 141,337 menores de edad los que están fuera del sistema educativo. El 65% son niñas.
La Fundación Malala enfatiza que aunque las perspectivas parecen sombrías, las experiencias en otras crisis y pandemias también proporcionan ideas para que los gobiernos actúen para mitigar los retrocesos educativos.
Entre las estrategias resalta que los gobiernos se aseguren de que las niñas sigan estudiando mientras las escuelas estén cerradas. Esto, a través del uso de tecnologías y de medidas que tomen en cuenta otras medidas de enseñanza remota para las comunidades más empobrecidas.
El Ministerio de Educación de Guatemala inició un programa televisivo para continuar con las clases de preprimaria, primaria y secundaria. La mayor crítica contra esa iniciativa es que no todos los estudiantes tienen acceso telecomunicaciones y tecnologías. El Censo de Población del año 2018 arrojó que en Guatemala el 68% de la población no tiene acceso a Internet y el 78% no cuenta con computadora. Por otro lado, solo el 16% de los estudiantes del sector público tienen acceso a Internet, lo que limita su acceso a la formación en línea durante la crisis por coronavirus.
La Fundación Malala también propone que las autoridades recopilen datos de las estudiantes para evaluar si cuando las escuelas sean reabiertas, el porcentaje de niñas que regresó a estudiar es el mismo y en caso de ser menor, puedan desarrollar políticas públicas que garanticen condiciones para que continúen su educación.
Las transferencias de efectivo y los programas de educación comunitaria son estrategias efectivas para alentar la inscripción de las niñas, señala la Fundación, que recomienda a los países intensificar la educación integral en sexualidad para mitigar el aumento de las tasas de embarazo adolescente durante los cierres escolares posteriores. Estas medidas a largo plazo podrían tener un impacto positivo en la igualdad de género en la educación.
También se resalta que los gobiernos y la comunidad internacional deberían comenzar a identificar e implementar medidas financieras de emergencia para suavizar el impacto de la recesión económica en la educación y la salud.
—Aprender del pasado y planificar ahora para el futuro permitirá que los sistemas educativos se recuperen rápidamente y sirvan a las niñas y niños más marginados. Ante la crisis actual, el mundo no debe fallar a las generaciones futuras, sino aferrarse al sueño de que algún día, cada niño tendrá 12 años de educación segura, gratuita y de calidad—, cierra la investigación de la Fundación Malala.
Fuente: Nomada
VÉASE ADEMÁS:
INFORME DE LA FUNDACIÓN MALALA
Malala, la niña que quería ir a la escuela, de Adriana Carranca
La periodista y escritora brasileña, Adriana Carranca, nos trae una versión infantil de la historia de Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz en 2014. Esta joven paquistaní desafió al régimen Talibán para defender su derecho a la educación y el valor de ir a la escuela. Gentileza de V&R Editoras.
Nota completa: click aquí
Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi ganaron el premio Nobel de la Paz 2014
La joven paquistaní fue tiroteada por los talibanes por defender la educación femenina en su país; comparte el galardón con el titular de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil.
Nota completa: click aquí
La pandemia por COVID-19 impactará en el futuro de las niñas en todo el mundo. FOTO: CARLOS SEBASTIÁN |
Las consecuencias educativas de la COVID-19 llegarán más allá del período de cierre de escuelas afectando desproporcionadamente a las niñas marginadas. Esta es una de las conclusiones de un informe publicado por la Fundación Malala, de Malala Yousafzai premio Nobel de la Paz en 2014 por defender el derecho a la educación de las niñas de Pakistán.
La investigación toma como referencia la epidemia de Ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea, ocurrida entre 2014 y 2015, cuando más de 10 mil escuelas fueron cerradas durante ocho meses para contener los contagios. La medida educativa impactó en al menos 5 millones niñas, niños y adolescentes.
En 2015 cuando las escuelas fueron reabiertas los estudiantes habían perdido 33 semanas de educación. En el caso de las niñas, la educación estaba detrás de las de los niños desde mucho antes.
#COVID19 will disproportionately affect girls and young women. Read our paper to learn more about pandemics and education – and how our governments can mitigate the impacts on girls: https://t.co/4wN2xwSrXx ⬅️ pic.twitter.com/KECAQorAUw— Malala Fund (@MalalaFund) April 6, 2020
El informe cita que en Sierra Leona, los hombres estudian en promedio 4 años, mientras que las niñas apenas 1.8. Es por ello que estiman que con seis meses de pérdida de clases como resultado de la COVID-19, las niñas de países de ingresos bajos y medios bajos, podrían perder el 50% del total de sus años de educación.
A raíz de esa experiencia la Fundación estimó las consecuencias a corto y largo plazo del cierre de escuelas en 188 países. Unicef —el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia— calcula que 154 millones de niños, niñas y adolescentes a nivel mundial se encuentran temporalmente fuera de las escuelas.
Incluso cuando las escuelas vuelvan a abrir, las oportunidades de las niñas dependen de otro tipo de demandas. Por ejemplo, un estudio encontró que durante el brote de Ébola en Liberia, muchas niñas se convirtieron en el principal sostén de las familias, comprometiendo su escolaridad. El informe de la Fundación Malala señala que además, ante la muerte de padres y madres de familia, fueron las niñas las que asumieron la mayor parte de la responsabilidad doméstica y quedaron expuestas a mayores riesgos de explotación sexual. Al mismo tiempo también se duplicaron los embarazos en adolescentes.
Guatemala es el tercer país de Latinoamérica con mayor tasa de fecundidad en adolescentes. En 2019, 5 mil 061 niñas entre los 10 y 14 años dieron a luz, según datos del Observatorio de Salud Reproductiva -OSAR-.
— Durante la crisis, las familias más pobres necesitaban que los niños contribuyeran económicamente para compensar los gastos adicionales. Sierra Leona registró un aumento del 19% en el número de niñas de 12 a 17 años que participan en actividades generadoras de ingresos. Una vez que se reabrieron las escuelas, los niños que encontraron trabajo rara vez fueron alentados a regresar a la escuela—, destaca el informe.
Con base en esa experiencia, la Fundación Malala estima que alrededor de 10 millones de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria serán afectadas por la crisis derivada de la COVID-19.
Ideas para mitigar el impacto educativo del coronavirus
La falta de acceso a educación no es un tema nuevo para millones de niñas alrededor de todo el mundo. En los países en vías de desarrollo la desigualdad económica y las normas de género evitan que 129 millones de niñas en todo el mundo reciban educación.
En Guatemala, el censo escolar 2017-2018 realizado por el Ministerio de Educación, estima que son 141,337 menores de edad los que están fuera del sistema educativo. El 65% son niñas.
La Fundación Malala enfatiza que aunque las perspectivas parecen sombrías, las experiencias en otras crisis y pandemias también proporcionan ideas para que los gobiernos actúen para mitigar los retrocesos educativos.
Malala Yousafzai. |
Entre las estrategias resalta que los gobiernos se aseguren de que las niñas sigan estudiando mientras las escuelas estén cerradas. Esto, a través del uso de tecnologías y de medidas que tomen en cuenta otras medidas de enseñanza remota para las comunidades más empobrecidas.
El Ministerio de Educación de Guatemala inició un programa televisivo para continuar con las clases de preprimaria, primaria y secundaria. La mayor crítica contra esa iniciativa es que no todos los estudiantes tienen acceso telecomunicaciones y tecnologías. El Censo de Población del año 2018 arrojó que en Guatemala el 68% de la población no tiene acceso a Internet y el 78% no cuenta con computadora. Por otro lado, solo el 16% de los estudiantes del sector público tienen acceso a Internet, lo que limita su acceso a la formación en línea durante la crisis por coronavirus.
La Fundación Malala también propone que las autoridades recopilen datos de las estudiantes para evaluar si cuando las escuelas sean reabiertas, el porcentaje de niñas que regresó a estudiar es el mismo y en caso de ser menor, puedan desarrollar políticas públicas que garanticen condiciones para que continúen su educación.
Las transferencias de efectivo y los programas de educación comunitaria son estrategias efectivas para alentar la inscripción de las niñas, señala la Fundación, que recomienda a los países intensificar la educación integral en sexualidad para mitigar el aumento de las tasas de embarazo adolescente durante los cierres escolares posteriores. Estas medidas a largo plazo podrían tener un impacto positivo en la igualdad de género en la educación.
También se resalta que los gobiernos y la comunidad internacional deberían comenzar a identificar e implementar medidas financieras de emergencia para suavizar el impacto de la recesión económica en la educación y la salud.
—Aprender del pasado y planificar ahora para el futuro permitirá que los sistemas educativos se recuperen rápidamente y sirvan a las niñas y niños más marginados. Ante la crisis actual, el mundo no debe fallar a las generaciones futuras, sino aferrarse al sueño de que algún día, cada niño tendrá 12 años de educación segura, gratuita y de calidad—, cierra la investigación de la Fundación Malala.
Fuente: Nomada
VÉASE ADEMÁS:
INFORME DE LA FUNDACIÓN MALALA
Malala, la niña que quería ir a la escuela, de Adriana Carranca
La periodista y escritora brasileña, Adriana Carranca, nos trae una versión infantil de la historia de Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz en 2014. Esta joven paquistaní desafió al régimen Talibán para defender su derecho a la educación y el valor de ir a la escuela. Gentileza de V&R Editoras.
Nota completa: click aquí
Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi ganaron el premio Nobel de la Paz 2014
La joven paquistaní fue tiroteada por los talibanes por defender la educación femenina en su país; comparte el galardón con el titular de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil.
Nota completa: click aquí
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