Conociendo la Biblioteca de la RAE

El número de libros que reúne la biblioteca de la Real Academia Española asciende aproximadamente a 280.000 volúmenes, desde la época fundacional hasta hoy.



La Real Academia Española conserva un importante patrimonio documental y bibliográfico, que pone a disposición de investigadores acreditados. El número de libros que reúne la biblioteca asciende aproximadamente a 280.000 volúmenes, desde la época fundacional hasta hoy.


La Biblioteca de la RAE custodia los libros que han servido de apoyo a la corporación en sus trabajos académicos desde su creación, en 1713. También alberga importantes colecciones y legados donados por académicos y benefactores de la institución a lo largo de su historia. Está especializada en lengua y literatura españolas. Ofrece sus servicios de consulta a los académicos y a los colaboradores que trabajan en los distintos proyectos desarrollados por la corporación. También abre sus puertas a los investigadores y estudiosos de estas materias.


Además de contar con volúmenes sobre lexicografía y filología española e hispanoamericana, custodia otras muchas obras de los más diversos temas, que han servido para documentar los trabajos de la corporación. Estos fondos se han enriquecido considerablemente con la llegada, en 1995, del legado del bibliógrafo y académico Antonio Rodríguez-Moñino y, en 1998, con la incorporación de la biblioteca del que fuera director de la corporación entre 1968 y 1982, el filólogo y poeta Dámaso Alonso.


En la actualidad hay, por tanto, tres secciones bien diferenciadas. Por una parte, el fondo general, constituido por lo que ha sido históricamente la biblioteca de la Academia, formada mediante la adquisición de obras para sus trabajos lexicográficos y filológicos. Estos fondos han aumentado a lo largo del tiempo con donaciones, tanto de particulares como de instituciones. Por otro lado, el legado de Rodríguez-Moñino y de su esposa, María Brey, junto al de Dámaso Alonso, han mantenido su propia unidad, organización e instalación independiente dentro de la biblioteca.


Biblioteca académica


Los académicos utilizaron para sus primeros trabajos en el Diccionario de autoridades (1726-1739) la biblioteca del director y fundador de la corporación, Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, ubicada en su residencia de la plaza de las Descalzas Reales, en donde se reunían, en sus primeros años de andadura, los miembros de la institución. Esta biblioteca privada de los Villena nunca se incorporó a la de la Academia. Sus herederos la vendieron entre finales del siglo XIX y principios del XX, hecho que favoreció su fragmentación.


Además de los libros del primer director, los académicos emplearon también las obras de sus bibliotecas particulares, aunque la corporación pronto decidió la compra de títulos adecuados para sus fines. El objetivo, ya en la etapa fundacional, era formar así una biblioteca propia, en la que estuvieran representados los escritores que los académicos habían elegido como «autoridades» para ilustrar los ejemplos de su Diccionario.


Primeras adquisiciones


Las primeras adquisiciones con este fin fueron las colecciones que algunos académicos habían utilizado en sus trabajos para el Diccionario de autoridades, como los libros de Lorenzo Folch de Cardona, en 1732, o los de Gonzalo Machado, en 1733, y Vicencio Squarzafigo, primer secretario, en 1737. De este modo, unos mil volúmenes pasaron a estar a cargo de la Secretaría y en los presupuestos de la Academia se estableció, a partir de este momento, una cantidad de trescientos ducados para la adquisición de libros. También se aprobó, en 1738, el primer reglamento, concerniente al «aumento, conservación y gobierno» de la biblioteca.


Hasta 1794, trasladada la corporación a la calle Valverde de Madrid, el secretario estaba al cargo de los libros, los custodiaba en su casa y se encargaba de elaborar un índice de estos y de controlar su préstamo a los académicos. Ese año, al disponer ya de sede propia, se nombró al primer bibliotecario académico: Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón. A partir de entonces, es constante el enriquecimiento de los fondos, ya sea por compra -para atender a las necesidades del trabajo académico- o por donativos de académicos y de instituciones. Así, hay que destacar, a lo largo de los siglos XIX y XX, las donaciones hechas por Severo Catalina, Manuel Tamayo y Baus, Adolfo de Castro, Manuel Rico y Sinobas, Cristóbal Pérez Pastor, el duque de Arcos, Antonio Tovar y, ya en estos últimos años, la de José Luis Borau.


Manuscritos


Entre los fondos patrimoniales de la Academia, figura la colección de más de seiscientos manuscritos; algunos del siglo XII, como las Etimologías de San Isidoro.


De los códices manuscritos cabe destacar el de las obras de Gonzalo de Berceo, del siglo XIV; el códice de Puñonrostro, del siglo XV, con las obras de don Juan Manuel, y el códice Gayoso del Libro de buen amor del arcipreste de Hita (siglo XIV).


En cuanto a los autógrafos, sobresalen los de Lope de Vega -El bastardo Mudarra, Estefanía la desdichada y El príncipe despeñado-, así como los fechados en el siglo XIX, desde el Don Juan Tenorio de Zorrilla hasta los de Bretón de los Herreros, Ventura de la Vega, Pedro Antonio Alarcón, Hartzenbusch o García Gutiérrez. Ya en el siglo XX se han incorporado textos de los hermanos Álvarez Quintero. A todos estos fondos hay que añadir otro conjunto de 986 manuscritos de las obras presentadas a los certámenes convocados por la RAE desde 1778


Colección de impresos


La biblioteca posee cuarenta y dos incunables y primeras ediciones de obras de los principales escritores españoles (Cervantes, Lope de Vega, Quevedo). Destaca la colección de más de un millar de comedias sueltas que reflejan la evolución del teatro español a lo largo del siglo XVIII, con algunas ediciones del siglo XVII, y una buena colección de obras especializadas a partir del siglo XVI, así como mil ciento setenta y seis títulos de publicaciones periódicas reunidas desde el siglo XVIII hasta la actualidad.


Finalmente, hay que señalar la adquisición en 2011 de la colección de oratoria sagrada de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, que cuenta con 4381 sermones sueltos de los siglos XVI al XX, en especial de los siglos XVII y XVIII, pronunciados y publicados en España y otras posesiones españolas, muchos en Indias (158 piezas), y algunos en Portugal e Italia.


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Fuente: Real Academia Española


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