Claudia Magliano creó las "Mini Creaturas" para escapar de un bloqueo creativo surgido por la pandemia. El sello es colocarle libritos que contienen poemas de sus autores preferidos.
Pudo canalizar su vocación por la carpintería haciendo muebles para las bibliotequitas.
Siendo docente las medidas restrictivas de 2020 la llevaron a estar todo el día en su casa, dictando muchas clases por Zoom. “Tenía la necesidad de crear por algún lado”, cuenta sobre cómo se le dio por empezar a construir casitas.
“Todas tenían un leit-motiv que era que tenían bibliotequitas. Y un día empecé a hacer bibliotecas solas, les puse libritos y luego libritos con poemas. Fue una cosa espontánea, sin planificarlo”, acota.
El siguiente paso fue subir las fotos a Facebook, pero con el simple ánimo de compartir lo que hacía. Sorpresa se llevó cuando empezaron a preguntarle cuánto costaban.
Un mundo nuevo se abrió para quien nunca había hecho nada vinculado a la artesanía. Sus amigos le preguntaban cómo se le había ocurrido incursionar en las miniaturas y ella les contestaba “no sé, un día encontré unos palitos, los bajalenguas que usan los médicos, compré un paquete de colores y se me ocurrió hacer las bibliotecas con ellos. Para los muñequitos usé porcelana fría”.
Recuerda que en la primera bibliotequita tenía libritos que no se podían abrir, un gato en la parte de arriba y abajo un ratoncito leyendo. Para la segunda ya tuvo la idea de que los libros se abrieran, colocó una escalerita y arriba del todo un muñequito leyendo.
“Esa me la compró un amigo, Daniel Quijano, que es profe de literatura y para mí es el padrino de todo esto porque fue el primero que me dijo ‘quiero comprarte’. Vive en Mercedes y se la mandé. A partir de ahí empecé a vender”, señala sobre lo que considera el nacimiento oficial de Mini Creaturas.
“La sensación que tengo cuando las hago es la misma que tengo cuando escribo. Para mí cada una es un poema porque a cada una la pienso, la tengo ahí un tiempo, le doy vueltas, le voy poniendo cosas que se me ocurren”, cuenta sobre el proceso creativo.
El tamaño estándar marca que midan 15 centímetros de alto y unos 12 centímetros de ancho. Si tiene la idea definida, las termina bastante rápido, en unas dos horas. Otras veces puede estar todo un día imaginando qué poner en cada lugar.
“También he ido conociendo los materiales a medida que los trabajo. Me doy cuenta de qué posibilidades tienen y a veces el propio material me ayuda a buscar qué colocarle”, detalla.
Comenta que con los muñequitos nunca quiso ver tutoriales porque quería que fueran como le salieran. Por eso la vez que le pidieron hacer una Mafalda se negó. “No hago réplicas de personajes ni creaciones de otros”, se excusó.
Sí acepta encargues personalizados, como una señora que quiso una pareja con un bebé porque su hija acababa de ser madre o una chica que saca un disco y le encargó una réplica del estudio de grabación.
Si bien es poetisa, los poemas que se leen en los mini libros no son de su autoría. “Pongo poemas de autores que a mí me gustan, como León Felipe, Wislawa Szymborska, Antonio Machado, Alejandra Pizarnik… a veces coloco los que me piden. También hay gente que escribe y me pide que vaya con un poema suyo”, apunta.
Aclara que si bien le está yendo muy bien con Mini Creaturas y le encantaría dedicarles más horas, su actividad principal sigue siendo la docencia.
Hace 20 años que es profesora y actualmente trabaja en tres liceos. Tiene a su cargo 10 grupos, repartidos entre tercero, cuarto y quinto año. “Me falta sexto nomás”, acota entre risas. También es educadora preescolar y durante 20 años se dividió entre preescolares y liceales. “Como era muy cansador decanté por Secundaria, por los adolescentes”, dice.
Hoy los comparte con las Mini Creaturas, a las que les dedica fundamentalmente los fines de semana o cuando tiene tiempo libre. “Lo tomo como una cosa para disfrutar”, aclara. Pensaba presentarse en la feria Ideas+ pero se le pasó el tiempo, así que le quedó como cuenta pendiente para el 2022. Quizás pruebe en la feria que se hace en enero en Trouville.
Otro plan para el año próximo es retomar los talleres de escritura en forma presencial. Este año los dictó por Zoom para adolescentes y adultos luego de seis años sin darlos.
De a poco el bloqueo creativo de la pandemia se está yendo. “A todos los que escribimos nos pasa que tenemos momentos de sequía, momentos de súper producción… antes me asustaban, ahora ya no porque sé que después viene la escritura”, dice quien hace un par de años editó dos libros. “Ahora, si bien estoy en un momento medio de bloqueo, no estoy preocupada. Además, tengo las Mini Creaturas, que para mí es como otro modo de escritura”, concluye confiada.
Fuente: El País de Uruguay (Por: ANALÍA FILOSI)
VÉASE ADEMÁS:
Comentarios
Publicar un comentario