En esta nueva columna de opinión de Rosa Monfasani, los invitamos a responder estas dos preguntas, que están latentes en nuestra profesión, y parecen no tener una respuesta clara.
Pasan cosas en nuestra profesión. El primer cuestionamiento es ¿por qué? Hace ya algún tiempo germina con más fuerza esta idea. Muchas veces me pregunto si no andaremos por el camino equivocado, si el no involucrarse trae consigo una sensación de comodidad personal y entonces ¿para qué?
O quizás es el temor a perder una posición de seguridad, o el que no se nos considere por lo que creemos que somos, pero que en realidad no ejercemos. Digo esto porque es más sencillo aludir al trabajo específico que realizamos en la biblioteca, en la docencia, en la investigación o en una comunidad determinada que comprometerse con principios y de esa forma permitir que otros nos avasallen.
A diario vemos diferentes situaciones y muchas veces hacemos caso omiso de ellas:
1. Carreras / Escuelas. Cada una por su lado hace al desarrollo y funcionamiento de la carrera que dictan. Como comenté en varias oportunidades casi no tienen contacto con las otras carreras o por lo menos no se conoce que lo haya, para establecer títulos claros y precisos que nos definan como profesional y un plan de estudios con los mismos contenidos y años de cursada.
2. Comunidades bibliotecarias. No poseen un compromiso claro hacia la profesión. No se involucran en la problemática bibliotecaria de manera explícita, solo se trabaja hacia adentro y parece que existiera un temor de expresarse. Inclusive muchas veces se justifica y felicita el quehacer de quienes no son bibliotecarios y que como responsables hacen propuestas que los posicionan o colocan en un lugar privilegiado a su organización.
3. Bibliotecarios. Criticamos, decimos que otros no hacen lo que tienen que hacer, pero no peleamos con claridad, con sinceridad, no hacemos propuestas y no trabajamos en conjunto con otros profesionales. Si pensamos en esto, se podrían adquirir más beneficios y posiblemente más fuerza de representatividad.
4. Bibliotecas. Cada una según su tipología trabaja para el usuario, pero muchas veces con la finalidad obtener un reconocimiento externo, o para que el trabajo realizado sea y/o se piense que es mejor que el de las otras. Lo mismo sucede en particular con cada biblioteca de igual temática, tipo de usuarios o característica similares.
5. Congresos, encuentros, cursos, etc. En este ítem respondemos al por qué y al para qué, sin ser exactamente una respuesta. Éstos son necesarios para actualizar los conocimientos, para saber que se está haciendo y cómo se hace en otras unidades de información. Pero no se discuten allí las cuestiones que hacen a la profesión y por ende no se buscan soluciones en el plano profesional.
6. Objetivos profesionales. Muchas veces lo que falta son los objetivos y propósitos del por qué y el para qué. No quedan claros o no se tienen, porque lo que interesa es solamente haber alcanzado la zona de confort en lo laboral.
Aquí me permito citar las palabras de Josefa (Pepita) Sabor (1916-2012), que fue una de las referentes más destacadas de nuestra profesión, ella dijo en su Carta abierta a los bibliotecarios de hoy:
“Que los bibliotecarios no se decidan a asumir,
como grupo cultural,
las responsabilidades que les son propias,
es una afrenta para las escuelas que los formaron
y para la profesión toda.”
Pareciera que vuelvo a insistir sobre conceptos que he manifestado anteriormente, pareciera que comento siempre las mismas cosas, pero es que no encuentro o aún no he visto muchos comentarios que planteen que podemos hacer para posicionar nuestra profesión. Es más, en algunos se ha manifestado que este tipo de cuestiones se trata a diario en blogs y en las redes sociales. No busco aprobación en todo, solo digo que hace falta trabajar en #PolíticasBibliotecarias, pensar el ¿por qué? y el ¿para qué? de nuestra razón de ser.
Los temas están allí, en todos nosotros y muchos de ellos pendientes de ser tratados. No sabremos que enfrentar si no tenemos claro que necesitamos. Y tampoco sabremos donde actuar si a mitad de camino no sabemos cómo cambiar el rumbo.
Los escucho y nos reencontramos en una nueva columna de opinión.
Mi Facebook: @RMonfasani
Brillante reflexión, Rosa. Coincido con vos. Pienso que es momento de dar un volantazo pero todos/as para el mismo lado: bibliotecarixs, bibliotecas, instituto/escuelas/facultades de formación. ¿Por qué? Porque necesitamos reformular la tarea. ¿Para qué? Para seguir existiendo. Un abrazo
ResponderEliminarQuerida Rosita, es un planteo interesante, tiene muchos elementos , todos relevantes y disparadores del debate. Yo personalmente soy muy del ¿por qué? y el ¿para qué?, pero hubo otra pregunta en la historia contemporánea , menos inocua pero más transformadora que fue el ¿que hacer?. En el que hacer la realidad nos interpela de forma drámatica. Es una pregunta que no requiere adherir a quien la propuso en su estrategia trasformadora, pero no debemos soslayarla frente a la intervención que podamos tener frente a la realidad que se nos presenta. Hablar del ¿que hacer? requiere espacios y métodos democráticos y antiburocráticos. Y en esos espacios y con métodos adecuados definir o construir un que hacer. Pasan cosas en la realidad y hay actores que responden a las nuevas realidades, sin ir muy lejos , la Facultad de Exactas de la UBA creo la Liceciatura en Datos. Esa podría haber sido un área de incumbencia nuestra, pero la inacción o la falta de visión o todas las circunstancias que vos impidieron una lectura de la realidad y actuar en consecuencia. En nuestro pais se estan construyendo espacios que se proponen como estrategia la defensa de los intereses de las y los bibliotecarios como trabajadores, algo similar pasa en Perú , donde me encuentro ahora. Y en esos espacios habrá que debatir y debatir
ResponderEliminarMi estimada "Unknown" me gustaría saber quien eres, si es que se puede. tu comentario es muy claro y cierto lo tomaré en cuenta. Gracias
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