La biblioteca de Zaragoza que es única en su especie

En julio de 2010 abrió sus puertas en Zaragoza una biblioteca 2.0 concebida especialmente para los jóvenes. Todo dentro de este lugar está diseñado y pensado para que las personas de entre 12 y 30 años se sientan cómodas y hagan suyo este espacio.


La biblioteca Cubit, en el edificio de La Azucarera del Rabal, fue diseñada por el alemán Christian Schmitz. ANDREEA VORNICU

En julio de 2010 abrió sus puertas en Zaragoza una biblioteca 2.0 concebida especialmente para los jóvenes. Todo dentro de este lugar está diseñado y pensado para que las personas de entre 12 y 30 años se sientan cómodas y hagan suyo este espacio. Se trata de la biblioteca Cubit, situada dentro de la Azucarera del Rabal, un edificio que por sí mismo merece otro reportaje.

Pero el objeto de estas líneas es centrarse en la Cubit, que en su día fue un hito y que buscaba crear un modelo exportable a otras ciudades de España para conseguir que los jóvenes no se alejaran de las bibliotecas durante la adolescencia.

Lo cuenta Mari Cruz Acín, directora del centro. «En los años 90 la Fundación Bertelsmann reparó en que las bibliotecas eran o generalistas o infantiles, por lo que los jóvenes, al llegar a la adolescencia, dejaban de ir. Y algunos volvían después cuando crecían y otros ya no. Por lo que estudiaron como crear espacios para este segmento de la población y de la mano de las instituciones empezaron a abrir algunas bibliotecas para jóvenes», explica.

Los espacios están pensados para que los jóvenes los hagan suyos. ANDREEA VORNICU

Primero se abrieron en Alemania, Estados Unidos, Finlandia... A España llegó este modelo primeramente a Mallorca y a principios de los años 2000 convocaron un concurso para ver en qué ciudad de la península se podía instalar una biblioteca para jóvenes.

En ese momento, Zaragoza partía con ventaja porque en 2004 la capital aragonesa fue seleccionada para albergar la Expo del año 2008. Además, la CAI cumplía entonces cien años y la caja estaba dispuesta a financiar proyectos. Y la ciudad del Ebro siempre se ha considerado un banco de pruebas en la que testar proyectos que después exportar a otras ciudades.

Así que Zaragoza fue escogida y se aprovechó la remodelación de La Azucarera del Rabal para crear este espacio. El arquitecto fue el alemán Christian Schmitz, que creó el diseño basándose en los principios marcados por la Fundación Bertelsmann. Todo está pensado para el confort de los jóvenes. Nada está hecho al tuntún.

Las sillas son en su mayoría taburetes o sillones, los espacios se pueden configurar de diferentes maneras. «Todos los elementos están pensados para que los chavales se sintieran como en su cuarto. Está pensado para ser un lugar de reunión», cuenta Acín.

La biblioteca tiene un importante fondo de música electrónica. ANDREEA VORNICU

Y el resultado son espacios modernos, con estética industrial, cortinas de aluminio, sillas de plástico transparente, mucho cristal por todos lados, y paredes sin adornar, dejando a la rugosidad y los ladrillos como un elemento más del decorado. 

La Cubit forma parte de la red de bibliotecas municipales y el personal es del ayuntamiento, pero fue financiado por la propia fundación y por la CAI.

Una de las claves del éxito inicial de esta biblioteca fue precisamente el nombre, Cubit, opina Acín. «No hace referencia ninguna a la biblioteca porque el concepto no es ese, es el de convertirlo en un lugar donde los jóvenes se queden», cuenta.

El origen de este nombre es la estructura del propio edificio. Dentro de la antigua fábrica de azúcar, en el ala oeste, un gran cubo de cristal guarda las tres plantas que conforman la biblioteca. El cubo hace referencia además a los cristales cúbicos del azúcar, hilando así el pasado con el presente del edificio. Y la palabra cubo se suma bit, en referencia al lenguaje digital.

Además del cubo, la biblioteca también tiene una especie de torre de tres plantas que es donde están los libros. Pero en este edificio se prestan también cómics, siendo uno de los fondos públicos más ricos de España de este género, videojuegos (cada vez tienen menos porque hoy se juega por streaming), cedés de música (mucho rap, hiphop y electrónica) y también películas y series.

Durante estos trece años, esta biblioteca especializada se ha ido adaptando a las nuevas necesidades y hábitos de los jóvenes, pero siempre con los libros como pilar del proyecto. En 2022, fueron casi 23.000 los ejemplares prestados.

Fuente: El Periódico de Aragón (Por: Iván Trigo)


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