Síndrome de tsundoku: Si tienes muchos libros, date por contagiado

Es el hábito de acumular muchos libros sin tener la necesidad de leerlos inmediatamente. ¿A quién le ocurre esto?


La localidad salmantina de Peñaranda de Bracamonte es el pueblo esplañol donde hay el mayor índice de prestamo de libros en bibliotecas públicas. estos indices se deben en gran parte a la biblioteca pública de la fundación Germán Sánchez Ruipérez en la imagen las instalaciones de esta biblioteca. Foto: David Arranz.

Tiene nombre de pasatiempo, pero es más un trastorno (benigno, eso sí) que otra cosa. Se llama "tsundoku", y es una dolencia que padecen muchas personas y que después de Navidades se le ha agravado a más de uno.

El "tsundoku" es un término japonés que hace referencia al hábito de comprar libros y acumularlos sin llegar a leerlos. Es decir, comprar libros por el placer de tenerlos para cuando, en un futuro, se encuentre un buen momento para disfrutarlos.

Dicho de otra manera, es lo contrario de aquellos que piensan que tener libros que acumulan polvo en las estanterías no tiene sentido y que todo volumen que se compre tiene la única finalidad de leerlo cuanto antes. Si no, no tiene sentido su compra porque la finalidad última de un libro, al fin y al cabo, no es otra que la de ser leído.

Pero aquellos que tienen una amplia librería en su casa saben que los libros tienen sentido no solo en el momento de ser leídos, sino también antes (cuando no son más que una expectativa) y después, cuando se han “consumido”.


Disfrutar de la expectativa de leer el libro

Algunos escritores célebres han defendido este hábito de acumular libros, incluso si no se leen en el momento. Quizás el más famoso de todos fue Umberto Eco, autor entre otros de El nombre de la Rosa, que hizo un alegato sobre el placer de tener muchos libros desde la privilegiada atalaya que suponía tener una biblioteca privada de 30.000 títulos.

Lo importante, sostenía el escritor y filósofo italiano, no era tanto leer el libro, sino disfrutar de la expectativa de poder leerlo en un futuro.

Anne Fadiman, escritora y ensayista, escribió también sobre el placer de tener libros sin leer. En su ensayo "Ex Libris: Confesiones de una Bibliófila", exploraba la relación íntima que los amantes de los libros tienen con sus bibliotecas personales y cómo la acumulación de libros puede ser un placer en sí mismo.

Fuente: La Razón (Por: Lucía Gutiérrez)



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