En este artículo, el bibliotecario Guillermo Elías hace un análisis sobre cómo las bibliotecas deben adaptarse continuamente a esta nueva realidad tecnológica mientras sostienen su compromiso de gestionar información precisa, relevante y válida para sus usuarios.
Por: Guillermo C. Elías*
“La paradoja fundamental es que la IA puede convertirse en un poderoso catalizador que necesitamos para recuperar nuestra humanidad”
John Hagel III
La interacción entre bibliotecas y digitalidad ha transformado radicalmente el acceso a la información y la forma en que las personas se relacionan con los recursos académicos. La digitalización ha brindado una serie de beneficios significativos, pero también plantea desafíos para las instituciones bibliotecarias.
El acceso global a la información: Gracias a los avances tecnológicos, las bibliotecas digitales han permitido un acceso mucho más amplio y rápido a una enorme cantidad de recursos. Ahora es posible acceder desde cualquier lugar del mundo a libros electrónicos, revistas científicas, artículos especializados y otros materiales académicos sin restricciones geográficas.
Preservación y conservación: La digitalización también fue fundamental en la conservación del patrimonio cultural. Muchos documentos valiosos que podrían deteriorarse con el tiempo ahora pueden ser procesados y almacenados en formato digital, asegurando su supervivencia para las futuras generaciones.
Facilidad de búsqueda e indexación: Los sistemas digitales permiten detectar y analizar rápidamente el contenido de los documentos, facilitando enormemente la localización de información específica. Los motores de búsqueda avanzados y las herramientas de indexación ayudan tanto a estudiantes como a los investigadores a encontrar sin demora lo que necesitan sin tener que navegar por numerosas fuentes físicas.
Evaluar los retos que plantea la avalancha informativa: La abundancia masiva de información disponible en línea puede resultar abrumadora; es necesario implementar estrategias efectivas para evaluar materiales confiables y evitar caer en la desinformación o en lo que denominamos infoxicación.
Nuevos roles y habilidades para los bibliotecarios: La digitalidad ha permitido una redefinición del papel del bibliotecario. Es imprescindible que los profesionales tengan conocimientos especializados en tecnologías de la información, gestión de bases de datos, derechos digitales, estandarización de los procesos técnicos, técnicas de digitalización, trabajo cooperativo y en redes, y otras capacidades relacionadas con la era digital. Además, deben ser capaces de enseñar a los usuarios cómo buscar, evaluar y utilizar esos recursos.
Equidad y acceso universal: A pesar del fácil acceso proporcionado por las bibliotecas digitales, existen usuarios que no tienen conexión a Internet o dispositivos adecuados. La brecha digital puede ampliar más las desigualdades sociales y educativas. Por lo tanto, es fundamental desarrollar estrategias inclusivas que garanticen un acceso equitativo a la información para todos.
En resumen, la digitalización ha revolucionado el mundo de las bibliotecas al ofrecer nuevas posiciones en términos de accesibilidad e intercambio global de conocimiento. Sin embargo, también se presenta un gran desafío en cuanto a la selección crítica de fuentes confiables y la garantía de un acceso equitativo para todas las personas. Las bibliotecas deben adaptarse continuamente a esta nueva realidad tecnológica mientras sostienen su compromiso de gestionar información precisa, relevante y válida para sus usuarios.
La interacción entre las bibliotecas y la inteligencia artificial (IA) es un tema apasionante que plantea diversas reflexiones filosóficas. Las bibliotecas, como “guardianes del conocimiento humano”, han sido tradicionalmente lugares donde las personas buscan información, aprenden y exploran ideas. Por otro lado, la inteligencia artificial ha revolucionado nuestra capacidad para procesar grandes cantidades de datos y obtener resultados inmediatos.
En este contexto, la integración de la IA en las bibliotecas puede ofrecer beneficios significativos. Por ejemplo, los sistemas de recomendación basados en IA pueden ayudar a los usuarios a descubrir nuevos libros o recursos relevantes según sus preferencias e intereses. Además, los chatbots impulsados por IA pueden brindar asistencia instantánea a los visitantes de una biblioteca al responder preguntas comunes o proporcionar orientación sobre cómo utilizar eficazmente sus servicios.
Sin embargo, el uso de la inteligencia artificial también plantea desafíos éticos y epistemológicos importantes. La confiabilidad y veracidad de la información son preocupaciones fundamentales en un entorno digital donde abundan noticias falsas y contenido engañoso. Las bibliotecas deben ser cautelosas al implementar herramientas basadas en IA para garantizar que se priorice el acceso a una información precisa y objetiva.
Además, existe el riesgo de una posible brecha digital que podría excluir a aquellos sin acceso a Internet, o a las habilidades tecnológicas adecuadas para aprovechar plenamente los recursos digitales impulsados por IA en las bibliotecas. Esto resalta aún más la importancia de mantener un equilibrio entre lo analógico y lo digital dentro del espacio bibliotecario.
La biblioteca física continúa siendo un espacio en que el lector puede ejercer su autodeterminación al momento de ejercitar una consulta, liberándose de la burbuja que crean los algoritmos de búsqueda y las cookies.
En última instancia, mientras abrazamos el potencial de la inteligencia artificial en las bibliotecas, es fundamental recordar que la verdadera riqueza de una biblioteca radica en su capacidad para fomentar el pensamiento crítico, promover el diálogo y preservar nuestra herencia cultural. La IA puede ser una herramienta poderosa para mejorar los servicios y facilitar el acceso a información relevante, pero nunca debe reemplazar la esencia misma de lo que hace a una biblioteca invaluable: su compromiso con la humanidad, con la libre circulación de la información, y su papel fundamental como espacio abierto para explorar ideas y conocimientos plurales.
Estimado Guillermo, muy clara tu columna que toca puntos muy presentes hoy y que aún no se tienen resueltos. El planteo ayudará o será beneficioso para que los colegas puedan seguir pensando en como resolver esas cuestiones, las que me he preguntado muchas veces y que he manifestado en columnas pasadas, y que seguramente rondan la inquietud de otros bibliotecarios que desean aplicar tecnologías incipientes a los procesos y especialmente a los servicios que se brindan. Saludos cordiales.
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