Detectan un peligro oculto en los libros para coleccionistas y bibliotecarios

Investigaciones recientes revelaron que algunos libros de la época victoriana, encuadernados en tela y con colores brillantes, podrían contener tintes tóxicos que representan un riesgo para la salud de quienes los manipulan.



Investigaciones recientes revelaron que algunos libros de la época victoriana, encuadernados en tela y con colores brillantes, podrían contener tintes tóxicos que representan un riesgo para la salud de quienes los manipulan. Este hallazgo es particularmente relevante para coleccionistas, bibliotecarios y cualquier persona que maneje estos volúmenes antiguos, pues los pigmentos peligrosos pueden desprenderse y ser inhalados o absorbidos a través del contacto.

El estudio utilizó técnicas avanzadas para detectar la presencia de metales pesados como el arsénico, el plomo y el cromo en libros del siglo XIX y principios del XX. Estos análisis se llevaron a cabo en la Universidad de Lipscomb, bajo la dirección del profesor adjunto Joseph Weinstein-Webb. Asimismo, contaron con la participación de estudiantes como Abigail Hoermann y Jafer Aljorani.

El interés por este tipo de investigación surgió cuando los bibliotecarios de Lipscomb contactaron al departamento de química para analizar una serie de libros de colores brillantes pertenecientes a la colección de la biblioteca Beaman. Los investigadores utilizaron varias técnicas, incluyendo la fluorescencia de rayos X (XRF), la espectroscopia de emisión óptica de plasma acoplado inductivamente (ICP-OES) y la difracción de rayos X (DRX). Dichas técnicas funcionaron para identificar los pigmentos tóxicos en las cubiertas de tela de los libros. Es la primera vez que se utiliza la técnica de difracción de rayos X en libros para detectar la presencia de compuestos venenosos.

Los resultados mostraron que algunos libros contenían niveles peligrosos de plomo y cromo, incluso por encima de los límites aceptables según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. La exposición prolongada a estos metales pesados puede tener efectos graves en la salud, incluyendo daños pulmonares, problemas de fertilidad e incluso cáncer.

Frente a estos hallazgos, la biblioteca de Lipscomb ha comenzado a sellar en bolsas plásticas herméticas aquellos libros que aún no han sido analizados. Asimismo, retiró de la circulación pública los que se ha confirmado que contienen tintes tóxicos. El equipo de investigación espera que sus descubrimientos no solo contribuyan al Proyecto Libros Venenosos, sino que también fomenten prácticas más seguras en el manejo y conservación de estos libros en bibliotecas y colecciones privadas.

A medida que continúen las investigaciones, los científicos planean utilizar técnicas no destructivas, como la difracción de rayos X, para que otras bibliotecas puedan analizar sus colecciones sin dañar los libros.

Fuente: Mi punto de vista


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