La inteligencia artificial en educación y bibliotecas

La nueva Inteligencia artificial: guía para estudiantes 2025, creada por la Universidad de Elon y la AAC&U, ofrece un panorama esencial para entender cómo la IA está transformando la educación, el aprendizaje y las habilidades profesionales. Pero para docentes, bibliotecarios y profesionales de la información, el documento funciona también como un mapa estratégico: un diagnóstico claro de los desafíos actuales y una hoja de ruta para acompañar y formar a las nuevas generaciones en un entorno marcado por la automatización, la sobrecarga informativa y los dilemas éticos.



La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa futurista: está integrada en casi todas las plataformas que usamos a diario y avanza a un ritmo que obliga a repensar cómo estudiamos, trabajamos y nos relacionamos con el conocimiento. La Guía de IA para estudiantes 2025 reúne recomendaciones prácticas, advertencias, ejemplos y reflexiones éticas para navegar esta nueva realidad de manera consciente y responsable.

A continuación, presento un análisis centrado en aquello que impacta directamente en la educación, la formación profesional y los servicios bibliotecarios.


1. La IA como nueva capa de alfabetización: más allá de lo digital

La guía muestra que la IA no solo es una herramienta: es un ecosistema que reconfigura cómo se busca, procesa, evalúa y produce información. Para bibliotecarios/as y docentes, esto implica:

Nuevas prioridades educativas

* Enseñar a distinguir entre IA generativa e IA analítica.

* Formar en verificación de datos, comprensión de sesgos algorítmicos y pensamiento crítico aplicado a contenidos generados por IA.

* Incorporar dinámicas de evaluación de prompts, trazabilidad de fuentes y atribución responsable del uso de IA.

Esto no reemplaza la alfabetización informacional clásica: la complejiza.

La habilidad de “buscar información” ahora incluye saber evaluar modelos, configuraciones, parámetros y riesgos.


2. Nuevos desafíos para la integridad académica y la autoría

La guía dedica varias secciones a la integridad académica, con advertencias que el ámbito bibliotecario y docente debe atender:

* Muchas tareas requieren repensar el concepto de plagio cuando intervienen herramientas generativas.

* Citar correctamente la IA es un hábito que los estudiantes deben aprender desde temprano.

* El riesgo de “dependencia cognitiva” aparece como un punto crítico: si la IA hace demasiado, los estudiantes aprenden menos.


Oportunidad para bibliotecas y docentes

Desarrollar políticas institucionales claras sobre:

* uso aceptable de IA;

* atribución;

* explicación transparente de cómo se usaron las herramientas generativas;

* límites en tareas específicas.

Las bibliotecas, como mediadoras informacionales, pueden liderar la elaboración de estas políticas.


3. El rol de las bibliotecas: curaduría, verificación y acompañamiento

En un escenario donde abundan alucinaciones, datos incorrectos y contenido fabricado, las bibliotecas se convierten en el espacio donde se enseña a:

* verificar información con múltiples fuentes;

* contrastar resultados generados por IA;

* analizar sesgos e intencionalidades;

* recuperar contenidos académicos confiables;

* usar herramientas como Google Scholar, Semantic Scholar o Elicit para evitar las respuestas “rápidas pero imprecisas” de algunos modelos.


La biblioteca como laboratorio de IA

La guía sugiere que los estudiantes necesitan explorar múltiples plataformas. Las bibliotecas pueden:

* ofrecer talleres comparando ChatGPT, Gemini, Claude, Perplexity, etc.;

* enseñar a detectar límites de actualización, calidad de fuentes y sesgos lingüísticos;

* brindar espacios seguros para experimentar con IA generativa y analítica.


4. La ética como dimensión central de la formación

La guía describe riesgos éticos que atraviesan la profesión bibliotecaria y docente:

* privacidad y protección de datos personales;

* sesgos culturales y lingüísticos;

* reproducción de discriminación o discursos dañinos;

* uso indebido de datos de entrenamiento;

* impacto ambiental del entrenamiento de modelos.


Educación ética transversal

No alcanza con enseñar a usar herramientas; hay que formar en:

* criterios éticos de uso responsable;

* límites morales;

* impacto social de la IA;

* derechos de autor y licencias;

* transparencia en el uso de recursos digitales.

La ética informacional pasa a ser un contenido estratégico, no complementario.


5. El futuro profesional: habilidades humanas + habilidades en IA

La guía enfatiza algo decisivo para el ámbito educativo: el valor de las capacidades humanas se incrementa, no disminuye.


Para docentes:

Se vuelven esenciales la creatividad pedagógica, la empatía, la mediación, la planificación estratégica y la capacidad de guiar procesos de pensamiento crítico.


Para bibliotecarios/as:

Las habilidades centrales del futuro incluyen:

* competencias en IA aplicada a la búsqueda, curaduría y análisis de datos;

* dominio del diseño de prompts;

* acompañamiento en la evaluación de fuentes;

* trabajo colaborativo con docentes para integrar IA en procesos de aprendizaje.

La biblioteca se posiciona como actor clave en la formación para la ciudadanía digital e informacional.


6. Una oportunidad educativa: aprender a aprender con IA

La guía insiste en un concepto que interpela directamente al sector educativo:

la IA exige que los estudiantes desarrollen habilidades de aprendizaje continuo.

Esto abre un enorme campo de acción para docentes y bibliotecas:

* diseñar experiencias donde los estudiantes usen IA para explorar, pero luego profundicen con recursos académicos;

* combinar tutorías de IA con estudio activo y colaborativo;

* reforzar metodologías que valoren la autonomía, la reflexión y la creatividad humana.


Conclusión: un llamado a liderar el cambio

La Guía de IA para estudiantes 2025 no es solo un recurso para quien aprende: es también una herramienta estratégica para quienes enseñan, acompañan y gestionan información.

Para bibliotecarios/as y docentes, plantea un desafío y una invitación:

* Repensar nuestras prácticas.

* Actualizar nuestras competencias.

* Diseñar políticas claras y éticas.

* Convertirnos en referentes para un uso crítico y responsable de la IA.

La educación y las bibliotecas tienen la oportunidad de ser protagonistas de esta transformación, no meros espectadoras. La guía es un excelente punto de partida para comenzar ese camino.


[Descargar la Guía de IA para estudiantes 2025 (PDF)] 


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