Santa Evita es una de las novelas argentinas más importantes de los últimos tiempos. El derrotero del cadáver de la "Abanderada de los humildes" era digno de una novela.
Dos anécdotas que son más o menos conocidas sobre este libro:
Una es la famosa frase que le dice Evita al coronel Perón, la primera vez que se conocen en el Luna Park, esa de "Gracias por existir" fue un invento de Tomás Eloy Martinez y que posteriormente la historia tomó por verdadera. Travesuras de escritores.
La otra, y que siempre me gustó, fue que en una reunión del PEN (la reunión de escritores), Eloy Martinez le contaba a Stephen King sobre la "maldición" que traía consigo el cadáver de Evita. Y dicen que King se asustó. Y hay que asustar al maestro del terror.
Santa Evita cuenta el derrotero del cuerpo embalsamado, robado por una de las tantas dictaduras militares que asoló a la Argentina y que estuvo en manos de diferentes personas, desde el encargado de embalsamar el cadáver, el eminente Dr. Pedro Ara que terminó obsesionado con el cuerpo (Existe un libro de puño y letra del Dr, llamado "El caso Eva Perón" donde detalla los procedimientos utilizados para la conservación) a una nena que jugaba con ella como si fuese una muñeca en la parte de atrás de un cine en que había sido momentáneamente guardado y la obsesión necrofílica de un militar al que le costó trabajo desprenderse del cuerpo cuando la junta militar decidió sacarlo del país.
Muchos de los que custodiaron el cuerpo murieron de forma "accidental", de forma extraña (en uno de los traslados dos de los granaderos que lo escoltaban murieron atravesados a manos de sus fusiles engarzados en una frenada brusca del vehículo militar que los transportaba) o se sumieron en la locura.
Cuando, finalmente el cuerpo de Eva Perón es entregado a su viudo, no encontró la paz que se merecía. Caía en manos Lopez Rega y sus artes baratas de nigromante para con la nueva esposa de Perón, una ex cabaretera llamada Isabel.
La novela de Eloy Martinez no sólo cuenta la historia de Eva Perón viva y su posterior y lamentable periplo una vez muerta. Cuenta también la historia de una Argentina que por momentos rozo lo fantástico y de una época dónde la realidad y el terror convivían.
El grupo Penguin Random House y la Editorial Alfaguara acaban de sacar una edición conmemorativa de dicha novela (también de La novela de Perón) por Tomás Eloy Martínez. Alguien dijo alguna vez que es imposible entender la Argentina (o su política) sin entender el peronismo. Estas dos novelas son una buena aproximación a entender este fenómeno.
Sobre el autor:
Dos anécdotas que son más o menos conocidas sobre este libro:
Una es la famosa frase que le dice Evita al coronel Perón, la primera vez que se conocen en el Luna Park, esa de "Gracias por existir" fue un invento de Tomás Eloy Martinez y que posteriormente la historia tomó por verdadera. Travesuras de escritores.
La otra, y que siempre me gustó, fue que en una reunión del PEN (la reunión de escritores), Eloy Martinez le contaba a Stephen King sobre la "maldición" que traía consigo el cadáver de Evita. Y dicen que King se asustó. Y hay que asustar al maestro del terror.
Santa Evita cuenta el derrotero del cuerpo embalsamado, robado por una de las tantas dictaduras militares que asoló a la Argentina y que estuvo en manos de diferentes personas, desde el encargado de embalsamar el cadáver, el eminente Dr. Pedro Ara que terminó obsesionado con el cuerpo (Existe un libro de puño y letra del Dr, llamado "El caso Eva Perón" donde detalla los procedimientos utilizados para la conservación) a una nena que jugaba con ella como si fuese una muñeca en la parte de atrás de un cine en que había sido momentáneamente guardado y la obsesión necrofílica de un militar al que le costó trabajo desprenderse del cuerpo cuando la junta militar decidió sacarlo del país.
Muchos de los que custodiaron el cuerpo murieron de forma "accidental", de forma extraña (en uno de los traslados dos de los granaderos que lo escoltaban murieron atravesados a manos de sus fusiles engarzados en una frenada brusca del vehículo militar que los transportaba) o se sumieron en la locura.
Cuando, finalmente el cuerpo de Eva Perón es entregado a su viudo, no encontró la paz que se merecía. Caía en manos Lopez Rega y sus artes baratas de nigromante para con la nueva esposa de Perón, una ex cabaretera llamada Isabel.
La novela de Eloy Martinez no sólo cuenta la historia de Eva Perón viva y su posterior y lamentable periplo una vez muerta. Cuenta también la historia de una Argentina que por momentos rozo lo fantástico y de una época dónde la realidad y el terror convivían.
El grupo Penguin Random House y la Editorial Alfaguara acaban de sacar una edición conmemorativa de dicha novela (también de La novela de Perón) por Tomás Eloy Martínez. Alguien dijo alguna vez que es imposible entender la Argentina (o su política) sin entender el peronismo. Estas dos novelas son una buena aproximación a entender este fenómeno.
Sobre el autor:
Tomás Eloy Martínez nació en Tucumán en 1934. Fue uno de los escritores y periodistas más importantes de la Argentina. En su trayectoria y en su obra confluyen el periodismo y la literatura. Integró las redacciones de los semanarios Primera Plana y Panorama, trabajó en el diario La Opinión, fundó El Diario de Caracas, formó parte del equipo creador de Página/12 y fue columnista de periódicos nacionales y extranjeros, entre otras actividades. Publicó numerosos libros, entre ellos, La pasión según Trelew (1973), Lugar común la muerte (1979), La novela de Perón (1985), La mano del amo (1991), Santa Evita (1995), El vuelo de la reina (Premio Alfaguara 2002 y premio a la mejor novela extranjera del People's Literary Publication House, en Beijing-Shanghai), El cantor de tango (2004), Las vidas del General (2004), Purgatorio (2008) y Tinieblas para mirar (2014). Sus obras han sido traducidas a varias lenguas, y en particular sus novelas emblemáticas, La novela de Perón y Santa Evita, han sido leídas en más de treinta idiomas y publicadas en más de sesenta países. Fue finalista del Man International Booker Prize por el conjunto de su obra. También desarrolló una importante carrera académica, en la que se destaca su condición de profesor emérito de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey. Falleció en Buenos Aires en 2010. (megustaleerargentina)
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