No son necesarios grandes medios para crear una biblioteca. Basta con reunir un puñado de libros, que ni siquiera tienen que ser muchos, y personas dispuestas a gestionarlos y a usarlos. Poco más. Incluso 2.000 envases de helado reciclados pueden ser un material de construcción adecuado, como lo demuestra el proyecto que ha puesto en pie el estudio de arquitectura SHAU Bandung en una pequeña plaza en Bandung, Indonesia.
Toda la construcción utiliza técnicas muy sencillas. El primer piso de la estructura de acero está hecho a partir de vigas en forma de ele y de losas de hormigón y
están revestidas con 2.000 envases de helado reciclados, ligeramente inclinados hacia el exterior para repeler el agua de lluvia.
El diseño, además de ser ingenioso, resulta muy práctico y económico, ya que al existir un clima templado en la zona facilita la ventilación natural y elimina la necesidad de incluir aparatos de aire acondicionado, permitiendo además que la luz del día penetre en el interior. Lo primero que llama la atención al observar la fachada es que hay cubos que están del derecho y otros que están del revés. Aunque puede parecer que la combinación es aleatoria, en realidad sigue un patrón específico para incrustar un mensaje en forma de
código binario. El mensaje, elaborado por el alcalde de
Bandung Ridwan Kamil, dice
«buku adalah jendela dunia», lo que traducido sería
«los libros son ventanas al mundo».
El proyecto fue realizado como el primero de una
serie de pequeñas bibliotecas que serán construidas por toda
Indonesia con el
objetivo de abordar el problema de la disminución de la alfabetización entre la población y reavivar el interés en la lectura. Además de actuar como centro cultural del barrio, convirtiéndose en un espacio de acceso a los libros y al aprendizaje, estás
bibliotecas pretenden destacar por su originalidad llamando la atención de los medios y convirtiéndose en un punto de visita popular.
Fuente:
La Piedra de Sisifo
Fotos: Fotos de
Sanrok Studio
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