Esteban es un francés que lleva en Barcelona cuatro años y medio, de los que ha pasado casi la mitad viviendo en la calle. Conoce a la perfección los horarios y servicios de todas las bibliotecas públicas de la ciudad, donde encuentra calma (y Wifi).
Conoce a la perfección los horarios de las bibliotecas de la ciudad. La de L'Hospital -"en la calle las conocemos por la calle donde están, no por el nombre"- abre solo los martes y los jueves por la mañana. "Y los sábados, claro. Los sábados por la mañana abren todas". Nacido en Toulouse, Esteban tiene 42 años y hace cuatro y medio que vive en Barcelona, donde ha pasado dos y medio en la calle. "Ahora estoy en una habitación, aquí mismo en Riereta", cuenta. Dice aquí mismo porque habla desde el centro de día de la Fundación Arrels en esa calle, donde también es un habitual.
"Lo primero que haces cuando estás en la calle es buscar dónde desayunar cerca de la biblioteca", cuenta. Los martes y los jueves es fácil, porque cerca de la biblioteca de Sant Pau -la de Hospital- hay varios lugares que ofrecen a las personas sin techo un café con leche y una tostada sin pedirte nada. "Está el alemán, y otro sitio en Robador", explica. Ambos lugares están en el camino entre el local de Arrels y la biblioteca, un camino corto, todo queda en el Raval, que hace rápido, pese a andar con muletas.
Depende de por dónde ande, y de esos horarios que domina a la perfección -igual que las horas de conexión a Internet disponibles por semana y carnet-, acude a una o a otra. Además de la de Hospital, frecuenta la de Girona -la Sofia Barat-, la de la Estación del Nord -la Fort Pienc-, la de la Rambla -la Andreu Nin (ahora a punto de trasladarse al Borsí), la de Sant Pere Més Baix -Francesca Bonnemaison.
UN SITIO DONDE SENTARSE
"Lo primero que agradeces de la biblioteca es tener un sitio donde sentarte. Donde estar a gusto tanto en invierno como en verano, y donde poderte conectar a Internet. Mucha gente lo que más valora es al conexión a Internet", cuenta Esteban, a quien le informaron de las facilidades que ofrecían las bibliotecas públicas de la ciudad en la calle. "Cuando estás en la calle haces red. Cuando alguien descubre algo lo comparte con el resto de compañeros, y el recurso de la biblioteca es algo que todo el mundo en la calle tiene muy presente", destaca el hombre.
"Las bibliotecas son un lugar en el que conectarse con la sociedad", subraya. No solo con la sociedad más cercana -no es un espacio en el que solo te relaciones con tus iguales, como los recursos para personas sin techo-, sino también con el mundo. Allí pueden leer la prensa de sus países -los que son de fuera- y recibir noticias de los suyos. "Me gusta llegar el primero, a las 10, cuando abren, para coger un ordenador", expone este hombre, conocedor también -tiene más información que el 010- de las bibliotecas en las que tienen prensa en francés.
MUCHO MÁS QUE UN LAVABO
Sobre el uso de los lavabos, Esteban es un hombre de recursos. "Está bien poder usar los de la biblioteca, pero no es lo más importante. Para ir al lavabo puedes ir al Mc Donalds. La biblioteca es mucho más", subraya este francés vestido con una gorra y una camiseta con una 'estelada' que usa las bibliotecas, por ejemplo, para estudiar inglés -"nos dan los libros que no les interesan, los que no tienen el código de barras ni nada"- y hasta para redactar dos planes de negocios. "Estoy trabajando en la creación de dos empresas", asegura este singular emprendedor.
Además, apunta, si te comportas -"hay personas que no lo hacen"- en la biblioteca puedes estar tranquilo. "Sabes que no te van a echar". "En la FNAC también puedes pasarte toda la mañana, o en el Mac Donalds con un café, pero si vas muy seguido acaban llamándote la atención. En la biblioteca, en cambio, si respetas las normas, -concluye- nadie va a decirte nada".
Fuente: El periódico de España
Véase además:
Biblioteca Sant Pau del Raval
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| Esteban en la biblioteca Sant Pau del Raval. (Foto: ALBERT BERTRAN) |
Conoce a la perfección los horarios de las bibliotecas de la ciudad. La de L'Hospital -"en la calle las conocemos por la calle donde están, no por el nombre"- abre solo los martes y los jueves por la mañana. "Y los sábados, claro. Los sábados por la mañana abren todas". Nacido en Toulouse, Esteban tiene 42 años y hace cuatro y medio que vive en Barcelona, donde ha pasado dos y medio en la calle. "Ahora estoy en una habitación, aquí mismo en Riereta", cuenta. Dice aquí mismo porque habla desde el centro de día de la Fundación Arrels en esa calle, donde también es un habitual.
"Lo primero que haces cuando estás en la calle es buscar dónde desayunar cerca de la biblioteca", cuenta. Los martes y los jueves es fácil, porque cerca de la biblioteca de Sant Pau -la de Hospital- hay varios lugares que ofrecen a las personas sin techo un café con leche y una tostada sin pedirte nada. "Está el alemán, y otro sitio en Robador", explica. Ambos lugares están en el camino entre el local de Arrels y la biblioteca, un camino corto, todo queda en el Raval, que hace rápido, pese a andar con muletas.
Depende de por dónde ande, y de esos horarios que domina a la perfección -igual que las horas de conexión a Internet disponibles por semana y carnet-, acude a una o a otra. Además de la de Hospital, frecuenta la de Girona -la Sofia Barat-, la de la Estación del Nord -la Fort Pienc-, la de la Rambla -la Andreu Nin (ahora a punto de trasladarse al Borsí), la de Sant Pere Més Baix -Francesca Bonnemaison.
UN SITIO DONDE SENTARSE
"Lo primero que agradeces de la biblioteca es tener un sitio donde sentarte. Donde estar a gusto tanto en invierno como en verano, y donde poderte conectar a Internet. Mucha gente lo que más valora es al conexión a Internet", cuenta Esteban, a quien le informaron de las facilidades que ofrecían las bibliotecas públicas de la ciudad en la calle. "Cuando estás en la calle haces red. Cuando alguien descubre algo lo comparte con el resto de compañeros, y el recurso de la biblioteca es algo que todo el mundo en la calle tiene muy presente", destaca el hombre.
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| Esteban vive en las calles de Barcelona. |
MUCHO MÁS QUE UN LAVABO
Sobre el uso de los lavabos, Esteban es un hombre de recursos. "Está bien poder usar los de la biblioteca, pero no es lo más importante. Para ir al lavabo puedes ir al Mc Donalds. La biblioteca es mucho más", subraya este francés vestido con una gorra y una camiseta con una 'estelada' que usa las bibliotecas, por ejemplo, para estudiar inglés -"nos dan los libros que no les interesan, los que no tienen el código de barras ni nada"- y hasta para redactar dos planes de negocios. "Estoy trabajando en la creación de dos empresas", asegura este singular emprendedor.
Además, apunta, si te comportas -"hay personas que no lo hacen"- en la biblioteca puedes estar tranquilo. "Sabes que no te van a echar". "En la FNAC también puedes pasarte toda la mañana, o en el Mac Donalds con un café, pero si vas muy seguido acaban llamándote la atención. En la biblioteca, en cambio, si respetas las normas, -concluye- nadie va a decirte nada".
Fuente: El periódico de España
Véase además:
Biblioteca Sant Pau del Raval
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