No olvidemos escuchar al bibliotecario

¿Cómo es considerado el bibliotecario en las diferentes instituciones donde se desempeña? ¿Su tarea es reconocida? Una nueva columna de opinión de Rosa Monfasani para seguir visualizando nuestra profesión.


Esta columna se fue encadenando con comentarios que los colegas, a quienes agradezco su participación, hicieron hace un tiempo y que traigo a colación luego de haber presentado otros temas que también nos preocupan.

Existen ciertas carencias en nuestra vida profesional en las que seguramente estamos todos de acuerdo y que debemos dejar plasmadas por eso expreso “escuchemos al bibliotecario”.

En el libro abierto de la imagen indiqué algunas de las tareas que se realizan habitualmente, y es solo para que nos vean y no perdamos presencia. Si pasáramos sus hojas veríamos que, además el bibliotecario, investiga, escribe, informa, se actualiza, se comunica con los usuarios y como dije en la columna anterior también los escucha.

Aquí me quiero referir a como es o no es considerado el bibliotecario en las diferentes instituciones donde se desempeña. Comienzo a enumerar algo de la problemática, según el aporte de los colegas y de la que me hago eco.

Norma Novello comenta: “…me desempeñé durante varios años en todos los niveles: Inicial, Primario, Secundario, Secundario de adultos y en un Instituto terciario. Es necesario que el bibliotecario conozca los diseños curriculares, los planes de estudio, las miradas de cada institución y participe activamente en la elaboración de los proyectos, que mantenga reuniones periódicas con docentes y directivos, que participe de las jornadas institucionales donde dé a conocer las actividades que se realizan desde la biblioteca para que los docentes comprendan que el trabajo de un bibliotecario va mucho más allá que acomodar libros o dar la hora del cuento”.

Coincido Norma con esos conceptos y agrego otras cuestiones que se presentan con los bibliotecarios para ocupar los cargos que les corresponden.

1. Instituciones educativas. A) Bibliotecarios escolares de primaria y secundaria: sus funciones y cargos en la biblioteca suelen ser ocupados por maestros o profesores. No son considerados en la planta permanente y en algunas oportunidades son destinados al aula para su cuidado. B) Bibliotecarios de terciarios y de universidades, suelen ocupar sus funciones y cargos de planta otros representantes no bibliotecarios: cuando el responsable se retira, el cargo puede ser usado en otra área de la institución y el próximo responsable deberá ocupar una categoría menor.

En ambos casos no se considera la función que cumple el bibliotecario, no suelen ser tenidos en cuenta en la planta principal y solo se puede mantener el cargo cuando se obtuvo por concurso. O sea, se puede reclamar si existe un instrumento que de alguna forma lo haya legalizado.

Betty Farana de Formosa dice que en el interior de su provincia “hay escuelas en todos los niveles que no cuentan con bibliotecarios o estos espacios están cubiertos con personal docente de otras áreas que están con cambio de tarea...”

2. Bibliotecas Especializadas. Algo similar sucede con este tipo de bibliotecas, debido en principio a la falta de reconocimiento de la profesión. Muchas de estas no tienen profesional bibliotecario a cargo, como sucede en alguna de las grandes bibliotecas que deben definir las políticas bibliotecarias del país, y que deben constituirse además en guías de acción para otras unidades de información.

Como dice la bibliotecaria de Córdoba (capital), que se anuncia como ISIM-Biblioteca-J. V. Lescano: 
“conocer debilidades, fortalezas y legislación existente son las herramientas que posibilitan iniciar un posicionamiento para repensar la profesión bibliotecaria”.

3. Bibliotecas populares. Pablo comenta el 2 de marzo que: 
“En el caso de las bibliotecas populares la falta de profesionales es una cuestión estructural ya que en muchas provincias no existe la carrera de bibliotecario, y debido a esta razón desde la Conabip no se exige… bibliotecario en las populares sea un profesional con título, o al menos estudiante. Esto conlleva a una gran suma de carencias en las bibliotecas (muchas no tienen políticas de desarrollo de colecciones, no se establecen sistemas de organización de la información, etc.)”.

Respondo a este comentario: aunque la carrera de bibliotecario no existe en muchas provincias, hay instituciones en el país que la dictan a distancia, allí podrían cursar quienes estén interesados en obtener el título. Por otro lado, la CONABIP debe exigir siempre bibliotecario graduado para que la administración y gestión en este tipo de bibliotecas de carácter público se haga como corresponde. Además, el bibliotecario tendría que percibir un sueldo acorde y cumplir con cierta cantidad de horas para poder atender a los usuarios.

Volvemos para los casos citados, al planteo que he manifestado en diferentes oportunidades: inexistencia de “políticas bibliotecarias”, de una reglamentación que no solo nos defina por la tarea que realizamos, sino que realmente nos proteja y nos posibilite insertarnos en la sociedad. Esto solo podrá lograrse con la participación de toda la comunidad bibliotecaria: asociaciones, redes, escuelas, bibliotecas y bibliotecarios.

Así cómo es disímil la profesión y su desarrollo entre los diferentes países, acontece lo mismo en nuestro país. Las ciudades capitales tienen más posibilidades de ampliar sus áreas de acción y conseguir otros beneficios para los bibliotecarios y la población, lo que no sucede generalmente en el interior de cada provincia.

Por eso vuelvo a insistir en el diseño de un sistema nacional de información donde se definan los diferentes tipos de bibliotecas, la necesidad de que los bibliotecarios estén al frente de las mismas, el quehacer profesional en ellas y que todo esto se pueda planificar en forma normalizada a nivel país. El acceso a la información deberá estar inserto en la educación, en lo cultural y en lo que atañe a cualquier proceso social, tecnológico y científico. En suma, en toda la sociedad.

Cuando digo No olvidemos escuchar al Bibliotecario, me estoy refiriendo a que como en toda disciplina el profesional debe estar presente en las decisiones bibliotecológicas en cualquier ámbito donde haya una biblioteca o se realicen funciones que atañen a esta profesión.

Gracias por estar y participar.


* Rosa Monfasani 
es Bibliotecaria y Profesora en Ciencia de la Información por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Mi Facebook: @RMonfasani


Comentarios

  1. Súper interesante su ilustre Rosita. Coincido con todo lo expuesto. Además agrego que son pocas las provincias que cuentan con un Sistema de Bibliotecas Escolares bien armados.
    Por estas latitudes, Tierra del Fuego Antártida e Islas del Atlántico Sur, fue la segunda sino mal recuerdo en tener tal dicha. Esto no quita que los cargos ocupados por estas figuras estén a la altura de las circunstancias técnicas, ni bibliotecológicas. Aún tenemos dependencia con el Ministerio de Educación Provincial. Si bien estamos enmarcados bajo un escalafón, no quiere decir que tenemos terreno ganado, pues, todo lo contrario. Seguimos luchando con ciertas ocurrencias que tienen algunos actores escolares (docentes y directivos), en reconocer la función y eje de trabajo.
    No somos los tapa huecos, ni mucho menos los auxiliares de cátedras pedagógicas didácticas.
    Los bibliotecarios no son parte de un currículo escolar. Somos un área tan importante como una secretaría escolar.
    Con los infinitos recursos que podemos hacerles llegar a los docentes, resulta increíble aún en este siglo, seguir escuchando "necesito el librito rojo de la otra vez", o "necesito que me cubras un rato el grado, la maestra ya viene. Léele cualquier cuentito" Santo Dios, ¡somos unos magos!. Y así podría enlistar la idea.
    Hasta nos dicen que somos los hacedores de la cultura... (sin palabras).

    No dejemos a los colegas que también están en órbitas lejanas a su función, digo esto, y aclaro que, no se capacitan y se conforman con el puestito, total cobramos todos igual.

    Este, no es mi caso, sino más bien siempre intento dar lo mejor para una biblioteca, cultura y razón social.

    Hay tanto para cambiar en este sistema de Tierra del Fuego, que todo es una ilusión.

    Mis felicitaciones su ilustre Rosa. siempre es un gusto leerte.
    ¡Tu emperador!

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  2. Gracias @RodrigoLastreto espero que los colegas se interesen por estos aspectos recurrentes desde hace tantos años y aporten sus sugerencias.

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  3. Es un problema, que se vive aun en las universidades donde se da la carrera de Bibliotecología, porque ejemplo, la biblioteca central de Puan (Filo- UBA) y algunos de sus centros de investigación las bibliotecas no son atendidas por bibliotecarios. Lo que se logra es un lugar que tiene problemas de inundación, olores, espacios no aptos para el estudio y consulta, y cuando preguntas en mesa de entrada por ayuda o un ejemplar, la respuesta es fíjate en la PC. Unas computadoras del año del jopo, con un SIGB horrible para la recuperación de información y búsqueda bibliográfica, y nadie te orienta si no sabes usar ese catalogo horrible, las personas que "atienden" solo hacen circulación.

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