Así se escriben los haikus, los poemas japoneses para liberar la mente y vivir el momento

Poderosas y envolventes, estas piezas poéticas son un entrenamiento para captar un instante de nuestra vida y al tiempo sintonizar con la profunda armonía de la naturaleza.


Escribir poemas zen nos enseña a encriptar la realidad desde una mente liberada  (Albert Asensio)

Los haikus son piezas breves que apelan a la espontaneidad. El arte de saber vivir el presente y conectar la naturaleza y aquello que nos rodea para comprendernos a nosotros mismos. Vivimos en el ego, con sus planes y agendas, pero la realidad es cambiante y el campo circundante se mueve en direcciones distintas a nuestro deseo. Escribir haikus nos enseña a percibir el presente y plasmarlo de una forma directa e inmediata.

Son muchas las definiciones de haiku, desde poema breve intenso, profundo, fresco, sugerente, evocador e íntimo a impresión inmediata de lo que uno percibe sin el filtro de la razón. Técnicamente es un poema de tres versos sin rima, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente que se escribe desde la espontaneidad de lo que uno siente en comunión con el entorno. No manda la razón, ni la belleza de la prosa sino la captación del instante. En ese deseo de la filosofía Zen o el mindfulness de vivir en el presente o la atención plena.

Haiku, piedra arrojada al estanque de la mente para disiparla o calmarla. Poema de tres versos en el que el todo lo expresado es un instante en la eternidad.

Escribir poemas zen, nos enseña a encriptar la realidad, desde una mente liberada que atiende a todo cuanto acontece sin mediar tiempo para la razón.

Expresión zen que habla de la inmediatez y el valor de percibir del momento presente. Un aprendizaje que nos cuesta y tenemos olvidado, pero que nos recuerda que todo lo que tenemos es la posibilidad de disfrutar de cuanto acontece.

Más allá de planes que generan expectativas, nos queda la aceptación de la inmediatez. Quien se entrena en la escritura de poemas zen no sólo desarrolla su imaginación y comunicación sutil, sino la capacidad de percibir el presente. La percepción del espacio vacío y el silencio.

El gran poeta Matsuo Basho autor de Las sendas de Oku, decía que para componer un buen poema zen se trataba de ver, oír, tocar, oler, gustar y sentir sin preconcepción ni prejuicio del ningún tipo. Hallar lo universal en lo interior de cada uno, y ser capaces de abrir el horizonte personal a la inmensidad que nos rodea.

Escribir poemas improvisados despierta nuestra parte espiritual, el lenguaje simbólico y la magia de la intuición. No se trata de ser prisioneros de un patrón ni de la imposición de escribir bien, sino testimoniar la experiencia de contemplar la naturaleza y comunicar lo que esta nos transmite.

La poesía zen parte del satori o insight en el que uno percibe cuanto acontece y le rodea. Normalmente, se refiere a un fenómeno natural. El Zen como el Tao, considera al ser humano como parte de una inmensidad con la que ha perdido relación.

La poesía deviene entonces una manera de conectar y expresar ese sentimiento profundo de comunión. Mística natural y depurada que no atiende tanto a la belleza formal sino a la autenticidad de la captación del instante.

Tiempo presente y percepción inmediata del fenómeno natural. La poesía haiku es un entrenamiento para sintonizar con la profunda armonía de la naturaleza.

Una forma de creatividad expresada en poemas que son espacios de sanación de todos cuantos vivimos en la urbe. Anhelos reprimidos o apreciaciones reales de un paisaje que nos habla de nosotros mismos. Un haiku puede contener el infinito en tres estrofas que esbozan la imagen de la eternidad.

La profundidad del ser y la naturaleza contenidas en la sencillez y concisión de unas breves palabras. La magia del orden japonés más ancestral como recurso para depurar nuestra mente y atemperar el alma.


Cinco reglas para escribir un haiku

1 La métrica. Un haiku es un poema breve, generalmente de 17 sílabas dispuestas en tres versos de 5 / 7 / 5 sílabas. Normalmente, hay que ceñirse a esta métrica, pero se pueden hacer excepciones, sin sentir la imposición de que encaje estrictamente. Los tres versos sirven para contener la extensión y comprender que se trata de la exposición de una percepción inmediata y breve.

2 La naturaleza. Este es el tema principal que debe contener todo haiku. La naturaleza, la percepción, atmósfera o evocación de ella. El ser humano en su relación más profunda o fusión con la naturaleza es lo que da sentido a la poesía haiku. Quien escribe un haiku ama y comulga con la naturaleza.

3 Tiempo presente. Se escribe en presente, condensando un instante de eternidad. El haiku es el arte de la captación del instante. La realidad natural tal y como acontece. Sin interpretaciones rebuscadas que se salgan de la inmediatez. En ocasiones, esto puede llevar hasta la sorpresa.

4 El valor del detalle. Capacidad para describir la atmósfera de una forma precisa, simple y detallada. Pueden aparecer aromas, brillos, texturas y neblinas. El paisaje exterior proyecta el horizonte interior.

5 Intimidad. Un haiku es una reflexión personal e íntima que evoca soledad y cierta nostalgia o por qué no, entusiasmo o éxtasis. El espacio vacío es de suma importancia. El silencio habla y comunica.


Sus grandes beneficios 

1 Silenciar la mente. El poema no se piensa, se percibe la sensación de la atmósfera en armonía con la naturaleza. Uno contempla la montaña hasta convertirse en ella…Cada poema es una piedra arrojada al estanque de la mente.

2 La integración con el todo. Al escribir haikus, meditamos en espacios naturales en los que desarrollamos la capacidad de fundirnos con aquello que nos rodea. Aprendemos a establecer una atención plena sin mediación de la mente racional entre nosotros y el medio natural. Ver lo universal en la particularidad de un elemento. 

3 Empatía e hiperlucidez. La percepción zen de los haikus establece una forma de empatía armoniosa y sencillamente lúcida, ajena a sofisticaciones y grandes elaboraciones mentales. Las cosas son como son o de la manera que las percibimos en el instante con una lucidez que con la práctica se va afinando. Aprende a contemplar la vida sin más. 

4 Simplifica. El arte de la concisión nos enseña a simplificar. Explicar la inmensidad desde el detalle. Ser capaces de percibir lo esencial, despojándonos de lo superfluo es uno de los grandes beneficios de practicar la poesía haiku.

5 Escribir para conocerse. Un haiku expresa quien eres en cada momento porque en la captación del instante cada uno de nosotros es distinto. Describes algo que acontece sin tu participación ni manipulación, dejando de lado preocupaciones o ideas. Al dejar de lado a tu personaje principal con su mente pensante, aparecen otras partes de tu personalidad que podían estar soterradas. Escribiendo haikus no sólo percibes la naturaleza exterior desde la inmediatez sino aquello que anida en tu interior.


Cinco poemas haiku

1 “Un viejo estanque, 

Se zambulle una rana, 

Ruido de agua.” Basho

2 “Se va el otoño, 

Y escondido en la hierba, 

Un arroyuelo.” Shirao

3 “Quemando leña 

Escucho como llueve, 

Tarde de otoño.” Ryookan

4 “Amanecer

Bruma del monte Asama

Repta sobre la mesa.” Isa

5 “Hierba de estío:

Combates los héroes,

Menos que un sueño.” Basho


Fuente: La Vanguardia (Por: Alexis Racionero)



Comentarios

  1. Gracias. Me emociono. Soy Persona,


    Bibliotecaria, lectora y escritora, incluyo la creación de estos poemas en mi . Cordialmente, Matilde.


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