La flor púrpura, de Chimamanda Ngozi Adichie

La sorprendente primera novela de Chimamanda Ngozi Adichie, ganadora del Commonwealth Writers' Prize como Best First Book. Una conmovedora historia sobre una virulenta relación familiar ambientada en un África de conflictos políticos y sociales. Edición especial limitada con prólogo de Gabriela Ybarra. Gentileza Penguin Random House.

Título: La flor púrpura (edición especial limitada)
Autora: Chimamanda Ngozi Adichie
Sello: LITERATURA RANDOM HOUSE
Precio sin IVA: $ 299,00
Fecha publicación: 02/2018
Idioma: Español
Formato, páginas: RÚSTICA, 304
Medidas: 14 X 21,5 X 1,8 mm
ISBN: 9788439732945
Temáticas: Ficción moderna
Colección: Literatura Random House
Edad recomendada: Adultos


SINOPSIS:

La joven Kambili, de quince años, y su hermano mayor Jaja llevan una vida privilegiada en la ciudad de Enugu. Viven en una hermosa casa y frecuentan un elitista colegio religioso, pero su vida familiar dista mucho de ser armoniosa. Su padre, un poderoso y respetado hombre de negocios, es un fanático católico que alienta expectativas de cariño imposibles de cumplir. 

Cuando los jóvenes visitan durante unos días a la cariñosa y atrevida tía Ifeoma en su humilde apartamento, descubren un mundo totalmente nuevo: el rico olor a curry que inunda el lugar, las continuas risas de sus primos, las flores exuberantes, la calidez, el respeto a las ideas, la libertad, el amor y la ausencia de castigos. Al regresar a su hogar, transformados por la libertad conquistada, la tensión familiar crece de forma alarmante.

En La flor púrpura oímos la voz de una juventud que rechaza las prohibiciones que se ciernen sobre su vida y que ahogan a su pueblo. Un relato tierno, sereno y conmovedor sobre los lazos familiares, la pasión de la adolescencia y la represión, y que trasciende el paisaje de una Nigeria convulsa para cobrar un cariz universal.

FRAGMENTO DEL LIBRO:

"Todo empezó a desmoronarse en casa cuando mi hermano, Jaja, no fue a comulgar y padre lanzó su pesado misal al aire y rompió las figuritas de la estantería. Acabábamos de regresar de la iglesia. Madre dejó las palmas encima de la mesa y subió a cambiarse. Más tarde, las entrelazó formando unas cruces que se combaban por su propio peso y las colgó en la pared, bajo la foto de familia enmarcada en dorado. Allí se quedaron hasta el siguiente Miércoles de Ceniza, día en que las llevamos a la iglesia para incinerarlas. Padre, que como el resto de oblatos lucía vestiduras largas de color gris, ayudaba cada año a distribuir las cenizas. Su fila era la más lenta porque se esmeraba en presionarlas con el dedo pulgar para formar una cruz perfecta en la frente de cada feligrés mientras pronunciaba despacio, dando sentido a cada una de las palabras, «polvo eres y en polvo te convertirás».

Padre siempre se situaba en el primer banco para la misa, en el extremo junto al pasillo central, y madre, Jaja y yo nos sentábamos a su lado. Él era el primero en recibir la comunión. Casi ningún feligrés se arrodillaba para recibirla en el altar de mármol bajo la rubia imagen de tamaño natural de la Virgen María, pero padre sí. Al cerrar los ojos apretaba tanto los párpados que su rostro se tensaba en un gesto contrito, y entonces sacaba la lengua tanto como le era posible. Después volvía a su asiento y contemplaba al resto de la congregación que se dirigía al altar con las palmas de las manos juntas y estiradas, como si sostuvieran un plato en posición perpendicular al suelo, tal como el padre Benedict les había inculcado. A pesar de llevar ya siete años en Santa Inés, seguían refiriéndose a él como «nuestro nuevo párroco». Tal vez habría sido distinto de no haber tenido aquella piel tan blanca que le confería aspecto de nuevo. El color de su rostro, de un tono entre la leche condensada y la pulpa de guanábana, no se había oscurecido en absoluto a pesar del intenso calor de los siete harmatanes que había pasado en Nigeria y su nariz británica seguía siendo tan estrecha como siempre, aquella nariz que me hizo temer que no fuera capaz de aspirar suficiente aire el día en que llegó a Enugu. El padre Benedict había cambiado algunas cosas en la parroquia, como el hecho de insistir en que el credo y el kirie solo se recitaran en latín, el igbo no se aceptaba; tampoco el hacer palmas, que tuvo que reducirse al mínimo, no fuera a ser que comprometiera la solemnidad de la misa. En cambio, sí que permitía los cantos ofertorios en igbo; él los llamaba cantos indígenas, y al pronunciar la palabra «indígenas» las comisuras de sus labios se curvaban en un gesto forzado. Durante sus sermones, el padre Benedict solía referirse al Papa, a padre y a Jesús, en ese orden. Ponía a padre de ejemplo para ilustrar los Evangelios..."

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¿QUÉ DIJERON SOBRE LA OBRA?

«La historia sensible y conmovedora de una niña expuesta demasiado pronto a la intolerancia y a la cara más horrible del estado de Nigera.»
J.M. Coetze

«Adichie está configurando la historia de su país. Es afortunada, y nosotros, sus lectores, lo somos aún más.»
Edmund White

«He aquí una nueva escritora dotada con la habilidad de los antiguos contadores de historias.»
Chinua Achebe

« La flor púrpura es una novela con una inteligencia y candor especial, que se lee con desgarro y alegría.»
Babelia

«Un libro imprescindible, como todos los suyos, y donde encontramos exactamente la misma magia que hace de cada uno de sus personajes de papel seres de carne y hueso, naturales, creíbles, 100% veraces.»
Librópatas

SOBRE LA AUTORA:

Chimamanda Ngozi Adichie nació en Nigeria en 1977. Pasó su infancia en la ciudad de Nsukka, sede de la Universidad de Nigeria, en una casa que anteriormente había sido habitada por el célebre escritor nigeriano Chinua Achebe.

A los diecinueve años se trasladó a Estados Unidos con una beca para estudiar Comunicación y Ciencias Políticas en la Universidad de Drexel, en Filadelfia. Continuó su formación en la Universidad Estatal del Este de Connecticut, donde se graduó en 2001. Más adelante profundizó sus conocimientos en escritura creativa en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, y realizó un máster de estudios africanos en la Universidad de Yale.

En 2003, mientras se encontraba en Connecticut, publicó su primera novela, La flor púrpura, que fue muy bien recibida por la crítica y obtuvo el Commonwealth Writers# Prize for Best First Book.

Su segunda novela, Medio sol amarillo, alabada, entre otros, por el escritor nigeriano Chinua Achebe, fue galardonada con el Orange Prize for Fiction. También es autora del libro de relatos Algo alrededor de tu cuello. Su novela, Americanah, fue elogiada por la crítica y premiada con el Chicago Tribune Heartland Prize 2013.

Web oficial de Chimamanda Ngozi Adichie: click aquí

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Instagram: chimamanda_adichie

Más detalles sobre la biografía: “The Chimamanda Ngozi Adichie Website”


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