Libros libres, en una heladera convertida en biblioteca popular

Es la segunda que mutó de esa forma en la ciudad y está en la plaza de Villa Marta. Fue inaugurada con un festival que atrajo a un centenar de vecinos.



El domingo pasado al mediodía, una heladera comenzó una nueva etapa en su existencia, al convertirse en biblioteca popular. Es la segunda en su tipo en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba y fue instalada en la Plaza de la Paz, de barrio Villa Marta, en un evento que reunió a un centenar de vecinos y artistas de la ciudad.

Cuatro horas de sol, música, comidas y mates bastaron para renovar el entusiasmo de los organizadores y contagiar a los vecinos en una propuesta cultural que ya tuvo una experiencia muy positiva a pocas cuadras.

La agrupación Envecinados llevó a cabo el evento, apoyados por la Red de Construcción Ciudadana. La iniciativa incluyó amurar en el playón de la plaza de Villa Marta una vieja heladera acondicionada para albergar libros libres.

Además de la presentación de esta biblioteca de libre acceso para los vecinos, hubo presentaciones artísticas por parte de Ariel Borda, Enrico Barbizi, Norma Picone, Ángel Morales y el grupo ContraCoro Al Resto. Durante el evento, adultos y niños compartieron el espacio verde rodeados de libros.

“Esto es todo un experimento antropológico que estamos haciendo y que nos está dando muchos y muy buenos resultados. Hoy llegaron muchísimos vecinos que se acercaron espontáneamente, que prestaron colaboración y se entusiasmaron con la biblioteca. Son ellos los que terminan cuidándola, reponiendo los libros”, explicó María Eugenia Bonino, de Envecinados.

La primera biblioteca fue instalada seis meses atrás en Bustamante y Cardeñosa.

Medio año después, se mantiene en cero el número de daños a la heladera y los libros, lo que para los vecinos es un orgullo y una motivación para replicar este tipo de propuestas culturales.

Entre 50 y 60 libros fueron dejados para que sean retirados libremente y esperan que, al igual que en su primera experiencia, la biblioteca tenga recambios en función de lo que proponga el barrio, con los libros que vayan dejando para que otros puedan disfrutar.

“Tuvimos que salir a buscar comida porque esperábamos a menos gente, fue muy buena la respuesta. Hemos recibido muchos libros donados que ya iremos viendo cómo se reponen, de acuerdo con el aporte de los vecinos. Hay que ver cómo resulta esta experiencia para saber si vamos a tener que volver a llenarla de libros”, agregó Bonino, entusiasmada por el resultado positivo de la experiencia.

Soleados

Esta vez, la fresca y soleada jornada acompañó de manera brillante, aunque el cambio de fecha hizo que uno de los números artísticos más esperados no pudiera presentarse, ya que Carlos “Pecas” Soriano tuvo que bajar su participación.

Con el lema “Llevame, disfrutame, traeme”, quienes promueven esta iniciativa buscan no solo motivar la lectura, sino también generar un espacio cultural para los vecinos y una madurez del cuidado del espacio público. La experiencia con la heladera instalada hace meses los estimula y los hace pensar que no puede salir mal.

También destacan la colaboración vecinal y ponen el ejemplo del sorteo realizado durante el evento de ayer: los premios fueron donados por los comercios del barrio.

La historia de las heladeras

La idea de convertir las heladeras viejas en bibliotecas populares nació hace cuatro años en la escuela Gabriela Mistral, de barrio Juniors, cuando alumnos de segundo grado pensaron ideas para que la gente se acerque al lugar a encontrarse a través de los libros.

Armarios y heladeras fueron reconvertidos, así, en espacios destinados al almacenamiento de libros que quedaban libres para ser retirados, leídos y luego devueltos por cualquier personas del barrio, o llevados con reemplazo previo.

De esta manera, el control de los ejemplares queda en manos de los usuarios.

Barrio Jardín también tiene su biblioteca fría. Con el objetivo de recuperar la vereda como espacio de encuentro, el narrador Rubén López, de la agrupación Vení que Te Cuento, puso una heladera naranja con libros en Salvador Maldonado 3140. Cuando el espacio fue quedando chico, tuvo que sumar otras dos, repletas de libros, y que fueron puestas en la vereda de su salón de fiestas infantiles y espacio de lectura y cultura.

La biblioteca fue instalada en octubre de 2016, y rápidamente fue incorporada por los alumnos de la escuela Nicolás Berrotarán.

Fuente: La Voz

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Jujuy: Transforman heladeras en bibliotecas

Más de cuarenta heladeras, que sirvieron para poner a la venta gaseosas, serán transformadas y convertidas en nuevas "bibliotecas sustentables" en las que, ahora, se exhibirán libros que buscan acercar la pasión por la lectura en las comunidades indígenas de Jujuy.

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Convierten heladeras en bibliotecas para que los vecinos lean más

En dos barrios de Córdoba, la gente puede sacar ejemplares gratis con el compromiso de devolverlos. La idea nació de un grupo de niños de la escuela Gabriela Mistral hace tres años. Los libros están libres, sin candado ni custodia. La intención es promover la lectura y generar espacios de encuentro comunitario. Se solicita a los lectores que, si pueden, disfruten de una publicación y donen otra.

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Bibliotecas libres y solidarias: todos a leer

Bajo la premisa de tomar un libro y dejar otro, las bibliotecas callejeras invitan a quienes tengan ganas de leer alguno de los títulos que están entre los estantes. La idea, nacida en Europa, prendió en muchas ciudades de nuestro país. En esta oportunidad, compartimos varias de las iniciativas locales que buscan promover la lectura en niños, jóvenes y adultos.

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