Las bibliotecas de Barcelona están de huelga

Se realizan paros en 39 de los 40 centros. Los trabajadores reclaman por falta de personal y deterioro del servicio.

Jóvenes usuarios, el lunes, ante las puertas cerradas de la biblioteca Jaume Fuster de Barcelona. (JOAN SÁNCHEZ)


Hasta los escasos oasis empiezan a dar señales de la pertinaz sequía presupuestaria tras casi una década de restricciones en el ámbito público. Los trabajadores de las Bibliotecas de Barcelona, modélica red de 40 centros, 12 años consecutivos puntuadas por los usuarios como el mejor servicio de la ciudad, han convocado, por vez primera en su historia, una serie de paros parciales, que, tras el del lunes de la semana pasada, ayer alcanzaron su segunda jornada y ya hay prevista una tercera para el día 17. Si el pasado lunes fueron 36 los equipamientos que la secundaron, ayer ascendieron a 39 las que cerraron entre las 15.30 y las 18 horas. A tenor de las quejas del comité de empresa del Consorci de Biblioteques de Barcelona (CBB), la ejemplarizante institución no lo sería tanto: dotación insuficiente de personal, mayormente interino y para el que no se convocan oposiciones desde hace una década, deficiencias en el servicio por reducción presupuestaria en partidas como la compra de libros y material de consulta, falta de mantenimiento en las instalaciones y hasta indefensión de los trabajadores frente a episodios de violencia, para los que no se tendría ni tan siquiera un protocolo de actuación.

Las movilizaciones, que han recibido por el momento el apoyo de 1.500 usuarios a través de las firmas recogidas por los bibliotecarios, no han logrado que los responsables del CBB se sienten, por ahora, a negociar. “Hacen caso omiso, pero llevamos así años: ni en los cuatro últimos, con gobierno de izquierdas con la alcaldesa Ada Colau o con el socialista Jaume Collboni cuando su paso por el Instituto de Cultura, se han dignado a abordar esto; y la situación es insostenible: hasta una auditoría externa ha constatado graves casos de estrés y ansiedad en el personal”, afirma Iris González, secretaria del comité de empresa.

El colectivo lamenta que la red de bibliotecas vaya creciendo con el personal congelado. “Se abrieron dos bibliotecas, como la del Clot [2013] y la de Sant Gervasi [2014] sin incrementar la dotación humana, recortando la plantillas de las otras bibliotecas…. Cada vez que hay elecciones se prometen más centros, pero no se pueden abrir si no hay personal”, asegura la portavoz de los trabajadores, en referencia a las cuatro que anunció en campaña hace unas semanas el alcaldable de ERC Ernest Maragall para los próximos años. Se trataría de las de Sarrià, Sant Martí de Provençals, Sant Gervasi y El Borsí (en el barrio gótico). Según sus cálculos, desde 2011 se han abierto ocho nuevas bibliotecas “y sólo las del Clot, Sant Gervasi y la Montserrat Abelló, en Les Corts, han absorbido 30 de las 35 personas incorporadas a la plantilla desde entonces y los poco más de tres millones de euros en que creció el presupuesto entre 2011 y hoy; por eso hay muchos mostradores donde hemos de poner el cartel de cerrado por falta de gente o como en la Abelló, el personal ha de hacer turnos de 12 horas dos días a la semana per poder cubrir el horario de apertura al público”.

Como plan de choque, los trabajadores reclaman un incremento de entre un 10 y un 15% de personal, de 40 a 60 personas a tenor de una plantilla estructural compuesta hoy por 409 personas, el 70% de las cuales serían interinas, según las cifras que barajan. “Al menos, una persona por centro”, reclama González, que cree que es una cifra “factible de asumir” por el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona, las instituciones que conforman el CBB, creado en 2001. También denuncia la reducción de personal itinerante destinado a reforzar centros puntualmente fruto de “la necesidad de quedarse fijos ahí donde refuerzan porque no hay gente”.

A esa situación añade González las graves deficiencias detectadas en el mantenimiento de los equipamientos. “Hay muy a menudo problemas de goteras, como en la de El Carmelo, que traspasa las cinco plantas, o hasta en la más nueva de la Montserrat Abelló en Les Corts; y también es usual que revienten los circuitos de aire acondicionado: en 2018 tuvieron que cerrarse cuatro bibliotecas por ello”, apunta, amén de problemas como “impresoras u ordenadores estropeados más de medio año” y otras deficiencias que “los usuarios empiezan detectar”. Más grave sería la, según sus cifras, disminución de un 15% del presupuesto en la compra de libros de los últimos años o la situación de indefensión del personal ante agresiones de usuarios. “Somos equipamientos que abren todas las horas todo los días de la semana: las agresiones verbales, acosos y hurtos son frecuentes y los miembros de seguridad no suelen estar fijos... Yo he vivido tres episodios en 10 años… Además, cuando ocurren no tenemos el apoyo del consorcio a la hora de denunciarlo, no hay protocolo alguno y tampoco se incorporan a la plantilla perfiles de educadores ni mediadores sociales que podrían mitigar todo esto”, lamenta González.

“Está claro que falta personal, tanto que hasta falta el jefe de personal”, admite el gerente del CBB, Ramon Bosch, que espera cubrir esa vacante “antes de julio”. Con esa figura incorporada querría abordar “una amplia revisión de los horarios para optimizarlos porque tenemos un colectivo donde muchos se acogen a reducciones de jornada o son frecuentes las libranzas por asuntos propios… En cualquier caso, no se pueden asumir 50 ó 60 trabajadores más en plantilla porque, además, no todos los equipamientos necesitan una persona, hemos de valorarlo biblioteca por biblioteca: tenemos una empresa externa que está analizando las parillas de los horarios”. Bosch, que cifra en 21,2 millones de euros el presupuesto del consorcio para este año y que rebaja a “un 50%” el personal interino de las bibliotecas de Barcelona, admite que “quizá no se debieron abrir las del Clot y Sant Gervasi, pero se prefirió esa opción a externalizar los servicios” y asegura que el modelo a seguir en las próximas aperturas (la primera de las cuales la de Sant Martí de Provençals, que se conocerá como Biblioteca Gabriel García Márquez, “en 2021”) será “el utilizado para la Montserrat Abelló: parte de personal nuevo y otro proveniente de la Llongueras, que redujo horario al pasar de biblioteca de distrito a de proximidad”. Aclara, además, que “los trabajadores saben que se van a convocar 24 plazas de bibliotecarios, 134 de técnicos auxiliares, 11 de personal subalterno y hasta una de un técnico en ciencias sociales, además de 20 plazas más de soporte auxiliar a bibliotecas”, enumera. Los trabajadores recuerdan que se han de convocar y que eso sólo regularizaría a gente que ya trabaja en el servicio.

Niega también el gerente del CBB que se hayan reducido las partidas para compra de libros (“la Generalitat ha subido esa partida en 2017 y 2018 en 130.000 euros más cada año”) y que se hayan producido “agresiones físicas: no tenemos constancias de denuncias; es cierto que no hay un protocolo, pero sí criterios, amén de que hemos casi triplicado el presupuesto de vigilancia privada en los últimos tres años, se han instalado cámaras de seguridad en ocho bibliotecas y en tres, las de Sant Pau, la Jaume Fuster y la de Horta, hay personal de seguridad fijo”. Lamenta, además, que los trabajadores hayan escogido estas fechas “cuando aún se ha de constituir el consistorio; esperaremos a que pase el chaparrón y en septiembre hablaremos con calma porque si hay algo que nos une es el amor a las bibliotecas y al libro y la voluntad de servicio”.

Fuente: El País de España

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Consorci de Biblioteques de Barcelona

Comentarios

  1. Una realidad mundial. Los empleados de bibliotecas tenemos que hacer de todo, DE TODO! incluso hacerle el trabajo a nuestros jefes...nos exigen que hagamos trabajo administrativo revisando planillas y simultáneamente debemos atender público. En lo personal me siento defraudada por la profesión, soy técnico y lo único que hago es prestar notebook.

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